Bajo la llave de la ilusión

Capítulo 2- Querido Chris, 17 de octubre del 2020

Llevaba casi un año de haberlo conocido, y sin embargo mis ojos seguían tercos en retirar su foco de atención de ahí, de él. Normalmente la etapa de enamoramiento, cesa, concluye, se extingue en seis meses, entonces, ¿en dónde estaba la falla?, porque seguía tan interesado en él, quizás igual que al principio, o quizás más fuerte que antes.

Una noche, en medio de la sala comedor, una idea loca se estrella en mi subconsciente, volviendo todo mi campo de pensamiento y creación un completo desastre, y lejos de disculparse se atrevió a argumentar que se había tardado en llegar, que mi mente es un lugar difícil de alcanzar, difícil de encontrar, y de penetrar. Que le tocó esperar y luchar con gran fiereza para lograr entrar, que se cansó de la cordialidad, de tener que ser educado y llamar amablemente a la puerta, de manera que no le quedó de otra más que aguardar a que las compuertas de mi mente se abrieran lo suficiente y mis guardias mentales se descuidaran un poco y así poder entrar. Según propias palabras suyas todo iba bien, pero mis defensores reaccionaron y se percataron de su descuido a la mitad de su trayecto para invadir mi cuadrante encargado del pensamiento y el tratamiento de ideas creativas y algunas que otras tontas, y creo que esta encajaba mayormente en la segunda opción. La cosa fue que la seguridad reaccionó, un tanto tarde, pero lo hizo, ejecutaron el cierre de compuertas, pero para la tarde fue tarde, la idea ya estaba cruzando la línea de entrada, las puertas golpearon su defensa, consiguió entrar, mas no le fue posible aterrizar como es debido, y le tocó caer casi de golpe, arrollando todo a su paso, lo que yo estaba creando, en lo que estaba pensando, envidiosamente acaparando toda mi atención.       

Ya que había causado enormes destrozos en mis terrenos, no me quedaba de otra más que pedirle que mínimo me hiciera saber ¿cuál era el motivo de su intromisión?, de su invasión a mi sagrado campo de trabajo, ya que, para entrar en él, hay reglas que deben seguirse, si quieres presentarme algo, has de respetar y seguir el proceso, hemos logrado un perfecto control y no podemos permitir que ideas rebeldes como esa acaben con ello alebrestando al resto a desafiar las políticas. Su deber era haber presentado su solicitud, luego sería enviada a revisión, posteriormente a aprobación, y finalmente llegaría a mí, al lugar en el que ahora habría que hacer reparaciones, mejoras y reprimendas para los encargados de seguridad.

De entre en medio de una ola de humo negro, la idea salía del cubículo por el que cruzó la entrada, tosiendo y recuperándose del fuerte impacto. Mis guardias llegaron a él de inmediato, lo sostuvieron de los brazos con gran fuerza. Caminé a él, con postura de mandatario, mirada firme y seria. Me crucé de brazos, mientras lo analizaba, él me miraba directamente a los ojos, no lograba intimidarlo, todo lo contrario, él estaba logrando que la mía se decayera y se cohibiera. Ordené que lo soltaran y nos dejaran solos, algo me decía que su asunto solo me conllevaba a mí y a nadie más que a mí.  

Lo invité a caminar para que me explicara el porqué de su “cordial” visita. Se disculpó primero que nada por la forma en cómo se presentó ante mí, pero argumentó en su defensa que fue el medio y el camino más viable por el que pudo optar, yo le miré de una manera incrédula, como deseando que pensara en si realmente no hay un medio más educado para llegar a mí. Se justificó diciendo que no podía esperar tanto, no más de lo que ya había esperado, debido a que suponía y podría asegurar sin temor alguno a equivocarse que mis reguladores calificarían su asunto con carencia de importancia para mí, y entonces lo enviarían a la cola, una y otra vez. Sin más desvaríos le ordené que me revelara el motivo de su presencia allí, y mirándome de frente finalmente me respondió que su aparición en el lugar se debía a Christopher, y a nadie más que a él, apenas escuché su nombre todo mi subconsciente desprendió un brillo de luz en el cielo, apenas por un segundo; los latidos del corazón aumentaron de ritmo, y una corriente de electricidad escapó del cerebro y se deslizó por toda la médula espinal, llevando toda la sensación a mi cuerpo entero.

Esto confirmaba aún más que todo lo relacionado con él se salía completamente de lo ordinario, y ya no lograba definir si eso me causaba curiosidad o temor, la idea que tenía en un principio respecto a esto comenzaba a sacudirse, mis pilares ya no estaban consiguiendo mantenerla estable, la fuerza con que fueron levantados parecía morir, se alejaba y no contábamos con un fuerza alternativa que la supliera, jamás vimos la necesidad de requerir una, porque creí que sabía, que conocía el alcance de esto, con ese hecho me daba cuenta de que no, el asunto me golpeaba, y se reía en mi cara, porque realmente no tenía idea de nada, y que la incertidumbre, apenas comenzaba.       

Luego añadió que lo que demandaba eran unas palabras para él, que yo le escribiera una carta, al principio me negué rotundamente, yo no tenía nada que escribirle, o al menos eso era lo que tontamente o ignorantemente pensaba. Me sometió a una prueba, el que yo me diera la oportunidad de hacerlo, si en el intento fracasaba, él se comprometía a reparar el desastre que ocasionó en mi propiedad y luego alejarse sin insistir más, pero, más sin embargo, si yo lograba escribirle algo, me comprometía a dejarle quedar. No sabía qué hacer, sabía y tenía claro que el que nada debe nada teme, el problema era que muy en el fondo yo temía a algo, y temía que ese algo me alcanzara, y yo no fuera capaz de defenderme. Sentía algo de temor, temor a encontrarme con algo que no me gustase, pero aunque el proceso ha sido lento, con el tiempo he aprendido que de nada me sirve evadir los temores, porque luego han de juntarse todos y me enfrentarán a final de cuentas, con mayor fuerza y poder del que una vez tuvieron. Y bueno, ese imprudente y altanero resultó tener una razón de peso para quedarse, ya que sí, terminé escribiéndole las primeras líneas, las siguientes líneas:




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