Bajo La Luna Llena

Capitulo XVII

En la cocina estaba una señora de uno cincuenta y tantos años con cabello oscuro, tés clara y ojos castaños. Su mirada era de satisfacción.

— ¡Mi niña! - exclamo-

— ¿Quién es usted?, ¿qué hace aquí?

— Soy tu abuela Sophie.

— ¿ Mi abuela?, Nooo usted... ...está equivocada  - respondí -

— Me llamaron del hospital, no sé cómo obtuvieron mi número. Me llamaron diciendo... 
Sus ojos se humedecieron

—... Diciendo que mi hija había tenido un accidente... Lo último que sabía de ella era que vivía en Venezuela, llame a su jefe y me dijo que se había mudado para acá. Lo cual me sorprendió mucho.

— Yo... yo no tengo abuela, ella murió hace años eso me dijo mi mamá.

— ¿Ella te dijo que había muerto?, - dijo confundida- ¿Tanto rencor me tuvo?

—¿ Que le pudo haber hecho a ella que no la quiso ver más? -Dije-.

— Como entró aquí, -pregunto Alex-

— La puerta estuva abierta y entré.

El teléfono móvil sobre la mesada comenzó a sonar ruidosamente.

— Disculpa debe ser del hospital. Dijo aquella señora

Salió de la cocina hacia la sala de estar.

— Esto está muy raro, no se...

— Tranquila Sophie debe de haber alguna explicación - dice Alex  observándome tiernamente-

— Oh disculpen, no me presenté soy Arlen. 
Dijo con una gran sonrisa en el rostro. — que grande estás mi niña.

Me esforcé por sonreírle. Que podría decirle es un placer conocerte  y ¿me gustaría saber como resucitó entre los muertos?

— Se que no te sientes cómoda con esta situación. Yo tengo una reserva en un hotel cerca del hospital solo quería saber qué estabas bien mi niña.

Que extraña está situación. Ahora tengo abuela... Pero que pasó entré Thania y ella para que la quisiera borrar por completo o casi por completo de nuestras vidas.

Luego de que llegue a pensar que estaba completamente sola aquí en Inglaterra. Esto no tiene ningún sentido. Desde que e llegamos han ocurrido cosas tan extrañas y sin sentido.

— En eso tiene razón, no me siento cómoda.

— Ya podremos ponernos al día luego mi niña. Yo voy a ir al hospital. Quiero que te quedes aquí y descanses. Te estaré llamando.

— Yo quiero ir, no puedes darme órdenes..

— Sophie es algo sensato - musitó Alex-

— Algo con lo que está de acuerdo el angelito - comentó Arlen-

El rubio que me acompañaba tensó la mandíbula y su mírada se nubló su ojos se veían de un índigo casi  parecían azabaches.

No comprendo aquella refencia sobre angeles y Alex. Quizás sea por su belleza. Aunque estaba lleno de moretones por mí.

— Sophie quédate aquí en casa - continuó Alexander- mi tía está allá y te prometió que cuidaría de tus padres. Lo que ella promete lo cumple. Quédate tranquila. Yo estaré contigo para lo que necesites.

— No es bien visto que día muchachitos estén solos en la casa.

— Disculpe, yo soy grande y se que debo y no debo hacer - le dije furiosa-

¿Qué se creé?

— Es un momento difícil para ella - comentó Alex- creó que su comentario está demás.

— Lo ciento hija, no es lo que quise decir. Si no que las personas se pondría a hablar cosas que no son - dijo-

¿ Qué personas? Si apenas conocemos gente. Y con tantas ocupaciones quién va a estar pendiente de quién entra y sale de la casa. Esta loca.

Puse los ojos en blanco.

— Ya llegaron por mí - dijo -

La bocina de un coche sonaba a fuera.

Ella tomó sus cosas y salió cerrado de un portazo.

— Que genio - comentó Alex-

Corrí hasta una de las ventanas que danza hacia la entrada y estaba un auto negro. Se bajó un  hombre blanco, con traje negro y lentes oscuros.

Ayudó a Arlen con sus cosas y las metió al coche, luego ella le dijo y el la  tomó del brazo y la arrastró hasta quedar frente a la puerta del coche. Aquel hombre volteó y me miró. Su mirada era imponente  a pesar de los lentes oscuros que llevaba puestos.

Me aleje del ventanal y tropecé torpe mente.

 




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