──Oh…
Sonrío algo desganada.
Después de casi tres meses de haberme ido de casa, me había decidido por visitar a mis padres y hacer un esfuerzo, aunque sea por partes, porque de momento solo mamá se encontraba en casa.
Ayer había ido para disculparme con mi abuela, y ella me contó que mamá y papá tuvieron una fuerte discusión, fue algo que desencadenó otros problemas, iniciaron hablando de mí, pasaron a temas de la casa, dinero y siguieron hasta los suyos como pareja. No pude obtener detalles sobre lo último.
Llegando al punto de que mamá tomó sus cosas y se fue de casa, dejando claro que no volvería hasta que Michael se fuera. Lo que más me sorprendió fue que papá aceptara.
Claro que… él le buscó dónde vivir. No quise pensar en eso a fondo.
Me siento mal por haber puesto a mamá en esa posición, pero al menos ya volvió a casa.
Mamá toca algo impresionada mi cabello.
──La verdad es que se te ve… bien ──murmura algo desganada, parece no gustarle del todo.
Ay, aquí vamos.
Me adentro en la casa algo temerosa, y junto a mi mamá siguiéndome me dirijo a dónde está mi habitación. Quiero buscar algunas cosas de ballet que dejé aquí, planeo usarlas el día de la competencia.
Y hablando de competencia…
──No sabía que volviste a bailar ──dice.
La veo de reojo mientras pongo un par de calcetines en el bolso.
──Ah, sí, bueno… fue una oportunidad que surgió.
──Ya veo…
Silencio.
¿Cómo puede ser tan difícil hablar con mi propia madre?
──Y este chico… ¿lo traerás por aquí algún día?
──¿Hablas de Cristian? ──le pregunto a pesar de que es obvio de que habla de él. Solo que me llama mucho la atención que ella sabiendo perfectamente cómo se llama, le sigue diciendo chico.
──Sí ──responde.
Arrugo la nariz ante la idea.
──No lo creo, papá lo odia ──digo con ironía, recordando a detalles todas las miradas que ellos dos han compartido.
──No es así, Rebeca.
──Bueno, solo lo repudia. ──Ella me mira mal──. Lo siento.
Mamá suspira.
──Solo digo que… tal vez todo mejore si intentamos, pues, acercarnos.
──Tal vez. ──Suspiro.
Cuando termino de guardar las cosas volteo a verla, está sentada en la cama, ella señala con la mirada su lado, pidiéndome que me siente con ella.
Accedo.
──Sé que… no tenemos la mejor comunicación, pero… me gustaría que poco a poco te abras más conmigo.
──No creo que…
──Poco a poco ──repite con una pequeña sonrisa──. A tu ritmo, solo… quiero ser más cercana a ti, Rebeca.
Otro silencio.
Trago saliva nerviosa antes de hablar.
──Bueno… estoy luchando con el proyecto para graduarme.
──¿Cuándo te gradúas?
──Si todo sale bien, en unos meses estaré defendiendo. Estamos a la espera de que nos digan una fecha exacta.
──Me encantaría ir a verte si me lo permites.
──Claro.
Miro mis pies, ya no se me ocurre que otra cosa decir, pero afortunadamente a mamá sí.
──¿Y por qué estás sufriendo con el proyecto?
──Pues, hay temas que aún se me dificultan, por lo que aún estoy en ellos.
Quiero quejarme con ella de los profesores, decirle que están jugando al ping-pong con Frank y conmigo, pero no quiero incomodarla con ese tema. A ella no le gusta hablar mal de nadie, siempre que lo hago me termina regañando, diciendo que es malo hablar así de los demás.
Ni siquiera insulta a los que se meten con ella, eso es frustrante.
──¿Por qué no le pides a tu papá que te ayude?
──Creo que la respuesta es obvia.
──Él está triste, siente que te falló ──dice mamá con tristeza.
──Razón no le falta.
──Rebeca…
──¿Qué?
──Te extraña, está triste porque piensa que lo odias.
¿Y por qué no busca hablarme sobre eso él mismo? El simple hecho de que no tome iniciativa dice mucho más de lo que me dice mamá.
──Ah, pues, pobre.
──No hables así de él. ──me regaña, pero luego suspira para relajarse un poco──. Mira, yo conozco a tu papá, es cerrado de sentimientos, no sabe muy bien como expresarse y suele ser bastante torpe.
──Yo también lo soy y no me ves con favoritos y pegándole a chicas llamándolas cualquiera sin darles el derecho a defenderse.
──Por favor, no te pongas así…
──¿Cómo quieres que me ponga? ──pregunto algo irritada──. En todo este tiempo, no lo he visto disculparse. Ni siquiera contigo cuando te habla feo, importándole poco si hay visitas o no cuando lo hace. Solo se disculpa con la biblia, pero hasta la fecha no he recibido ninguna visita de Dios dándome el mensaje de papá.