Bailando Hacia Ti (colección: Caleidoscopio de Emociones #1)

Capítulo XI

Escribo con algo de desgana en el cuaderno, intentando con todas mis fuerzas hacer la tarea que es lo único que puedo hacer en estos momentos.

Había terminado de revisar la computadora que me trajeron Cristian y su amigo de la Universidad, y ahora no sabía qué hacer con mi vida.

Ya desde hace unos días que estoy aquí, y estaba igual o más inquieta que estar en mi propia casa. Ayer había limpiado el apartamento dos veces para intentar hacerme sentir mejor, solo que hoy al despertar, cuando quise hacer lo mismo, me encontré con la sorpresa de que Cristian había escondido todos los implementos de limpieza para que no pudiera hacerlo.

Era la única manera de sentirme útil, Cristian había pasado de trabajar media a jornada a jornada completa, ahora al salir de clases debía ir y salía de noche algo tarde, aquello me hacía sentir culpable.

Tocan el timbre y yo arrugo la frente, totalmente extrañada.

Al estar frente al intercomunicador me encontré algo aterrada de quien se podía tratar, no sabía quién podía ser y la idea de que fueran mis padres me aterraba.

Aun así, respondo.

── Uhm... ¿Hola?

── ¿Mm? ──Una voz femenina se escuchó del otro lado── ¿Cristian?

Maldita sea, no quería dejarlo mal.

── Cristian no está, soy su prima.

Bueno no creo que le moleste esa mentira, él dejó que yo creyera que su prima era su novia.

── ¿No está? Que extraño… ──Hubo un momento de silencio que no supe muy bien como llenar── ¿Puedo entrar a esperarlo? Soy una vieja amiga.

── Vale.

Y presioné el botón para dejarla pasar al edificio.

Cuando le abro la puerta del apartamento, mi timidez se apodera de mí.

── Pensé que eras May. ──Me sonríe algo apenada── Solo la conozco a ella lo lamento.

── No te preocupes.

Ella observa el sofá cama. Y no sé por qué, pero me sentí celosa de que lo observara con tanto detenimiento.

── Oh, no lo había visto. ──Comenta mientras señala el mueble.

── Creo que es nuevo. ──Respondí.

Y otro silencio.

Odiaba mis habilidades sociales, no solo yo me sentía incomoda, sino también las personas que estaban a mi alrededor, no sé cómo diablos Cristian se fijó en mí.

── Bueno, déjame presentarme. ──Dice extendiendo su mano── Soy Lisa.

Tomo su mano.

── Rebeca.

── Oh, que lindo nombre. ──Sonríe amablemente── Lamento preguntar, pero ¿Cuándo llegará Cristian?

Miré la hora en el reloj de la pared.

── La verdad ya debe estar por llegar.

── Oh, que alivio. No quiero incomodar.

Y otro silencio.

Maldita sea.

Sin poder evitarlo, me puse a reacomodar cualquier cosa que se veía mal arreglada o desordenada, aunque todo estaba bien porque ya había limpiado. Lisa me miraba algo intrigada y yo no sabía qué diablos decir para hacerla sentir cómoda, cuando Cristian llegue me esconderé en el baño y no saldré de allí jamás en la vida.

Entonces llegó.

Entró con una sonrisa cálida que desapareció al verme limpiar con lo poco que tenía.

── ¡Cris! ──Dijo Lisa, levantándose de un salto y abrazándolo con fuerza── ¡Como te extrañé!

Cristian quedó paralizado, y yo lo tomé como mi oportunidad de esconderme.

Caminé lo más rápido que pude al baño, encerrándome y regañándome por ser tan poco sociable.

Estaba de lo más avergonzada, seguramente ella le dirá que soy extraña, que no fui capaz de hacerla sentir bienvenida o que la hice sentir incómoda.

Ahora que lo pienso, no le ofrecí ni agua.

Tapo mi rostro con ambas manos con vergüenza.

Luego de varios minutos, escucho cómo se despiden y enseguida siento toques en la puerta.

── Rebeca, ¿estás allí? ──Era Cristian, se escuchaba sumamente preocupado.

Ah, qué vergüenza.

── Por favor, ¿sí estás allí? No sé qué piensas, pero de verdad no es lo que parece.

Aquello me llama la atención y me quedo en silencio para seguirlo escuchando.

── Ella y yo estudiamos juntos en el bachillerato y solo salimos un mes, quedamos como amigos. No sé si te dijo algo o no, pero…

Entonces abrí la puerta.

── ¿De qué hablas? ──Cuestioné confundida.

Ahora él se ve confundido.

── ¿No estás celosa?

── ¿Qué? No… ──Sacudí la cabeza, la verdad es que eso no pasó en ningún momento por mi mente── No quise pensar en nada de eso porque la última vez me sentí ridícula al estar celosa de tu prima.

── ¿Y por qué te encerraste?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.