Luego de dos semanas del inicio de clase, aprovechamos los domingos al ser un día libre para ambos.
Usamos la mañana para descansar, lo cual es muy agradable. Pero como siempre me pasa, ya para la tarde comienzo a sentirme demasiado inquieta y ansiosa por hacer algo, pero no sé qué exactamente.
Sin contenerme, me coloco mis audífonos y comienzo a dar vueltas por la sala de estar.
──Ballerina, si quieres podemos ir al parque para que bailes. ──propone Cristian al verme tan inquieta──. Puede que el sol afuera te haga sentir mejor.
──No quiero molestarte…
──No lo haces. ──Me besa──. Vamos.
Salimos y vamos al parque más cercano. Que casualmente está recién remodelado, y a pesar de que hay bastantes personas, encontramos un espacio al lado de las rampas de Skate. Es solo llegar y ponerme a bailar, es increíble lo inquieta que estoy.
Sin darme cuenta, ahora me encuentro haciendo mi propia coreografía, inspirada bajo su mirada. Noto como poco a poco comienza a serme indiferente que las personas me vean de esta manera, por lo que los movimientos fluyeron con mayor soltura.
Cuando me detengo para tomar agua, sonrío al verlo jugar ajedrez con alguien, se ve tan serio que casi no lo reconozco.
──¿Disculpa?
Volteo a una voz femenina a mis espaldas.
──¿Sí?
──Disculpa si te incomodo. Pero es que te vi bailar hace un momento y… ──Empieza a buscar algo en su bolso──, no pude evitar observarte, lo lamento.
Me siento extrañamente incómoda.
──No se preocupe. ──digo cortésmente y cuando intento alejarme, me detiene.
──Es que tengo una academia. ──Alzo las cejas al escucharla y ella encuentra lo que estaba buscando, una tarjeta. Me la tiende y yo la tomo algo dudosa──. Me gustaría que te inscribieras.
Chasqueo la lengua.
──Es que no creo que…
──¿Qué no crees?
Comienzo a toser del susto al ver a Cristian a mi lado, claramente interesado en la conversación.
──Hola, un placer, soy María. ──Cristian le tiende la mano──. Le decía a la chica, que tengo una academia de baile, y la verdad es que me gustaría tenerla en el equipo.
──Perfecto. ──acepta Cristian quitándome la tarjeta de las manos para ver la información en ella.
──Pero…
──¿Nos diría el costo de inscripción? ──Pregunta él por mí.
──Claro, pero… ──Veo cómo María me observa con total fascinación, haciéndome sonrojar──, creo que podemos llegar a un acuerdo, eres muy talentosa. De verdad me gustaría que vayas.
Cristian me mira de forma suplicante, por lo que asiento.
──La llamaré ──prometo.
Ella chilla y se despide de nosotros.
Miro a Cristian, quien está más emocionado que yo por la oportunidad.
──¿Lo pensarás? ──pregunta con clara ilusión.
──Ya las clases iniciaron, Cristian. Estoy con lo del proyecto, y no creo que entre las clases y mi trabajo me dé mucho tiempo para esto.
──Renuncia al trabajo ──dice como si nada.
──Pero…
──Por favor, ya la escuchaste, podemos llegar a un acuerdo. ──Cuando voy a llevarme el pulgar a la boca, él lo detiene en el camino, me sonrojo al darme cuenta──. Mira, sé que te incomoda la idea de no trabajar, pero de verdad quisiera que lo intentaras.
──No creo que…
──Ponme condiciones ──ofrece.
──¿Eh?
──Las condiciones que quieras, las cumpliré cueste lo que cueste. ──afirma, acercándose a mí──. Si quieres limpiar el apartamento como si tuvieras un trastorno obsesivo compulsivo no te detendré siempre y cuando lo intentes.
──Cristian ──digo con advertencia.
Yo no limpio tanto… ¿o sí?
──Por favor, por mí.
Ruedo los ojos, algo divertida al escucharlo como niño pequeño.
──¿Por qué insistes tanto en este tema? No lo entiendo.
──Quiero que cumplas tus sueños, quiero que lo experimentes y puedas lograrlos.
──Pero… ¿por qué?
Se muerde el labio, y yo regresando el gesto que él tuvo con mi mano, con mis dedos saco ese labio de entre los dientes, sonrojándolo. Él carraspea nervioso antes de volver a hablar.
──Porque la vida es corta. ──Sujeta mis caderas──. Estuviste reprimida mucho tiempo, es momento de que comiences a volar.
Mi corazón se acelera.
──¿Y si no lo logro?
──Igual tendrás éxito porque lo intentaste con todas tus ganas.
──¿Tú crees?
──Claro que sí. ──Me besa fugazmente──. Vive tus sueños, Rebeca. Te has estado conteniendo por años para poder hacerlos, acepta la mano que te doy y hazlo sin culpa.