Bajo el Muérdago

Capitulo XIV

Aitana

—¿Aun quieres saber por qué aparecí ahora y no antes en tu vida? —Jim me mira con una sonrisa.

Ambos salimos de la habitación de Paola y dejamos que jueguen juntas. Desde que llegamos, la hemos pasado jugando con ellas y no hablamos de nada, hasta ahora que ha decidido contarme. Llegamos a la sala y él se acomoda a mi lado abrazándome. Acomodo mi cabeza en su pecho, puedo sentir su corazón latir muy rápido y el mío está igual.

—Quizás éramos muy jóvenes para ser novios, pero sí me enamoré. Cuando se tuvieron que ir, me dolió tu partida. Terminé mis estudios, me encargué de la empresa de mi padre. Pero, aun así, me sentía incompleto. Tuve dos novias, pero ninguna para formar una familia. Con Lily la estaba formando por ese pequeño ser que me trajo felicidad, y cuando me dejó, reconozco que me sentí aliviado. Éramos mi Paola y yo contra todo. Pasaba el tiempo y no dejaba de pensarte a sabiendas de que ya estabas casada, cuando supe que estabas embarazada me concentré en mi hija, dije que no indagaría en tu vida»

«Pasaron seis años en donde no te pensaba, estaba sumergido en la empresa y mi hija. Al enterarme hace cuatro meses de que estabas soltera, mi corazón volvió a latir como nunca, pensé que te había olvidado y no fue así. Decidí comprar las acciones estaba decidido a conquistarte. Al comprarlas me enteré por qué estabas soltera. Por eso no aparecí de inmediato, hasta que tomé valor, y no pude contenerme en el ascensor y te besé, usé el muérdago como excusa, pero no me arrepiento de ello»

No puedo evitar sentirme emocionada cuando él termina de hablar. Amé a Noah, fue un gran hombre. Pero ahora solo siento aprecio por él, me dio a mi niña que me ha mantenido cuerda. Aunque él no esté, lo voy a apreciar siempre. Me aparto de Jim y nos vemos a los ojos. Él me sonríe y yo me limpio las lágrimas que se me escaparon. Al verlo fijamente, no puedo creer que me volví a enamorar, porque sí, estas semanas sirvieron para volver a abrir mi corazón.

—Entiendo que hiciste tu vida y que nuestro enamoramiento de juventud no duraría para toda la vida, cada uno es diferente, pero lo que aquí importa es lo que se siente en este momento, porque sé que sientes cosas por mí, y que te cuesta aceptarlo. Pero esperaré. —me dice con una sonrisa.

—¿Y si te digo que no tendrás que esperar? —él abre mucho los ojos al entender a qué me refiero y luego sonríe. —Gracias por aparecer, espero que en verdad no te arrepientas, porque tendrás que soportarme por mucho tiempo. —sin darme chance a nada, me besa.

Después de ese beso, volvimos junto a las niñas que seguían jugando. Actuamos como si nada hubiera pasado, pero en cada momento nos dábamos miradas de complicidad. Me siento feliz en estos momentos, capaz de superar cualquier obstáculo.

—¿Estás bien? Si no puedes, nos vamos. —me susurra Jimmy.

Niego y sujeto con más fuerza su mano y la de mi hija, mientras que él tiene sujeta a Paola. Nos adentramos a la enorme casa que está decorada. La cual no visitaba hace tiempo y menos en esta época. Al entrar solo se escuchan los murmullos de mi familia, cuando me ven todos se sorprenden. Hasta yo estoy sorprendida, pero después de la decisión que tomé de estar junto a Jim, decidí que es hora de superar esto y estar con la familia.

Aun sin poder creerlo, todos se acercan indecisos, pero cuando llegan a mí, nos abrazamos, y las lágrimas no tardan en aparecer. Me felicitan por el gran paso que he dado. Que están orgullosos y que me aman. Saludan a mi acompañante con emoción, y agradeciéndole lo que ha hecho conmigo.

Cenamos entre bromas y risas, sin mencionar nada del pasado. Mi hija esta feliz jugando, divirtiéndose junto a su familia. Jim no se apartó ni un momento de mí; no dejaba de decirme que nos podíamos ir si no me encontraba bien. Rechacé su petición y él me sonreía.

Faltaban minutos para Navidad y los nervios se apoderaron de mí, y el recuerdo de hace seis años inundó mi mente, hasta que sentí los brazos de Jim rodearme.

—Mi bella Aitana, relájate, respira. Piensa en los lindos momentos que has tenido, olvídate de todo, yo estoy aquí junto a ti. Ambos superamos esto juntos. Siempre estaré en estos días para ti. ¿Recuerdas? Tienes una niña hermosa que te adora. Hazlo por ella. —me susurra.

Sin poder evitarlo lloro entre sus brazos. Él no se aparta de mí hasta que me calmo. Cuando lo hice, ya había llegado ese día tan doloroso, y no me sentí tan mal al ver a toda mi familia reunida y viéndome con una sonrisa. Sentí que esto no sería tan difícil si ellos están conmigo. La familia es primordial, ante todo. Y ya di un gran paso, estar con ellos en navidad. Ahora y siempre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.