Bailemos en la oscuridad

Agradecimientos

Esta historia nació en diciembre de 2019. Unos meses antes había visto un video de patinaje sobre hielo de parejas y fue hermoso, creo que fue Verónica quien lo compartió, después de que lo vi dije: me gustaría hacer algo con eso, pero se quedó ahí. Y en diciembre, cuando terminé de ver una película con la ya muy utilizada idea de que un hombre se ofrece a cambiar el patito feo por un hermoso cisne. Por supuesto que me llegó el flash donde los papeles se invertían y él era el patito feo que convertían en cisne, pero que además esa a quien él le pedía que le hiciera el cambio, no era otra que su super, super mejor amiga ciega. Pero en esa primera idea, donde él llegaba tarde a su cena de ensayo y pedía el cambio era para hacer feliz a su novia. Entonces llegó la respuesta de esa mejor amiga de la que yo ni conocía el nombre; estaban en la tienda, ella le escogió algo hermoso y costoso y cuando él le preguntó qué pensaba y ella le dijo algo como: «Luces maravilloso, pero tú siempre lo haces». Y se suponía que desde ahí el tonto se percataba que quizás la mujer correcta era su mejor amiga… Y no me gustó. Detesto esas historias donde después de que recorren el mundo o viven miles de cosas voltean y ¡Ah, sí! Fíjate, ahí estás tú.

Como dice la maestra de mi nena: Me da un tuku tuku con un taka taka o como mis lectoras en México el telele, el soponcio, la chiripiorca y el patatús. Así que, lo deje ahí. Además, en aquel momento, según yo a Tu mirada en el tiempo le faltaban 15 mil o 20 mil palabras, había escrito 40 mil. Y me gusta dedicarle toda mi atención a los protagonistas que me cuentan su historia, serles fiel y escucharlos. Así que guardé la idea, como siempre hago.

A finales de enero de este 2021 comencé a investigar para otra historia que me está esperando desde antes de escribir La chica de Gent y en una historia de Instagram pregunté qué les gustaría que compartiera con ustedes y Nuria me preguntó si estaba trabajando en algo nuevo. Y eso fue como un choque eléctrico, en mi cabeza se sucedieron varias escenas y no eran de esa historia que investigaba, sino que de: Bailemos en la oscuridad.

Lo primero que hice fue escribir en Google: patinadora sobre hielo ciega y la primera en aparecer fue Molly Burke y la segunda Libby Clegg, atleta paralímpica, que participó en Dancing On Ice. Vi algunos episodios del programa, pero quien robó mi atención fue Molly Burke. A través de su canal de Youtube, ella comparte su día a día. Verla es una experiencia educativa e inspiracional. Su concepción sobre la discapacidad es la misma que yo comparto y es muy fácil percatarse por el vocabulario que utilizo en la historia, aunque reconozco que dentro de la comunidad hay diversidad de pensamientos y todos son respetables.

Después, cuando la historia fue avanzando, necesité ver muchísimos videos de danza sobre hielo y reconozco que esos fueron los capítulos que más difíciles se me hizo escribir y aun así no estoy segura de lograr captar en palabras esa magia que los patinadores crean sobre la pista. La forma de patinar de Eli y Alex está consolidada en dos parejas olímpicas: Tessa Virtue y Scott Moir campeones olímpicos en danza sobre hielo en las Olimpiadas de invierno en 2018 y Aljona Savchenko y Bruno Massot campeones olímpicos de patinaje artístico en las Olimpiadas de invierno de 2018. El patinaje de Tessa y Scott tiene ese romanticismo que sentí necesario para los programas de Eli y Alex, pero si tienen oportunidad de ver a Aljona y Bruno, así es como me los imaginé. Bruno Massot es un hombretón, demasiado alto en comparación con Aljona y la forma en que él la arroja por los aires y cuando vuelve a sus brazos, te hace contener el aliento. Hay un comentario en el video de su rutina en 2018 que dice: «La arroja como muñeca de trapo, pero la coloca sobre la pista como si fuera una base de cristal». Y para Alex, Eli junto con Isa es lo más preciado que tiene y siempre va a ser muy cuidadoso con ella en la pista.

En esta ocasión, Laura, mi correctora, se sentó junto a mí en las gradas para ver a Eli y Alex adueñarse de la pista y florecer. Fue una montaña rusa de emociones para las dos y ella fue la responsable de encontrar esos momentos que eran importantes, pero que no estaban claros. ¡Gracias, Laura por tenerle a esta historia tanto cariño como yo lo hago!

A todos los que he mencionado, ¡muchísimas gracias! Sobre todo, a ti, mi muy querido lector, por darle una oportunidad a mis letras y emocionarte con las historias que te entrego.

No quisiera despedirme sin antes decirte que tú eres el dueño de tu vida y que las limitaciones solo existen en nuestro interior, la libertad se puede alcanzar. Si enfrentas alguna situación en donde te sientes atrapado, por favor, busca ayuda de algún familiar, amigo o institución. Jamás, jamás, jamás, pienses que estás solo por muy oscuro que te parezca el camino.

¡Gracias, gracias, gracias por acompañarme en este camino de sueños y realidades!

Con mucho cariño,

 




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