Caricias

Lucas se despertó esa mañana con una mezcla de emoción y ansiedad. Había pasado gran parte de la noche anterior planeando cómo hablaría con Sofía. Decidió que hoy sería el día en que se acercaría a ella de una manera diferente. Mientras caminaba hacia la escuela, repasaba mentalmente cada palabra, cada gesto, tratando de mantener la calma.

Al llegar, la vio junto a los casilleros, sonriendo mientras hablaba con un grupo de amigos. Lucas respiró hondo y se dirigió hacia ella, sintiendo cómo su valentía fluctuaba con cada paso. Cuando estuvo a unos pocos metros, sus ojos se encontraron y Sofía le devolvió una sonrisa cálida.

—Hola, Sofía —dijo Lucas, tratando de sonar casual.

—¡Hola, Lucas! ¿Cómo estás? —respondió ella con un brillo en los ojos que lo hizo sentirse un poco más seguro.

—Bien, bien. Oye, quería preguntarte si... tal vez... te gustaría ir a tomar algo después de clases. Solo tú y yo —las palabras salieron rápidas, como si temiera que se desvanecieran si no las decía de un tirón.

Sofía pareció sorprendida por un momento, pero antes de que pudiera responder, una voz familiar y arrogante interrumpió la conversación.

—¿Lucas invitando a alguien a salir? Esto tengo que verlo —dijo Tomy, apareciendo de la nada con su sonrisa característica. Se colocó entre ellos, su presencia imponente creando una barrera invisible.

Lucas sintió cómo su coraje se desmoronaba bajo la mirada de Tomy. Intentó mantener la calma, pero era imposible ignorar la intimidante figura del chico rico.

—Sofía, justo iba a invitarte a mi fiesta este fin de semana. Será increíble, y por supuesto, estás invitado también, Lucas —dijo Tomy con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

Sofía miró a Tomy y luego a Lucas, captando la tensión en el aire. Parecía indecisa, pero finalmente sonrió de nuevo, esta vez con un toque de disculpa.

—Gracias, Tomy. Eso suena divertido —dijo, volviendo su atención a Lucas—. Podemos hablar después de clases, ¿te parece?

Lucas asintió, forzando una sonrisa mientras veía a Sofía alejarse con Tomy, sintiéndose una vez más eclipsado por la sombra del chico que parecía tenerlo todo. Pero no iba a rendirse tan fácilmente. Sabía que tendría otra oportunidad, y cuando llegara, estaría listo.