Bajo el agua

Capítulo 9

Dieta Roja

La cabeza callo en el escritorio con brusquedad, me estaba dando sueño esta clase. Seguía sin entender que era Química y eso me traía loca. Es más ni siquiera sabía que el agua estaba formada por H2O y queda cosa estaba formada por un elemento químico. Me re-incorpore de mi cabezeada apenada y mire avergonzada la cara de risa de mi compañero de pupitre, Leonardo me miraba con una sonrisa en su rostro aguantando la risa, sus mejillas estaban Rojas igual que un calamar e infladas. Quería reír. Que acción de lo más humana.

-¿algo que nos quiera compartir?- el maestro miraba en dirección a nuestro pupitre exasperado, los demás adolescentes del Salón nos miraban divertidos y curiosos. ¿Que su madre no les enseño a meterse en donde no les incumbe?

- Lo sentimos profesor -dice Leonardo antes de que yo pueda decir algo- mi compañera a visto a Laura y Tiago pasarse notas por debajo del escritorio y nos a dado gracia.

Los chicos mencionados se voltearon a ver con las mejillas Rojas avergonzada-mente, el varón hizo bola un pedazo de papel que tenía en una de sus manos y la metió discretamente en su sudadera negra.

-Señor Cipriano podría hacerme el favor de entregarme la nota que oculto en su sudadera por favor.

El chico se levantó de su asiento y le entregó la nota al profesor de mala manera.

~Desgraciado Leonardo~ escuche el pensamiento del chico.

El maestro desdoblo la nota con velocidad y la leyó más rápido que nada.

- Laura y Tiago acompañenme junto a su calentura a la dirección.

La chica explotó en vergüenza, me abrumo la cabeza, pero feo, muy feo. Coloque mis manos alrededor de mi cabeza tratando de aminorar el dolor, mire a Leonardo y el lo único que hacia era frotar su frente con una mano.

<<pronto te acostumbraras>> Leo dice en mi cabeza.

<<lo se, pero duele mucho>>

Después de eso cortamos el link y me miro divertidamente.

El maestro de esta clase era regordete, de piel Morena, con los ojos negros saltones y cabello canoso, pasando los cincuenta años. Me caía bien, era divertido y me ayudaba con algunos temas que tenía duda, y cuando decía algunos temas me refería todo. No entendía nada, nada de los nada.

El maestro salió acompañado de los 2 adolescentes calenturientos que irradiaban vergüenza y la clase se encontró en un silencio sepulcral hasta que un alumno que no logre identificar: -¡clase libre!

Toda la clase grito y juro que sentí que mis oídos iban a sangrar. Humanos gritones, me estan quitando la paciencia.

-¿y que quieres hacer ahora?- dice Leo

-nadaaa!! Quiero dormir-dicho esto recoste mi cabeza en el escritorio nuevamente.

Era verdad, cuidar de un humano es más difícil de lo que pensé, y cansado. Ahora tenía que dormir todos los días y lo detestaba demasiado.

-Debes estar activa princesa- dice Leo acostándose a mi lado- recuerda que hoy tenemos natación

-si si lo recuerdo, pero esa agua tiene cloro.

-Y a mi se me despintara el cabello.-Leonardo me miro a los ojos, sus ojos se encontraban de un color miel brillante, podía estar casi segura que estaban del mismo color los míos- Había olvidado contarte algo- agregó- antes que llegaras a la escuela habíamos planeado ir a nadar al océano en estos días ¿vienes?

- nunca me perdería una salida al mar.

La sonrisa de Leonardo se hizo amplia, mientras sus ojos centellaron con alegría, creo que hice amigos en estos 2 días que llevaba en la escuela. Y apenas me estaba dando cuenta.

-¿que te parece si nos vamos a los vestidores a ponernos el traje de baño para no llegar tarde?

Alce mi cabeza con brusquedad y comencé a juntar mis cosas que se encontraban regadas por toda la parte de mi lado del escritorio, gire un poco mi cuerpo y tome la mochila que se encontraba colgando de sus tirantes oscuros del respaldo. Cuando me asegure que todas mis cosas estaban dentro cerré el cierre y me levante del asiento de madera -que era 100 veces más incómodo que un coral marino- mientras me colocaba la mochila en los hombros. Emiliano realizó los mismos movimientos que yo y no tardo en estar parado a mi lado con sus cosas listas y sobre sus hombros.

Esquívamos a todos los hormonales que ya habían puesto música y se habían reunido unos con otros alrededor de una mesa en donde platicaban de temas diversos, solo que había un problema. Para llegar a la puerta teníamos que pasar alrededor de 3 grupos de humanos, que ayer me había tomado en clasificar: los nerds;que eran los que siempre sacan buenas calificaciones y se sientan hasta adelante. Los populares: los que estaban más serranos a nosotros, conformados por los equipos deportivos y porristas. Y los que más me frustradas los que les vale una Perla todo lo que pase alrededor. Suspire frustrada, no estaba de humor para esto.




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