Pasé dos semanas sin acceder a Wentir, la verdad es que no tenía ganas de escribirme con nuevos chicos, quería, antes todo, tiempo para mí y aprender a no acostumbrarme a la presencia de las personas en mi vida. Después de este pequeño periodo elegí volver y conocer más gente mejor, sobre todo para hablar. De este modo Wentir llegó a ser una red social donde hacer nuevas amistades y funcionó. Empecé a tener nuevos amigos virtuales y con cada uno me encontraba bien, aunque eran todos diferentes entre ellos. Había un chico muy rico que no solía hacer nada porque no lo necesitaba, siempre odié a este género de personas pero con él me gustaba hablar.
Después tenía un amigo de otra cultura que me contaba cómo funcionaba en su país y yo me encanté leyendo su tradición. Había un amigo con el cual hablábamos de películas, series y conversábamos casi solo con memes y stickers. Lástima que no encontré solo personas amables, sino también jóvenes que al decir: “quiero hablar y conocer personas” me decían que conversar era muy aburrido y era mejor hacer otras cosas. No entendí si era yo la antigua y pensaba que hablar de sí mismos, contar aficiones, fobias, algo que nos haya avergonzarnos... era más intimo de cualquiera otra cosa.
Comencé a deducir que estaba equivocada, que mi manera de pensar era totalmente la contraria a la de otros chicos.
Tenía dos posibilidades: cambiar mi concepto de amor o seguir con mi pensamiento y quedarme esperando a alguien que con pocas probabilidades podría encontrar. ¿Sabéis cuál era el problema principal? Nací en la época equivocada, esa era la cuestión. Habría tenido que nacer en el periodo de las cartas escritas con pluma, que para ver una persona se tenía que ir a su casa y tocar el timbre. En aquella época que un abrazo, un beso, un “te echo de menos” era más importante que un “me gusta” en las redes sociales, donde era más precioso contar los miedos y la misma vida que conocer la cama de quien tampoco se sabe el nombre.
Sí, eran épocas difíciles, la gente moría de un simple refriado y por muchísimas más cosas, no lo puedo negar, pero hoy la gente muere de falta de amor, de soledad, de acoso, de depresión porque no tiene muchos seguidores en las redes sociales. Es verdad, en cada época se murió injustamente, un poco como hoy que se muere por cosas de las cuales no se tendría que morir jamás.