Kim Minji (Seola)

Kim Minji (Seola)

“A veces ni siquiera nuestra propia familia puede entendernos y amarnos como somos. A veces para poder ser libres y felices, solo debemos alejarnos y empezar de nuevo en un lugar muy lejano. ”

Una joven surcoreana que fue criada en Estados Unidos, que aprendió a tocar el piano a una edad muy temprana y decidió dedicarse a aprender varios instrumentos para más adelante descubrir el maravilloso talento que poseía en su voz. Sus padres eran una pareja de abogados que la criaron de una manera muy estricta, dedicándose a la escuela la mayor parte del tiempo y aprendiendo clases de modales en sus tiempos libres. Su madre fue quién le inculcó el que ella aprendiera a tocar el piano para que pudiera deleitarse con su delicada melodía en las reuniones familiares sin imaginar que la joven solo pensaba en cómo la música la hacía sentir viva y que eso era lo que deseaba hacer por el resto de sus días.

En el verano de 2012, Minji fue a pasar las vacaciones con sus abuelos, y al llegar a Seúl, descubrió que allí existía la industria del entretenimiento más grande que sus ojos podían haber contemplado. Y sin decirle a nadie de sus planes, volvió a Estados Unidos para entrenar sus habilidades mientras se encontraba sola en su habitación. Pasó alrededor de once meses aprendieron a bailar música del momento puesto que nunca había bailado antes en su vida, y probando sus propias habilidades vocales, llevándose una sorpresa al darse cuenta que quizá estaba a la altura de las vocalistas principales de sus respectivos grupos del momento en Corea del Sur, así que en cuanto escuchó que RV Entertainment llevaría a cabo una audición en Estados Unidos y en su ciudad, Nueva York, escapó de su casa para presentar una audición.

Un par de días después le llegó un correo electrónico avisando que había sido seleccionada por la empresa y que debía presentarse en la sede principal en Seúl en menos de
dos semanas. Fue por tan increíble noticia que tuvo que contarles a sus padres el nuevo rumbo que tomaría su vida a partir de ese instante, llevándose una gran decepción al escuchar que sus padres no la apoyan más en esto. Mencionando que, si iba a entrenar en Seúl, la muchacha podía olvidarse de su herencia e incluso de que tenía padres. Para la jovencita de diecisiete años fue decepcionante y doloroso saber que sus padres no la apoyan, pero, sabía que sus sueños estaban primero.

Así que, con el corazón roto, recogió sus pertenencias en un par de maletas y tomó un vuelo a Seúl, donde su vida iba a cambiar para siempre. Porque ella sabía que siempre hay que elegirnos a nosotros mismos por delante de todo lo demás, porque nuestras metas y sueños siempre van a estar en primer lugar. Una jovencita de un buen corazón que solo deseaba cumplir sus sueños, sin saber, que su talento era tan grande que la llevaría a convertirse en la estrella de una generación.