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Capítulo 3 – Bajo la misma luz

Era tarde. Casi todos estaban dormidos, excepto Elaine y Aarón, que coincidieron en la cocina.

—¿No puedes dormir? —preguntó él, sacando un vaso de agua.

—No mucho… demasiadas cosas en la cabeza.

—Cuéntame una.

Se sentaron frente a frente. Elaine habló de sus miedos, de lo que significaba estar ahí. Aarón la escuchaba como si cada palabra fuera importante.

—¿Y tú? —preguntó ella.

—Yo… solo quiero pasarla bien y ser yo mismo. Pero —sonrió—, creo que ya encontré una razón extra para disfrutar el encierro.

Elaine sintió que el corazón le latía un poco más rápido. No preguntó a qué se refería. No hacía falta.

El silencio fue cómodo. Afuera, las luces del jardín iluminaban sus rostros. Por un momento, parecían los únicos en la casa.

—Buenas noches, Aarón.

—Buenas noches, Haro.

Ella se fue a dormir, pero la sonrisa en su cara tardó en borrarse. Y él, recostado en su cama, supo que algo acababa de empezar.