¿Perderme? Sí.
Justo eso que ocurre cuando te miro, y me miras.
Y no, no hablo de pérdida en el sentido despectivo de la palabra, sino en el aquel en el que perderme significa ser salvada por ti.
Que me salves de mis idas y venidas,
y me ofrezcas la eternidad de tu sonrisa.
Esa misma que me invita a no regresar y créeme, aceptaría mil veces.
Perderme en ti es el mayor bote salvavidas que me sacaría de este gran mar de tristeza que aparece en mí cada vez que estás lejos.
Y entonces les respondo ¿perderme? sí.