Bianca Cooper solía relegar a la profundidad de su ser las emociones que la invadían. Janet Collins creía que con un amor escaso bastaría para mantener el equilibrio en su vida. Derek Collins tenía la costumbre de ofrecer su amor sin otorgarse a sí mismo el mismo regalo. Said D'Angelo tendía a mostrar indiferencia hacia aquellos a quienes realmente apreciaba. Zoé D'Angelo se sometía a un constante asedio de autocrítica. Hugo Greco vivía atrapado en las garras de sus adicciones. Sin embargo, un día, todos convergieron en una misma habitación, sin percatarse de que existía un plan para ellos mucho más vasto de lo que jamás hubieran imaginado.