Ya pasó un mes desde que me dieron de alta y estaba en el apartamento con una pesadilla, desarmar una laptop.
Por quinta vez desde que lo conozco, la laptop de Mario, el amigo de Cristian, había dejado de funcionar. Esta vez no bastaba con una limpieza y renovar los antivirus del sistema operativo, simplemente porque ya ni siquiera encendía. Ahora me tocó abrirla y desentrañar que era lo que estaba mal para poder ver si tenía vida.
La cosa no pintaba bien.
De por si desarmar una laptop siempre me parecía una pesadilla, por todos los tornillos y cada pequeña cosa que debes tener en cuenta, porque de lo contrario si lo haces mal, puede que al momento de volverlo a armar te sobren piezas.
Una vez logré quitar todo y acceder a la tarjeta madre, se confirmaron mis sospechas.
Murió.
No sé cómo diablos hizo para que los moles sufrieran un corto, pero lo hizo. Testeé todo, el corto que sufrió mató todo en la tarjeta madre.
Solté todo lo que tenía en las manos y suspiré.
── Sentido pésame. ──Dije con cansancio a la nada.
Mario se la había dado a Cristian en un intento desesperado por salvarla, Cristian me la dio, y aunque él no la había visto, solo con conocer a Mario supo que estaba muerta.
Lo más curioso es que no se atrevió a venir, asumí que era por la vergüenza de la condición en la que la dejó.
Pero lo cierto es que Mario se había distanciado un poco, quiero creer que es porque ya ellos están entrando en la última etapa del proyecto, la cual es de lo más estresante.
Mi celular suena y contesto de inmediato al ver a mi pelirrojo.
── ¿Servicios funerarios? ──Pregunto en broma. Lo escucho reír y aquello me hace sonreír.
Me encanta hacerlo reír.
── Supuse que eso me dirías. ──Dice con diversión── Aquí está Mario conmigo llorando por la perdida.
Ya iba a ser medio día, Cristian estaba por salir de la Universidad, pero luego iría al trabajo. Mario igual, por lo que ninguno podría venir todavía.
── Si, bueno. Menos mal había enviado su proyecto al profesor, de lo contrario estaría frito. ──Río un poco.
Escucho como Mario pregunta a lo lejos si ya no hay nada que hacer.
── No. ──Digo antes de que Cristian me lo pregunte── Todo está muerto, es como si le hubiese prendido fuego y luego armado todo de nuevo. Que se busque una nueva y la valore.
Cristian no podía dejar de reír.
── Eres adorable, Ballerina. ──Me sonrojo de la vergüenza, escuché como sus compañeros comenzaron a burlarse de él, seguido de él defendiéndose── ¡Si! ¡Estoy enamorado! ¿Y qué?
Menos mal no estoy allí, me moriría de la vergüenza.
Me cuelga, y creo que lo hizo para no escuchar lo que sea que le dijeron, lo prefiero así.
Me voy a la cocina para preparar algo, recordando vagamente mi última conversación con mamá.
Está embarazada.
Ella está bastante preocupada con la noticia, por la edad, su relación con papá…
La verdad es que también me preocupa.
Suspiro y me concentro en lo que hago para no pensar en eso.
Pasa toda la tarde y yo estoy de lo más inquieta. Me quedo viendo la sala, y luego de pensarlo un rato, coloco una canción y me quedo de pie en el centro de la sala.
Sé que no puedo hacerlo, pero no puedo evitarlo.
Apenas me puse en relevé, comencé a sentir la punzada en la cadera, aquello hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas de inmediato. Aun así, comencé a dar pequeños giros, los más sencillos de realizar, solo que con cada segundo que pasaba insistiendo en realizarlos, el dolor aumentaba.
Me detuve de golpe, sosteniéndome la cadera.
Para mi mala suerte, llega Cristian, viéndome con las manos en la masa.
── Ballerina, sabes que… ──Al ver mis ojos llenos de lágrimas, suelta el aire── Ballerina, tú eres mucho más que el baile, el baile no te define, tú defines al baile. Sigues siendo Rebeca, y tu vida no se define por lo que no puedes hacer, sino por todo lo que aún tienes por delante.
Hago una mueca.
── Solo un paso más. ──Pedí con la voz rota.
Él se apoya en la pared para verme con atención.
Levanto la pierna derecha como suelo hacerlo, extendiéndola hacia arriba por completo.
Jadeé ante la fuerte punzada que aquello me hizo sentir, pierdo el equilibrio y bajo la pierna de inmediato, comenzando a temblar por los sollozos contenidos.
── Ballerina…
Me acerco a él con dificultad, él al ver como estoy cojeando se acerca rápidamente para tomarme entre sus brazos, yo rodeo su cintura con mis piernas. Lloro en su cuello, cada sollozo deja ver el dolor que siento al no poder hacer lo que solía hacer, todo por la imprudencia de no ver antes de cruzar una miserable calle.
── Lo lamento. ──Murmuré.