Bajo el agua

Capítulo 8

Si esto es el infierno, lo odio

De verdad que no sabía que estaba haciendo en una escuela, eso ya lo había pasado hace 200 años, era extraño, muy extraño, era otro gigantesco castillo que tenía ventanas por todas partes y también muchos rectángulos grises. ¡Parecía un castillo español del siglo antepasado!

Estaba frustrada, muy frustrada; ayer que había regresado de la playa mi hermano y Estibaliz me recibieron muy felices con unos regalos más, una máquina blanca-que según mi hermano te levantaba todas las mañanas de entré semana a la misma hora- con unos gigantescos números en rojo, y una caja más pequeña color blanca, que al abrirla me quede pasmada al ver que era como el aparato extraño con el que estaba hablando Emiliano el otro día pegado a su oído. Christian no tardo en explicarme que era un "celular" y era lo que los humanos usaban para hablar entre ellos, en pocas palabras: un sonar hecho de cables y un vidrio negro. También me enseño a mandar mensajes de texto -de verdad que tremenda pesadilla-, a instalar aplicaciones, subir y bajar el volumen, buscar algo en la web, apagar y prender el celular, que cada ves que se apague el celular y ya no prenda deba conectarlo a una cosa blanca que tiene un hilo muy grueso que se puede unir a la pared, y a usar una asistente que por arte de magia había quedado atrapada en el.

Olvide mencionar que ambos entraron en pánico al notar el parche en mi ceja, Chris lo quito y ya no había nada, solamente sangre roja seca. Tuve que explicarles lo que me paso en la playa y ambos se notaron asombrados, muy asombrados, tanto que tuve que repetirlo 2 veces. Después de eso me subí a dormir a mi habitación.

Suspire exasperada, esta mañana había sido muy extraña, la caja blanca sonó exactamente a las 5 de la mañana y me levanté de mi tranquilo y dulce sueño porque parecía como la alarma de ataque en mi pueblo. Me metí a bañar con agua tibia a una especie de cascada que se abría y cerraba con un simple movimiento de perillas. Me vestí con una blusa color blanco y unos jeans del mismo color, con una "bufanda" de color verde y unos zapatos grises que me hacían parecer más alta, después amarré mi cabello en una coleta alta y justo cuando di un paso fuera de la habitación Estibaliz me intercepto junto con otras 2 chicas, las 3 sostenían varios pinceles y cajas de plástico donde traían diferentes tipos de maquillaje.

-Hora de maquillarte.- y ahí comenzaron los 60 minutos más largos de mi existencia.

Las marcas negras de mi brazo, cuello y espalda fueron cubiertas por maquillaje a prueba de agua, al igual que mi rostro -según Estibaliz para que no se notará la diferencia de tonos- le pusieron un poco de color a mi rostro con maquillaje rosa y a mis pestañas, junto con las cejas, las delinearon y pintaron, también Estibaliz dijo que no era nada exagerado, que sólo esto me hacía tener un poco más de color a mi rostro para que no pareciera un "lienzo en blanco" que era muy hermosa y que ese lienzo tenía que ser pintado. Como Uds. Entenderán no entendí ni una almeja.

Salí de la casa y mi hermano me esperaba montado en la parte delantera del auto, al asiento continuo había una mochila negra que cuando me vio abrir la puerta para sentarme a su lado, la tomo y la lanzo hacia mi dirección -aunque estuviéramos a centímetros de distancia-.

-Adentro están unas libretas y un estuche con colores y plumas, también esta adentró tu celular y unos audífonos. Para cuándo no quieres que te molesten los vas a conectar junto al hoyo del cable del cargador del celular y te los vas a poner encima de la cabeza, para que la musica se empiece a reproducir en los oídos automáticamente solo tienes que decirle a el asistente: reproducir música y ella te la pondrá.-dice- ah! Y en la parte de atrás esta tu maleta de educación física para que te cambies a tu ropa deportiva.

Lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza rápidamente para poderme subir a la caja metálica de ruedas y que me comenzara a llevar directo a la escuela.

Tan pronto como baje del auto me dolió la cabeza como los mil demonios, miles de emociones empezaron a rebotar en mi cabeza como sí unos tiburones martilló jugarán a que tu eres una esfera de hielo para jugar con ella. Me gire a ver a Chris cuando el soltó en pequeño y apenas perceptible:Agh! Al momento de bajar de la caja.

Y ahora aquí estamos,viendo el edificio como idiotas, con los ojos abierto y la mirada hacia arriba por la altura monumental del castillo. Con alumnos entrando y saliendo de todas partes. Baje las 2 mochilas y saque mi celular para llevarlo siempre en los bolsillos del pantalón ya que según Chris -son muy caros y a la gente les gusta robarlos- si, sería mejor tenerlo a la vista.

-Bueno hermana- dice Chris mirándome- lista para el dolor de cabeza más grande de tu vida.

Y tal cual como dijo Chris nos dolió más la cabeza cuando ambos pusimos un pie dentro del edificio, si afuera era doloroso, adentro era peor. Miles de adolescentes estaban sacando y metiendo cosas dentro de lo que me dijo Chris que eran como las burbujas marinas que usábamos en el polo para guardar nuestras cosas cuando estábamos en la escuela de sirenas y tritones, adolescentes hablando y caminando por los pasillos del lugar. Había escaleras por un lado y puertas por todo el lugar. Nos detuvimos en una sala totalmente diferente, con paredes delanteras de cristal y con un gran letrero en el que se podía leer : dirección.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.