La oscuridad había invadido todo, ya no Guess a de mi habitación, las sábanas caían de la cama. - Cálmate Sophie Marie no es nada, solo es una pesadilla. No es nada me repetí una y otra vez mientras me balanceaba para tranquilizarme.
Me levante del piso aún aturdida por aquel sueño, encendí el Smartphone; aún era temprano un poco más de las 2 de la tarde había dormido gran parte del día. Revise las llamadas anteriores y no, no estaba la de la noche.
- ¿Habré imaginado todo? me dije - Pero fue tan real... -... igual que este sueño. Sophie te estás volviendo loca grito mi subconsciente. Baje al piso inferior y mis padres no estaban camine hasta la cocina mire por la ventana, allí estaban ellos. Siempre se veían tan enamorados uno al lado del otro. Siempre he pensado en lo bonito y puro de su amor, me encantaría algún día encontrar algo así tan sincero. Ricardo miro en mi dirección, me hizo señas para que bajara, me dirigí hacia ellos haciendo caso omiso a mi cuerpo adolorido. ¿Habrán escuchado mis gritos? Pensé.
- ¿Cómo te sientes? Preguntó amablemente Ricardo.
- Bien, me siento bien. Mentí. No habían escuchado mis gritos era un alivio ya que no quería preocuparles más.
- Te llamo Cecilia a mi teléfono. Te dejo dicho que la llamaras... Habló mi madre.
Ceci y Am cuanto las necesito en este momento pensé.
- La hija de Milena vino a ver como estabas continuó Thania.
- ¿Puedo ir?- Le pregunte dudativa.
- ¡No! exclamo.
- Déjala ir. Está a dos casas Dijo Ricardo - No creo que se pierda en la acera.
- Si a dos casas nada más. Fulminó a Ricardo con la mirada.
No son las dos típicas casas una al lado de la otra, que si ves desde tu ventana puedes ver lo que hace tu vecino en su casa. Aquí están a una distancia considerable una de la otra por el terreno que abarca cada propiedad.
- No vengas muy tarde dice ella con su tono autoritario.
- No lo haré, conteste.
El teléfono vibro en mis manos era Jean Carlos quien había enviado un texto.
Hola pequeña me tienes en el olvido.
Ya no era lo mismo, las mariposas que sentía al ver sus mensajes habían desaparecido.
Hola, he estado algo ocupada. Le escribí.
Salí por la entrada principal, subí varias media cuadra aproximadamente o un poco más; toque el interruptor del timbre del portón de la entrada, al primer toque este se abrió automáticamente una suave voz salió por el parlante del interlocutor. - Puedes pasar. Dijo. Varios autos incluyendo la Range Rover de Karol, estaban aparcados. Milena abrió la fina puerta de madera tallada con pequeños ángeles de la entrada principal.
-Hola Sophie. Dijo Milena, siempre reluciente con su elegante vestimenta una camisa blanca de botones, una falda tubo rosa, sandalias de aguja y su rubia cabellera suelta.
-Buenas Tardes. Contesté de forma cortés.
- ¿Cómo se encuentra tu madre? Pregunta
Todos están preocupados por ella, claro creen que yo hui de casa como niñita mimada para hacerle daño.
-Ella está bien. Dije secamente.
-Qué bueno saberlo. Masculla -Karoline está en su habitación, arriba a la derecha segunda puerta. La casa era magnífica, pulcra, sus paredes blancas con cuadro que la adornaban y le daban vida con sus colores. El piso de mármol cristalizado que me reflejaba al caminar. Al llegar a la segunda planta el blanco queda atrás y un color más audaz cubría sus paredes.
- A la derecha segunda puerta, murmure en voz casi inaudible. No quería desviarme de mi camino y menos siendo la primera vez entrando aquí. Así que aguante mi curiosidad - Segunda puerta a la derecha. La casa es inmensa la segunda puerta estaba a 7 metros aproximadamente de la primera. Levante mi mano para tocar, pero me detuve, di la vuelta y camine sobre mis paso. ¿En que estaba pensando? Creo que no pensabas Sophy.
- Sophia que alegría estas aquí. Escuche una voz divertida a mi espalda.
Al girarme estaba Karol mirándome con una sonrisa en su rostro.
- ¿Qué haces aquí? Le pregunte.
- Yo vivo aquí. Dice con tono burlón.
- Cierto. Respondí.
- ¿Para donde ibas? Pregunto frunciendo el ceño.
-Se me quedo el teléfono en la casa e iba a buscarlo. Dije rápido. -Sabes por si llaman mis padres no se preocupen.
- ¿No es ese el que tienes en la mano? Indico con su índice.
Ups yo y mi poca facultad para mentir.
-Ahh, si tienes razón. Miro el aparato con el que jugueteaban mis dedos. -Que despistada estoy.
-Ven entra -Dice Karol con entusiasmo.
Camino de vuelta a su habitación. Wao es hermosa una cama antigua con postes y delicados tallados en ellos. Un dosel fucsia con hilos dorados en los extremo, unos cojines en una esquina de la habitación, una peinadora a juego con la cama, un televisor Led en la pared, un juego de muebles y una mesita en el centro de estos, paredes color rosa pálido, un gran ventanal que llegaba del techo al suelo con cortinas y cenefas de un fucsia gamuzado y una suave alfombra blanca recubría el suelo de la habitación.
-Sophie me ha preocupado lo que has dicho por la mañana, no solo a mí a muchos; han tratado de raptarte y ni siquiera nosotros nos hemos dado cuenta.
Me sentí culpable por su preocupación.
- Ya no sé ni que pensar. No sé si fue real o no. Me encogí de hombros.
- ¿Crees que fue producto de tu imaginación? Expresó acercándose un poco más.
- No sé qué pensar de verdad. Una lágrima rodando por mi mejilla.
-No quiero atormentarte con preguntas sobre el asunto mejor cambiemos de tema. Ella Sonríe un poco. - Tu madre me ha dejado a mí que te de esta noticia, no sé cómo la tomaras pero yo estoy muy emocionada. Espero que te alegre.
- ¿Qué será? Dije tratando de sonreír pero pareció más una mueca que una sonrisa
- Bueno...
- Habla. Karol.
- Vas a ir al instituto conmigo... enfatizó.