Entonces, ahí se encontraba, estando acostado con una temperatura que sin ser médico, era muy fácil distinguir no era la de una persona normal. Ardía, ardía mucho. Parecía que se había aferrado a eso en sus últimos momentos, un último abrazo, debió reconfortarle ya que estaba agarrandome con mucha fuerza, quizás debió haber recordado a su madre, bien dicen que un hombre busca a una mujer igual que la que lo crió, así como una mujer busca una figura que ocupe el lugar de su padre. Irónico, sabiendo que incluso buscan un reemplazo a una figura que nunca se hizo presente.
El tiempo pasa y solo me queda abrazarlo, recordarlo como lo conocí, era un tarde, si mal no me equivoco... ¿Quizás un jueves? Ay, no lo sé. La memoria jamás me ha razón para esta clase de cosas, pero si recuerdo el buzo que estaba teniendo, completamente rojo, lleva lentes, había comido un helado polito recientemente, lo sé porque yo también lo comí y lo sentí cuando lo bese. Esa tarde ni siquiera tenía que toparte con él, que casualidad más maldita del destino, un tipo me había escrito, me dejé la cuenta abierta en el cyber (Tonta yo), pero en vez de un secuestrador, me topé a un sujeto increíble. Estaba sola sentada en el columpio, se me acercó a hablarme, parecía un buen sujeto, hizo reírme por lo menos unas 2 o 3 veces, cuando me besó no estaba muy segura (Era mi primera vez y no estaba muy seguro de como debía de actuar), solo sé que el lo intentó y yo lo rechacé, luego yo lo besé. Debía estar segura de lo que estaba haciendo.