Después de salir de la clínica, Renata y yo, iniciamos nuestra nueva vida en Noruega.
Todo marchaba muy bien... Teníamos un perro, cada mañana tomábamos café caliente mientras observábamos el inmenso lago enfrente de nuestra casa, y a pesar del puto frio, somos muy felices viviendo aquí.
Quizás… ¿Te estarás preguntando quién quedó al frente de mi ex negocio familiar?
Realmente, esa pregunta se responde por sí sola...
Hellen.
–Te lo dije. A mí nadie me miente, aunque el cartel tenga nueva directiva, las reglas siguen siendo las mismas–sonreí cínicamente –Salúdame a tus padres, si es que vas al cielo–Dije al mismo tiempo que apreté el gatillo de mi calibre 23.