Bajo el Muérdago

Capitulo IX

Aitana

Jimmy insistió en acompañarme a mi hogar, yo no quería que supiera donde vivo, temo que se aparezca cada vez que le dé la gana. Pero me dijo: “necesito ver la reacción de tu hermosa princesa cuando vea el árbol, no le prohíbas eso a un padre”. Lo miré con cara de arrancarle la cabeza.

Al final, lo tuve que dejar, porque me empezó a seguir. Llegamos a casa, al abrir, Aury nos recibe con entusiasmo. Al ver el árbol, sus ojos se iluminan de alegría.

—¡Mami, es el árbol más bonito del mundo! Gracias mami. —exclama mientras abraza el árbol con sus pequeños brazos.

—Me alegro de que te guste, princesa. —expreso con emoción. Verla tan alegre me da felicidad.

—Wow, ese árbol está enorme. —escucho la voz de Jos.

Volteo para verla y me doy cuenta de que no está sola. Junto a ella está mi madre, Andrea y mi otra hermana Ana que es la mayor de las tres. Las miro sorprendida, no esperaba que estuvieran aquí.

—Hija mía, qué bueno que ya llegaste. Veo que no viniste sola. —ella me mira con una sonrisa y luego mira a Jimmy. —Y quién es ese guapo caballero que te acompaña. —dice sin dejar de sonreír.

—Mama, por favor —hablo dándole una mirada de reproche.

—Señora Yency, un placer volverla a ver, sigue igual de bella. —responde Jimmy mientras se acerca, le agarra la mano y le da un beso en el dorso. —La belleza de mi Aitana es de familia. —él sonríe más, me mira guiñándome un ojo.

—Vaya, qué adulador. Un placer, veo que sabes mi nombre, pero no sé cuál es el tuyo. —habla sonriendo mi madre.

—Jimmy Carter, ¿se acuerda de mí? —mi madre abre mucho los ojos, y él sonríe mucho más.

—Cómo no acordarme muchacho, si te vi crecer. No puedo creer que estés aquí, ha pasado muchos años —la sonrisa no se le borra a mi madre y le da un abrazo.

—Eres ese Jimmy, ¿el que fue novio de Aitana? —pregunta Andrea sonriendo.

—Sí, hermana, ese mismo, por el que ella lloró mucho, porque no quería irse y dejar a su novio. Y no dejaba de hablar y de decir que sería su esposo. —responde Ana sonriendo.

Qué imprudentes son. ¿Por qué tienen que hacer preguntas y decir esas cosas? Además, ¿qué hacen aquí? ¿Por qué no me avisaron que vendrían? Aunque si lo hubieran hecho, ni hubiera llegado. Miro a Jimmy y este me sonríe, se puede notar la emoción en su rostro.

—¡Ana, por qué dices esas cosas, cállate! —exclamo molesta. No puedo creer que estén sacando a relucir esas historias.

Jimmy, por otro lado, parece disfrutar de la situación y solo se ríe.

—Bueno, sí, es cierto. Aitana siempre hablaba de ti, Jimmy. —interviene mi madre con una mirada cómplice hacia él. La fulmino con la mirada. ¿Será que todas se combinaron para ponerme en vergüenza?

—Ya veo que la fama me precede. —Jimmy sonríe con picardía. —Eso fue hace mucho tiempo, y ahora estoy aquí, pienso que es el destino. ¿Quién lo hubiera pensado? —él me mira con intensidad, provocando ponerme nerviosa.

—¿Y tus padres? Perdí contactos con ellos después de que nos fuimos. —dice mi madre.

—Están bien, los dejé y me vine para acá. Creo que se alegraran cuando les comenté que la vi. —responde Jimmy con una sonrisa.

—Abuelita, ¿sabías que él será mi papá? —dice Aury de repente con una enorme sonrisa.

Mi madre la mira con los ojos bien abiertos, al igual que mis hermanas. Ellas me miran asombradas a la vez que sonríen. Le pido a mi niña que vaya a jugar un momento a su habitación. Ella obedece muy sonriente. Y a Joselyn le pido que la acompañe.

—¿Tienes una relación con él y no nos habías dicho nada? —me cuestiona mi madre.

—Claro que no, no tengo una relación con nadie. Aury se le metió eso a la cabeza, es todo y no pregunten más. —digo molesta.

—No nos pidas que no preguntemos. Porque sabes bien cómo somos, nos conoces. —dice Ana cruzándose de brazos y sonriendo.

—No insistas. Mejor díganme ¿Qué hacen aquí? ¿A qué vinieron? —pregunto viéndolas molesta.

—No te pongas a la defensiva, hija, solo estamos aquí para verte, ya que no estarás con nosotros para Navidad.

—Aunque queremos que estés. Prepararemos una gran cena y pondremos regalos bajo el árbol, como los viejos tiempos. —dice Ana con una sonrisa.

—Sí, y estoy segura de que a mi hermosa sobrina le va a encantar, así que tienen que estar. —asegura Andrea.

¿Por qué tienen que mencionar eso e insistir tanto? Andrea ya fue y le dejé claro que no iría. Deben aceptar mi decisión. Ellas me miran esperando una respuesta. Y que será la misma de siempre un “no”.

—Si solo querían verme, ya lo hicieron. Las quiero mucho, pero sería mejor si se retiran. —hablo cruzándome de brazos, mientras trato de controlar todas las emociones que se forman en mi interior.

—Pero, tienes que ir, te extrañamos. Y nos gustaría que Aury pasara Navidad con nosotros y que tú estés. —dice Ana con mirada suplicante.




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