Bailando Hacia Ti (colección: Caleidoscopio de Emociones #1)

Capítulo XV

Hoy era domingo, por lo cual ambos teníamos el día libre.

Usamos la mañana para descansar, lo cual fue muy agradable, pero como siempre me pasaba, ya para la tarde estaba demasiado inquieta y ansiosa por hacer algo, pero no sabía qué exactamente.

Llegué al punto de colocarme unos audífonos y dar vueltas por la sala de estar.

── Ballerina, si quieres podemos ir al parque para que bailes. ──Dijo Cristian al verme tan inquieta── Puede que el sol afuera te haga sentir mejor.

Y así lo hicimos.

Solo que sin darme cuenta estaba haciendo mi propia coreografía, inspirada bajo su mirada. Noté como poco a poco comenzó a serme indiferente que las personas me vieran de esta manera, por lo que comencé a hacerlo con más fluidez.

Cuando me detuve para tomar agua, sonreí al verlo jugar ajedrez con alguien, se veía tan serio que casi no lo reconocía.

── ¿Disculpa?

Volteo a una voz femenina a mis espaldas.

── ¿Sí?

── Disculpa si te incomodo. Pero es que te vi bailar hace un momento y… ──Empieza a buscar algo en su bolso── no pude evitar observarte, lo lamento.

Me sentí extrañamente incomoda.

── No se preocupe. ──Dije cortésmente y cuando intenté alejarme, me detuvo.

── Es que tengo una academia. ──Alcé las cejas al escucharla y ella encuentra lo que estaba buscando, una tarjeta. Me la tiende y yo la tomo algo dudosa── Me gustaría que te inscribieras.

Chasqueo la lengua.

── Es que no creo que…

── ¿Qué no crees?

Comienzo a toser del susto al ver a Cristian a mi lado, claramente interesado en la conversación.

── Hola, un placer, soy María. ──Cristian le tiende la mano── Le decía a la chica, que tengo una academia de baile, y la verdad es que me gustaría tenerla en el equipo.

── Perfecto. ──Acepta Cristian quitándome la tarjeta de las manos para ver la información en ella.

── Pero…

── ¿Tiene costo de inscripción? ──Pregunta él por mí.

── Normalmente sí, pero… ──Veo como María me observa con total fascinación, haciéndome sonrojar── podemos llegar a un acuerdo, eres muy talentosa. De verdad me gustaría que vayas.

Cristian me miró de forma suplicante, por lo que asentí.

── La llamaré. ──Prometí.

Ella chilla y se despide de nosotros.

Miré a Cristian, quien se veía más emocionado que yo por la oportunidad.

── ¿Lo pensarás? ──Me miró totalmente ilusionado.

── Las clases comenzaran en cualquier momento, tú sabes que ellos avisan casi a dos días de iniciar, y no creo que con las clases y mi trabajo me dé mucho tiempo para esto.

── Renuncia al trabajo. ──Propone como si nada.

── Pero…

── Por favor, ya la escuchaste, podemos llegar a un acuerdo. ──Cuando iba a llevarme el pulgar a la boca, él lo detiene en el camino, me sonrojo al darme cuenta── Mira, sé que te incomoda la idea de no trabajar, pero de verdad quisiera que lo intentaras.

── No creo que…

── Ponme condiciones. ──Ofrece.

── ¿Eh?

── Las condiciones que quieras, las cumpliré cueste lo que cueste. ──Afirma acercándose a mí── Si quieres limpiar el apartamento como si tuvieras un trastorno obsesivo compulsivo no te detendré siempre y cuando lo intentes.

── Cristian. ──Dije con advertencia.

Yo no limpiaba tanto… ¿o sí?

── Por favor, por mí.

Ruedo los ojos, algo divertida al escucharlo como niño pequeño.

── ¿Por qué insistes tanto en este tema? No lo entiendo.

── Quiero que cumplas tus sueños, quiero que lo experimentes y puedas lograrlos.

── Pero… ¿por qué?

Se muerde el labio, y yo regresando el gesto que él tuvo con mi mano, con mis dedos saco el labio de sus dientes. Él carraspea nervioso antes de volver a hablar.

── Porque la vida es corta. ──Sujeta mis caderas── Estuviste reprimida mucho tiempo, es momento de que comiences a volar.

Mi corazón se acelera.

── ¿Y si no lo logro?

── Igual tendrás éxito porque lo intentaste con todas tus ganas.

── ¿Tú crees?

── Claro que sí. ──Me besa fugazmente── Vive tus sueños, Rebeca. Te has estado conteniendo por años para poder hacerlos, acepta la mano que te doy y hazlo sin culpa.

Sonrío conmovida por sus palabras, pero veo de reojo un movimiento a sus espaldas.

Al prestar más atención, casi puedo jurar que vi a alguien espiándonos entre los arbustos.

── ¿Está todo bien? ──Su voz me saca de mi trance.

── Sí, sí lo está. Solo… ──Digo concentrándome en el tema principal── Déjame pensarlo, ¿sí?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.