Poco más de una semana después, llega el fatídico día.
Estaba buscando qué diablos ponerme y no me decidía por nada.
── Ballerina, tus padres conocen toda tu ropa, ¿Por qué estás tan inquieta por eso?
Me muerdo el labio al escucharlo.
Mamá suele ser algo… exigente con lo que me pongo.
Yo siempre optaba por usar ropa casual, como camisetas, suéteres con un pantalón sencillo, algo que a ella no le gustaba mucho porque lo veía poco femenino, siempre terminaba por cambiarme repetidas veces antes de que a ella le gustara un conjunto.
Estaba intentando encontrar un equilibrio de lo que nos gusta a las dos, para poder sentirme cómoda y que ella no mirara de forma extraña mi vestimenta.
── Solo quiero verme bien. ──Mentí.
── Te ves perfecta.
── Para ti es fácil decirlo, todo hombre se ve bien con una camisa de mangas largas y ya está. Nunca he entendido como hay mujeres tan creativas como para usar tantos accesorios. ──Gruñí── Me volvería loca.
── Todos los hombres, ¿eh?
Reí algo nerviosa.
── ¿De verdad es lo único que escuchaste? ──Le cuestioné.
── Sip. ──Rodé los ojos ante su respuesta.
── Sabes a lo que me refiero.
── Mmm, no lo creo, ¿a qué te refieres?
Me quito por quinta vez la blusa que tenía puesta, doblándola para para probarme otra cosa.
── A que te ves increíblemente irresistible con esa camisa, ¿contento?
Ahora él ríe a carcajadas al escucharme.
Siento sus pasos acercándose a mí, abrazándome desde atrás.
Recordé las palabras de mamá, no sabía si era porque iba a verla, pero sus palabras hablando de mis pechos me hicieron sentir avergonzada e insuficiente, por lo que me cubrí sin pensarlo.
── ¿Qué sucede? ──Él pregunta al darse cuenta.
Bajo la mirada, indecisa.
── Nada.
── Sí sucede algo. ──Me gira y levanta mi mirada tomando mi barbilla── ¿Hice algo malo?
── No, no…
── ¿Entonces?
Me muerdo el labio, con fuerza. Esta inseguridad me estaba matando, por lo que decidí por sacarla de una vez antes de que me consumiera.
Cristian escuchó atentamente cada una de mis palabras, su expresión permaneció igual, no dijo nada, solo esperó con paciencia a que terminara de explicarle el porqué estaba así.
Entonces cuando guardé silencio, chasquea la lengua.
Sus manos que estaban en mis caderas, suben hasta llegar a mi espalda, justo donde estaba el broche del brasier.
── ¿Puedo?
Asentí.
Aparté mis brazos para que pudiera quitarlo, y una vez sin eso de por medio, las miró con detenimiento, enrojecí al tener tanta atención en esa zona.
── ¿Te preocupa esto? ──Dijo tocando la caída. Volví a asentir, incapaz de hablar── ¿Y si te digo que eso es normal que lo tengas así?
── Pero…
── Si no la tienes… ──Comenzó a explicarme── es porque estás operada.
── ¿Operada? ──Pregunté sin entender.
── Sí. ──Dijo acariciando mis pechos, sin ningún rastro de lujuria, solo cariño y ternura, aquello me conmovió── Es una caída normal, Ballerina. No debes preocuparte por eso, además, ¿he sido muy rudo contigo?
Enrojecí.
── No.
── No tienes de qué preocuparte. ──Sus manos subieron a mi rostro, sus pulgares comenzaron a limpiar lágrimas que no había notado── Eres hermosa, casi celestial, cada parte de tu cuerpo es perfecto y créeme que quiero cuidarlo.
── Bueno, ya. ──Hice una mueca al recibir tantos cumplidos.
── ¿Por eso te incomoda la ropa?
Quise hablarle de mamá, pero no quise abrumarlo con todos mis traumas en este momento.
── Sí, era eso. ──Suspiré.
── Ballerina, con cada prenda que te probaste, te veías increíblemente irresistible. Todas y cada una de ellas me hacían sentir como el hombre más afortunado de tener a alguien tan hermosa como tú, por favor, usa con lo que te sientas más cómoda, porque con cualquier cosa te verás perfecta.
Miré la primera blusa que me había puesto pero que me había quitado al ser muy sencilla.
Cristian lo nota y me la pasa.
── Pero tú te ves tan elegante y yo…
── El que se tiene que lucir esta noche con tus padres, soy yo. ──Besa mi cabeza antes de separarse── Si es la que quieres usar, póntela.
Me coloco de nuevo el brasier y me puse la blusa sin más, soltando un suspiro al sentirme cómoda de nuevo.
── Mucho mejor. ──Confesé, cerrando los ojos.
Y aunque no lo veía, sabía que me estaba sonriendo.