Before We Drift Away

3 Veil of Secrets

Capitulo 3 : Veil of Secrets

Al llegar junto a Trevor, sentí cómo mi cuerpo se relajaba un poco al saber que ya estaba fuera del campo de visión de aquel chico. Klaus y Trevor dejaron de hablar en cuanto me acerqué. Le entregué su cerveza, y él me lo agradeció con una sonrisa.

—Le estaba diciendo a Trevor que el lunes podrían venir a la noche de cine en mi casa —dijo Klaus, su tono dejaba claro que era una invitación.

—Gracias por pensar en nosotros, Klaus —respondí con amabilidad, evitando dar una respuesta directa.

—Sería genial verlos allí y… —comenzó a decir, pero se detuvo cuando un chico de cabello gris se acercó y le susurró algo al oído. Klaus cambió de expresión de inmediato; su rostro se volvió serio mientras comenzaba a escanear la multitud con la mirada, como si buscara a alguien. El mensajero se alejó sin decir más.

—Surgió algo que debo solucionar —se disculpó Klaus, pero antes de irse, añadió en tono de advertencia—: Ten cuidado con tu chica y será mejor que te la lleves.

—Entiendo —respondió Trevor, aunque en su voz se notaba un deje de molestia.

Por la reacción de ambos, intuí que se trataba de la aparición de un invitado indeseado y, probablemente, desagradable para ellos. Es normal encontrarte con alguien que te cae mal en una fiesta, no entiendo tanto drama… pero esa es solo mi opinión. Lo que sí era evidente es que el ambiente se había vuelto tenso.

Esta noche, todos parecían estar actuando de forma extraña: desde mi hermano hasta Trevor y Klaus. Era la segunda vez en la noche que insinuaban que debían mantenerme vigilada. Nada de esto estaría pasando si me hubieran dejado en casa disfrutando del final de Love, Rosie.

Observé cómo Klaus se alejaba entre la multitud mientras Trevor pasaba su brazo alrededor de mi cintura. Su agarre era demasiado posesivo. Ya no había nadie cerca, podía dejar de fingir.

—No te separes de mí —dijo él, con un tono molesto.

Tuve la intención de apartar su mano; su tacto era suave, pero en lugar de eso, dejé mi mano sobre la suya y empecé a dibujar pequeños círculos con mi dedo. Poco a poco, su agarre se relajó. Parecía que había logrado calmar a la bestia.

—Oye, ¿estás bien? —le pregunté.

Sin decir nada, tomó mi mano y comenzamos a abrirnos paso entre la gente hasta llegar a una improvisada sala de billar con dos mesas. Varios chicos jugaban mientras otros estaban sentados en los sofás, bebiendo cerveza. La música apenas se escuchaba allí, lo cual era un alivio porque empezaba a dolerme la cabeza.

No me había dado cuenta de que Trevor aún tenía su cerveza hasta que la dejó sobre la mesa junto a otras botellas vacías. Mis manos, en cambio, estaban vacías; seguramente mi bebida habría quedado olvidada en algún rincón.

Parecía que esos chicos conocían a Trevor, o al menos había cierta familiaridad, ya que al verlo le saludaron con un leve movimiento de cabeza.

—Me dijeron que habías venido, pero pensé que solo era un rumor —comentó uno de los chicos.

—Ver para creer —respondió Trevor con una sonrisa.

—Sabes que no puedes traerla —dijo uno, señalándome sin disimulo—. No trae buena suerte.

—¡Aaron y Jay, cerrad la boca! —la voz firme vino de alguien detrás de nosotros.

Los dos se pusieron pálidos al escuchar esa voz, claramente no esperaban que él apareciera.

—Venga, Hunter, no te pongas así —intentó defenderse Jay, esbozando una sonrisa nerviosa—. Solo estaba bromeando.

—Pues a mí no me lo pareció —respondió Hunter con frialdad.

Hunter se acercó hasta quedar frente a nosotros. Por la forma en que Trevor y él se miraron, quedó claro que se conocían. La tensión se esfumó cuando se abrazaron, como viejos amigos reencontrándose. Sin soltar mi mano, Trevor volvió a mi lado, entrelazando nuestros dedos. Esto era nuevo. Decidí mantenerme en silencio; ya había aprendido que cada vez que un chico se me acercaba, Trevor actuaba como si fuéramos pareja. Al menos, esta vez no me rodeó la cintura con su brazo.

No hubo presentaciones, lo cual fue un alivio.

—Sabes que los chismes me dan igual, pero solo te diré que tengas cuidado —advirtió Hunter, mirando a Trevor con seriedad.

—Lo tendré en cuenta —respondió Trevor, su tono sin rastro de duda.

—Y ustedes, sigan jugando, que aquí no se les ha perdido nada —añadió Hunter, dirigiéndose a los demás.

Fue en ese momento cuando me di cuenta de que todos estaban atentos a la conversación. Habían dejado de jugar solo para no perderse ningún detalle del chisme.

Hunter nos hizo una seña para que lo siguiéramos. Salimos a una terraza, donde el aire fresco trajo un alivio temporal a la tensión acumulada. Por la expresión en el rostro de Trevor, supe que lo que tenía que decir era importante. Parpadeé, intentando procesar todo lo que estaba ocurriendo. Nota mental: cuando salga de fiesta con Harlow, definitivamente evitaré este lado de la ciudad, especialmente si mi hermano Jared y sus amigos están involucrados.

—Siento aparecerme así —se disculpó Trevor—, pero si vine es porque necesito un favor.

—Klaus ya me lo contó —respondió Hunter—. Es un placer conocerte, Rose.

¿Cómo sabía mi nombre? Supuse que Klaus se lo había mencionado. Hunter me saludó con una sonrisa cortés y yo le devolví el gesto. Luego, le tendió una llave a Trevor, quien la guardó rápidamente en su bolsillo.

—Primer piso, segunda puerta a la derecha. Me encargaré de que nadie te moleste —informó Hunter.

—Gracias —asintió Trevor—. Te debo una.

—Para eso están los hermanos.

¿Hermanos? Que yo supiera, Trevor solo tenía una hermana pequeña que había comenzado el instituto este año y definitivamente no tenía hermanos mayores. Conocía a su familia… a menos que…

Antes de irnos, Trevor y Hunter intercambiaron algunas palabras en voz baja, dejándome una vez más fuera de la conversación. Nos despedimos de Hunter y salimos de allí sin que nadie notara nuestra partida.




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