Bajo el agua

Capítulo 2

Encuentro

Estaba tranquilamente durmiendo sobre unos arrecifes de colores, hasta que una onda de peces nadó velozmente y golpeo mi rostro con sus pequeñas aletas. Me estiré y abrí los ojos y me encontré con el océano más azul que no había visto desde hace ya mucho tiempo.

Nadé hacia la superficie y me di cuenta de que estaba en un lugar en el que jamás había estado, era un pueblo bastante alejado de la civilización de el sofocante Orlando. Hacía mucho calor al parecer, porque muchos humanos estaban nadando en la orilla y tomando el sol plácidamente. Nade tratando de evitar todo contacto con los humanos hacia un lado de un muro de piedras donde al parecer ningún humano podía verme y me arrastre hacía afuera del agua donde mi aleta comenzó a cambiar y convertirse en un par de piernas. Gracias al cielo había traído el vestido blanco que usábamos cuando íbamos a la tierra y de tela de un tipo de pez que los humanos desconocían por completo. Me lo coloque y me pare sobre mis piernas saliendo del muro de piedras totalmente descalza sintiendo la arena bajo cada uno de mis dedos.

Coloque una mano en mi cabeza por el dolor que sentía al estar rodeada de puros adolescentes hormonales teniendo las emociones como un pez globo sobre un borde de plantas. Y familias que estaban totalmente alegres y locos por sí fuera poco.

Conforme iba pasando a los humanos estos me voltearon a ver y se dejaron de mover y hacer lo que estaban haciendo. Incluso uno que otro adolescente hormonal me miro con los ojos saliéndose de sus órbitas.

-Hola!! -dijo un adolescente frente a mi repentinamente con el cabello marrón y ojos de un color un poco más claro- estas bien? Te ves cansada

Sólo pude mirarlo con mi mirada fría y penetrante mientras pasaba por su lado y le preguntaba sin mirarle a los ojos

-Tu hospital -mi gire a verlo y su espalda se tensó - ¿dónde está?

El humano me dio unas indicaciones y su nombre -que resulto ser Ryan- cuando término de hacerlo me di la vuelta y comencé a caminar a la salida de la playa aun sintiendo que a ese humano yo le atraía.

Al salir de la playa sentí el duro y caliente cementó bajo mis pies, no le di importancia comencé a caminar lentamente hacia el hospital del pueblo. Este era pintoresco y bastante agradable, para los humanos, que para mí resulto ser un estorbo y pérdida de tiempo pintar todas estas casas de todos los colores posibles.

Pude sentir como un humano se quedaba admirando mis marcas de nacimiento de colores negros como mándalas que me recorrían desde la clavícula, hasta el brazo derecho y parte del cuello. Ningún tritón o sirena tenía las mismas marcas, todas eran diferentes. Las mías eran demasiado sencillas y no eran grotescas.

Pase junto a una cafetería y mi piel se heló, se puso como el de una gallina y mire el porqué. Un chico de ojos como los míos y el cabello también como el mío me miraba detrás de la ventana.

Mis ojos y sus ojos se centraron perfectamente y los vi bien. Sus ojos cambiaban con el ambiente en el que nos encontrábamos. Esos eran los ojos de un tritón.

Los ojos de mi hermano.

El salió de la cafetería con las manos temblorosas y su corazón latiendo le como a mil x hora. Él me había abandonado cuando más lo necesite, él se fue en cuanto le pedí que se quedase, él se fue cuando encontró la felicidad con una humana y me dejo.

Él se plantó a unos 30cm de abriendo y cerrando la boca sin saber que decir, pero no lo hizo no le salió ninguna palabra de su boca y me crucé de brazos.

-Hola hermano -dije -que tal la vida con la humana?

Su rostro se volvió tieso y pude sentir como se preocupó y sintió triste, demasiado triste.

-Lena yo.

La puerta de la cafetería se volvió a abrir y salió una mujer con los brazos cruzados y cabello negro con ojos azules. Bastante calmada para mi gusto.

-Cariño!! -grito alegremente- quien es ella?

Entonces escuche no sólo un latido en su corazón, si no 2, mire la panza de la mujer y vi como un pequeño bulto comenzaba a formarse lentamente en su interior. Un bebe.

-ella es mi hermana Caelena -dijo con una mano- y ella es mi esposa y futura madre de mi hijo Estibaliz.

La humana a pesar de tener a un ser dentro de su interior me abrazo, pero yo no pude responder con ese acto de afecto humano tan extraño. Ella retrocedió y miro mis pies aún descalzos.

-Oh! ¿Como es que no llevas zapatos? -dijo sorprendida- entra!! ¡¡Te daré unos míos!!

-no -respondí fríamente - tengo que ir al hospital.




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