Bailando Hacia Ti (colección: Cde #1)

Capítulo XXVIII

Una vez fuera de la casa de Mason, noto como Cristian está acomodando de nuevo su gorra. Por lo que le ayudo, recojo los mechones rebeldes y los oculto como puedo.

──Cristian. ──Me mira──. ¿Hay algo que deba saber de este lugar?

Se muerde el labio, inquieto.

Vuelve a tomar mi cintura y comienza a encaminarme para irnos de aquí. Pensé que iba a ignorar mi pregunta, pero una vez salimos de allí y volvemos a la avenida principal, me habla.

──Hace años estuve por aquí, buscando a Mario ──cuenta──. Él estaba haciendo una tontería, y quise ir yo mismo a buscarlo, solo que… me di cuenta que mi cabello me da mucha desventaja. Llama mucho la atención, uso la gorra para sentirme seguro.

──¿Solo es eso? ¿Seguro? ──Asiente y besa mi cabeza──. ¿No es nada malo?

──Nada malo, Ballerina. Te lo aseguro.

──¿Y qué tontería hacía Mario? ──pregunto.

Hace una ligera mueca.

──Bebía mucho ──musita y no le pregunto más. No quiero faltar a la privacidad de Mario.

Durante todo el camino de regreso, me concentro en relajarme, ya que me siento demasiado tensa y Cristian también está igual. No puedo imaginar qué tipo de recuerdos tiene de aquel lugar.

Llegamos al apartamento y lo primero que hago es desmontar el sofá para convertirlo en una cama, queriendo hacerme un ovillo en él. Una vez allí, el sol que entra por la ventana me da en el rostro, lo cual me resulta agradable.

Veo de reojo como Cristian se va a su habitación sin decir otra cosa.

¿Se habrá molestado por mis preguntas?

Cierro los ojos, agotada. La culpa se hace presente al caer en cuenta de que a Cristian no le cae muy bien Mason que digamos, y yo le hice ir a su casa en una zona donde claramente le trae malos recuerdos. No puedo negar que siento mucha curiosidad, pero al estar Mario involucrado en esa historia, no quiero incomodar e indagar como una insensible.

Abro los ojos al sentir movimiento a mi lado, Cristian. Solo que…

──¿Qué haces? ──pregunto al ver cómo se acerca hasta quedar completamente sobre mí.

──¿Te he dicho que eres una informática sexy?

Cuando volteo la mirada, entiendo por qué se había ido a la habitación, había ido a buscar un preservativo.

Me quedo hipnotizada, viendo el envoltorio.

──Eh…

──¿No te lo he dicho? ──vuelve a preguntar.

──No. ──musito, viéndolo a los ojos de nuevo──. Aunque tengo entendido que se lo dijiste a May, y espero que, por tu bien, solo a ella. Eso me da vergüenza.

Él alza las cejas al escucharme.

──¿May te contó que se lo dije?

──Sí, lo lamento. No te enojes con ella.

Cristian niega con la cabeza.

──¿Y de casualidad no te dijo lo mucho que me acalora el verte hacer o decir cualquier cosa que tenga que ver con tu carrera?

Trago saliva con fuerza. No soy capaz de avergonzarme del todo, porque me pasó exactamente lo mismo con él ayudándome.

──Pero… no dije nada del otro mundo.

──¿Mmm? ¿eso crees?

Su mirada se torna oscura.

──¿Sabes? ──pregunta retomando la palabra, ya que yo me había quedado sin habla──. Me debes una.

Comienza a besarme. Yo solo me pierdo y me dejo llevar, sintiéndome en el cielo con solo sus besos. Pero cuando las cosas están escalando, mi celular suena.

──No contestes. ──pide Cristian mordiendo mi oreja.

Suelto un jadeo.

──Puede que sea importante. ──logro decir entre suspiros.

──No contestes, por favor.

──Cristian a mí nadie me llama, si lo hacen es por algo importante.

Cristian gime frustrado y se baja para recostarse a mi lado.

──Anda ──dice con un puchero──. Antes de que me arrepienta.

Lo veo quitarse los lentes y dejarlos a un lado, ese simple acto acelera mi corazón. Verlo sin esos lentes siempre me enamora más, es como tener dos novios diferentes.

Me muerdo una uña.

──Me estoy arrepintiendo ──advierte.

Rio y me siento para alcanzar mi bolso.

Es mamá, mmm…

──¿Hola?

──Hola, Rebeca ──saluda mamá──. ¿Cómo estás?

Miro de reojo cómo mi camisa está desabrochada y desordenada, de repente me siento incómoda ante la idea de tener que hablar así, recordando la última conversación que tuvimos y la inseguridad de mis pechos vuelve con fuerza. Debí hacerle caso a Cristian y no contestar el celular.

──Estoy bien. ──digo algo tensa, causando que Cristian se siente a mi lado para verme con atención, arrugando ligeramente los ojos a mi dirección──. ¿Cómo están ustedes?

Incluir a papá en la pregunta, es más difícil de lo que pensaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.