Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo XIV

──No ──espeto.

──Rebeca ──espeta de igual manera.

──Así estoy bien.

──Que no.

──¡No me vas a pagar esa radiografía! ──me quejo, sintiéndome completamente culpable al ver el precio de esa porquería.

¿De verdad eso es tan necesario? ¿Por qué no solo pueden sacar las muelas y ya?

Cristian sin importarle mis negativas, tira de mi brazo hasta entrar al laboratorio donde realizan esas radiografías dentales.

Había pasado ya tres semanas desde aquella tarde en su apartamento, y desde entonces se nos hizo costumbre pasar las tardes allí, simplemente hablando, jugando, comiendo y hasta yo bailando bajo su mirada. May también había terminado por ir un par de veces, convirtiéndose en una persona cercana para mí, creo que es la primera amiga que tengo en mucho tiempo.

Me di cuenta que Cristian trabaja casi todo el día los fines de semana, por lo que fueron los únicos días que no puede visitarlo. Tampoco era como si mis padres fueran a dejarme, mucho menos si decía que es mi novio.

Mi novio.

De solo pensar en esas palabras, mi corazón se acelera.

Sigo sin creer que él, siendo tan lindo y de lo más adorable, se fije en mí.

Ni siquiera mi mala relación con mi papá me había afectado desde entonces, y ni hablar de su hijo, apenas y había notado su existencia.

──Cristian, eso es costoso.

──No importa.

──¿Cómo qué no? ──pregunto escandalizada.

Pellizca mi nariz y me mueve hacia la chica en recepción, que nos mira con cierta diversión.

No importó cuanto me negué, perdí la discusión.

──Vaya. Esa cordal está casi totalmente horizontal. ──comenta Cristian observando la radiografía panorámica a contra luz──. ¿Ves aquí? Parece que lo que comentó el dentista es cierto, está empujando a las demás muelas, por eso sientes que el dolor se extiende por toda la parte derecha.

Me acerco a observar.

──¿Tú cómo sabes tanto?

──Pues, investigué mucho para saber cómo cuidarte.

Me sonrojo.

──Tonto ──balbuceo, avergonzada de sus palabras. Entonces la culpa regresa──. Cristian, quiero trabajar.

Guarda la radiografía para observarme con atención.

──¿Por qué?

──¿Cómo que por qué? Tengo que pagarte. ──Hago un puchero sin poder evitarlo──. Sé que trabajas los fines de semana, pero, ¿de dónde sacaste tanto dinero?

──Que no importa. ──Mira mi expresión llena de culpa y suspira──. Tenía algo ahorrado para casos de emergencias.

Siento que las palabras «para casos de emergencias» apuñalan mi espalda.

──Por mi culpa…

──Hey, hey. ──Besa mi frente──. Tranquila, no tienes que preocuparte por eso.

──Pero…

──¿Sabes cómo me puedes pagar? ──Su mirada se intensifica sobre mi──. Si te inscribes en una academia de baile.

Siento como mi ojo palpita del estrés, en definitiva, ganarle en una discusión es casi imposible.

──Sí sabes que eso cuesta, ¿verdad? ──Entonces veo sus intenciones──. ¡Ni se te ocurra! ¿En qué diablos trabajas? En lugar de pagarlo todo, consígueme un lugar allí.

Cristian ríe con ganas.

──Tranquila.

──Dime en que trabajas ──exijo.

──Mis padres tienen una empresa de transporte y prestan servicios a una compañía de entregas. Desde que salí del bachillerato he estado ayudándolos, trabajo allí los fines de semana como te dije. Y también ayudo a unos amigos en un emprendimiento que tienen, los ayudo a reparar y hacer mantenimiento a tarjeta de video y otros componentes.

──¿Amigos?

Asiente.

──Entre ellos, Mario.

Vaya.

──¿Estás ejerciendo ya?

──Claro, no veo por qué no. ──Enrojezco, de solo imaginarlo trabajar, me hace querer besarlo──. ¿Te sorprende? A mí lo que me sorprende es que el otro día te escuché hablar en un idioma desconocido para mí sobre un sistema operativo o algo así.

Comienzo a reír.

──No era nada del otro mundo.

──Creí que estabas hablando chino ──insiste.

──Como ves, soy buena en lo que hago, consígueme un lugar.

──No ──responde rápidamente.

──¿Por qué no?

──Quiero que bailes ──anuncia con firmeza──. Una vez me dijiste que nunca pudiste ir a una competencia nacional, de hecho, que no fuiste a ninguna. Dijiste que te habías quedado con las ganas de hacerlo.

──No puedo hacer eso, Cristian ──digo con tristeza──. Eso es muy costoso.

──¿Sí sabes que hay academias que dan becas? ¿Por qué no buscamos una?

Confieso que eso no lo había pensado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.