Bailando Hacia Ti

Capítulo XXXVIII

Cristian

Veo a la enfermera revisar a mi Ballerina, mientras que July y Erwin se mantenían en una esquina en silencio.

El ambiente es tenso, no sé de qué hablaron cuando July comenzó a llorar, pero parece que no sirvió de nada. Siguen igual o peor, la única razón por la que no me voy es porque no quiero que Rebeca despierte sintiendo ese ambiente.

Cuando la enfermera se retira, entra mi hermana, Karen.

── Ven.

Volteo a ver a July, quien me sonríe.

── Estaré al pendiente de ella, tranquilo.

── Gracias. ──Murmuro y salgo de la habitación. Antes de que pueda preguntar qué pasó, veo al conductor de porquería── Ah, eres tú.

Cómo lo odio, apenas intentó justificarse diciendo que Rebeca cruzó de forma distraída, me lo comí a gritos. ¿Cómo se atreve? ¿Cree que puede conducir como quiera por toda la ciudad? Hay personas mayores a las que se le dificulta caminar, hay que ser conscientes y respetar los malditos semáforos.

Y de solo recordar la consecuencia que le dejó a mi Ballerina por esto…

Se acerca a mí con una expresión culpable.

── Lo lamento, de verdad. ──Dice── ¿Cómo está la chica? ¿Puedo verla?

── Ni hablar. ──Digo de inmediato.

── Cristian… ──Karen intenta apaciguar mi enojo, solo que es imposible.

Que se metan con mi Ballerina… es inaceptable.

── No. ──Gruño y observo al conductor── Si tanto te arrepientes, aprende a conducir de una buena vez. ¡Jodiste la cadera de mi novia!

Todos me observan, sorprendidos de que levante la voz. Pero no pienso detenerme.

── Cristian, cálmate.

── Que no. ──Ella retrocede al ver mi expresión. De solo recordar lo que dijo el médico, hace que quiera matarlo── Créeme que te enviaré cada factura, mientras tanto, lárgate de aquí antes de que te atropelle de regreso.

── De verdad lo lamento.

── Me importa muy poco que lo lamentes. ──Gruño── Dejaste muy claro tu justificación cuando dijiste que ella cruzó de forma distraída, ¿y si hubiese sido un niño corriendo? ¿y si era una persona mayor que no puede esquivar?

── No quise…

── Lárgate antes de que te patee. ──Karen me observa sorprendida.

Quiero seguir gritándole, pero soy interrumpido.

── ¿Todo bien? ──Volteo y allí se encuentra Mario, él al ver cómo quería despellejar vivo al conductor, se dirige a él sin pensarlo── ¿Te estás metiendo con mi amigo?

Entorno los ojos.

── Eh… ──Me relajo un poco al ver como retrocede ante la presencia de Mario.

Mi amigo es intimidante, y cuando se lo propone, sientes miedo con solo verlo. Como ahora.

Mario se acerca a él.

── No te conozco, déjame presentarme. ──Toma su mano y la aprieta con fuerza.

Karen salta antes de que hagamos un desastre.

── Ni se te ocurra, Mario. ──Le advierte y mi amigo se tensa, ella lo empuja y Mario simplemente se deja estar, soltando al idiota en el proceso. Karen vuelve a observarme── Cristian, solo quiere disculparse, ¿puedes mantener la calma dos segundos mientras lo hace?

Refunfuño de mal humor.

Lo escucho de mala gana, él parecía ponerse nervioso ante mi mirada, y apenas intenta acercarse a la puerta para disculparse con July y Erwin. Mario se coloca en frente de esta, cruzándose de brazos. Es allí cuando deja de insistir.

── Mario. ──Gruñe Karen.

── Si López no quiere que se acerque, no lo hará. Fin de la historia.

El conductor se rinde y se va sin decir otra palabra.

── Ustedes son imposibles. ──Se queja mi hermana.

── La cadera, Karen. ──Digo mientras me quito los lentes y froto mi rostro, los ojos me arden horriblemente── ¿Cómo diablos le diré lo de la cadera a mi Ballerina? ¿Has pensado en cómo lo va a tomar?

── Sabes que no lo hizo…

── ¡Sí ya sé! ──Ella salta del susto── ¡Sé que pudo haber salido peor! ¡Pero eso no le quita importancia a que le jodieron los sueños!

Mis gritos hacen que la puerta de la habitación se abra, en ella, sale Erwin. Quien me observa con algo de sorpresa.

── ¿Todo bien?

Suspiro.

── Sí. ──Digo lo más calmado que puedo, poniéndome de nuevo los lentes── ¿Despertó?

── No. ──Entonces lo veo observar a Mario.

Mario lo mira fijamente sin decir nada, sorprendentemente se queda quieto y calmado a pesar de que Erwin parece estar juzgándolo a más no poder. Supongo que por los tatuajes que llegan hasta su cuello.

Luego de un minuto, mi amigo se cansa de su silencio.

── Soy Mario Ochoa. ──Le tiende la mano y no la aparta, aunque Erwin se tarda en estrecharla── Soy el mejor amigo de López.




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