Bajo la llave de la ilusión

Capítulo 1- Contexto

Para ser abiertamente honesto, en realidad no sé por qué es que escribo esto, ¿por qué es que le doy el grado de importancia de llevarlo a un escrito profesional?, ¿por qué no dejo que tan solo pase y muera?, la cosa es que parece ser que mi mente no quiere que muera, o mi corazón no quiere que muera, que se desvanezca, como la llama de una vela en medio de un prado ventoso. No voy a revelar quién soy porque creo que se sobrepone muy obviamente. Soy escritor, o al menos puedo decir que intento serlo; un escritor incapaz de dejar pasar la oportunidad para hacer de cualquier diminuta ilusión, una novela.   

Lo conocí hace aproximadamente tres años, yo he visitado esa tienda por muchos más, nada interesante hasta esa fecha, excepto la ropa y lo último en tecnología que consigue hacerle frente, pero bueno ya estoy desvariando como es mi costumbre. El punto es que ese día, no recuerdo la fecha exacta, pero recuerdo la primera vez que lo vi, ahí de pie, tan quieto, tan elegante, tan galante y atractivo. Fue como si el mundo a mi alrededor se haya detenido, y todas las demás personas se desvanecieran como el fuego que quema una hoja de papel, volviéndolo tan solo cenizas, así, las siluetas de las demás personas se volvieron polvo, y solo quedó él, mirándome, y sembrando con ello la semilla de la ilusión y la esperanza.   

Mis visitas a la tienda se hicieron más continuas, en parte porque realmente tenía motivos para asistir a ella, y en otra parte porque deseaba verlo, deseaba enormemente mirarlo. Y no sé si el destino, el universo entero estaba de mi lado porque siempre, siempre estaba ahí, parado firmemente, con la mirada al frente y sus manos detrás, saludando a las personas con un ademán cordial de cabeza. Sin falta alguna siempre estaba ahí, en medio de dos mostradores de cristal, justo de frente a las escaleras por las que yo debía subir. Era una dicha enorme el verlo al ascender y mirarlo de nuevo al descender.   

Con el tiempo, me fui grabando sus horarios, sus turnos y lo que hacía dentro de la tienda. Hubo ocasiones en las que yo erraba en el horario y él no estaba ahí, donde lo conocí y donde anhelaba que estuviera, pero fueron tan solo en un par de veces, en su mayoría siempre se encontraba allí, como sembrado en el espacio, incapaz de moverse.    

Me limitaba tan solo a mirarlo. Hasta casi por un año entero, no conocí el timbre de su voz, es irónico, pero realmente no había escuchado su voz, lo único que sabía gracias al gafete que siempre lleva consigo colgado del cuello de su camisa es que se llama Christopher, fuera de eso, no conocía nada. Solo sabía que era un chico alto, de piel blanca, pero no demasiado, cabello negro o castaño oscuro, no he tenido la oportunidad de contemplarlo tan detenidamente, pero puedo asegurar con toda la certeza que reside en mí que lo lleva corto, arreglado en un peinado formal; sé que tiene un cuerpo atlético, escultural, con brazos fuertes, pero no en exceso, y eso está perfecto para mí. Me es bien sabido que tiene una mandíbula tipo diamante, una nariz recta y corta su barba completamente. Sé que ese uniforme le sienta tremendamente bien; esos pantalones de vestir, y esa camisa fajada y ajustada a su cuerpo que hace resaltar su abdomen muy bien trabajado. Sé que era un completo desconocido para mí, pero eso atraía mi atención aún más. Me preguntaba, ¿quién era él?, ¿cuál era su historia?, ¿y por qué tenía el poder de cruzarse con la mía con apenas una mirada?, todo esto era un completo misterio, al igual que todo él.  




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