Beloved

Capítulo 16

Como es tradición al cumplirse dos semanas en Italia me voy a Alemania (y viceversa). Ahora estamos bajando del tren que nos trajo a nuestro destino, Berlín.

— Neo — Mis abuelos nos reciben de brazos abiertos y nos abrazan a ambos.

 — Strugen Bajen truka les jagen — Es lo que ustedes entenderían si los escucharan, por eso todo está traducido. Realmente esas no fueron las palabras de mis abuelos, no están ni cerca en nuestro dialecto y por eso no le voy a dar vueltas al asunto — Mi pequeño arándano bienvenida a casa.

— Lo mismo va para ti Alessio — Mi papá sonríe ante la hospitalidad de mi abuela, es que es un amor — Tienes cara de enamorado.

— Te cacharon — Le susurro con malicia — Großvater — Me lanzo a los brazos de mi abuelo luego miro a mi papá con total maldad ¡Ja! ¡Atrapado!

— ¿Pasó algo de lo que no nos hayamos enterado? — Mi papá logra zafarse de la conversación y se va por el Nico corriendo, yo me encojo de hombros cuando me ven.

— ¿Y si mejor nos vamos al auto? — Nos vamos del lugar y esperamos a los dos faltantes, una vez ellos llegan partimos rumbo a casa.

Al llegar a nuestro hogar vemos a un vecino lo suficientemente joven a comparación de mis abuelos, no le calculo más de veintitrés. Lo saludo con la mano mientras cargo mi maleta hasta la entrada de la casa ¡Está todo cubierto de nieve!

— ¡Kacke! — Es mierda en alemán — Hola vecino.

Me mira como si fuera un bicho raro y me saluda, chiquillo de mierda no estaba en mis planes el hundirme en la nieve — Neo, déjame te ayudo — Alejo la mano de mi abuelo y me salvo sola. Recogiendo toda mi dignidad, me entro a la casa y me voy a la cocina donde está mi abuela.

— Pensé que querrías algunas — Recibiéndome con una charola repleta de galletas horneadas, mueve la silla que está a su lado para que me siente y le haga compañía — Te ves muy feliz, supongo que por fin encontraste aquello que tanto detestabas — Alzo una ceja y la miro extrañada — El amor, Neo.

— ¿Qué? — Hago una mueca como respuesta a su comentario — La palabra Amor no va con Neo Rossi señores.

Mi abuela me analiza con los ojos entrecerrados y me dice "Hagamos como que te creo". Río con fuerza y ruedo los ojos, para tener sus años es bastante perspicaz la señora. Al poco rato se nos unen los hombres a nuestra conversación que en sí ya no es muy femenina que digamos, dialogamos tanto que hasta ya tenemos planes para ir a esquiar y a pescar con mis abuelos... Es bello volver a ver a mi familia.

A diferencia de los Rossi, los Schäfer son más tranquilos y sencillos. Aparte de que no son la misma cantidad de integrantes, mi familia de parte alemana es más pequeña (eso no le quita su calidez y alegría única).

Mi abuela nos pide que armemos el árbol de navidad con ella, evidentemente no nos negamos.

— Todos sonrían — Ya terminada nuestra obra de arte navideña decidimos sacarnos una foto frente al árbol — ¡Papá el abuelo te está viendo! — El perla anda haciendo caras, una pura mirada de mi abuelo siempre arregla todo.

Con la foto ya hecha se la envío a mi familia y posteriormente la pongo como foto de perfil en WhatsApp, esta vez no hallo razones para publicar una foto tan familiar y hermosa para mí.

En lo que mi papá se queda conversando con mis abuelos yo me voy a mi dormitorio para navegar en mi celular un rato, aunque el internet aquí es paupérrimo. Para suerte mía un mensaje llega a mi WhatsApp, al abrir la app veo al causante de todos mis suspiros de enamorada en estos últimos tiempos... Evan.

Como siempre, todo comienza al contestarle con un simple "hola" antes de pasar a nuestras gigantescas conversaciones o llamadas de horas. Le pregunto que si está trabajando a estas horas y él me dice que es su día libre, antes su respuesta yo le dije, "¿Es tu día libre y no me contactaste? Roedor"

Una llamada llega a mi celular, al ver de quién se trata no dudo en contestar.

— ¿Cómo está la chica más encantadora de todas? 

Río un poco, siento que en mi estómago hay muchas mariposas volando, que mi corazón a dejado de latir y que en mi mente está "Arnold Vosloo" de "La momia" (el antagonista pelón).

— Muy bien ¿Y cómo está el hombre más guapo de todos? 

 Nuestros saludos tan peculiares siempre me hacen reír, no solo porque han salido algunos que son muy originales. Si no que la dulzura y el cariño que me transmite Evan me parece envolvente en su totalidad.

— De maravilla, porque una enana me ha hecho sonrojar — Suelto una carcajada y activo la videollamada — ¿Estás segura de que me quieres ver luego de diez horas de trabajo seguido? — Le digo que obvio.

— Llamen a un monje que necesitan un exorcismo aquí — Entrecierra sus ojos y mira hacia otro lado haciendo puchero — Es sin sentirse.

— No me sentí — Ruedo los ojos y sonrío a la cámara.

— Evan, sabes que para mí tú siempre estás hermoso — Explico al dejarme caer sobre mi cama.

Como si una maldición hubiera caído sobre mí. Escucho unas patitas subir a toda velocidad las escaleras y subsiguiente a eso, una bola blanca y gigante entra al dormitorio, salta a la cama y me comienza a babear toda la cara.

— ¡Nico! — Intento quitarme a este gordo de encima pero no puedo — ¡Papá! ¡Llama al Nico! — Lo único que puedo oír son las carcajadas de Evan y el sonido que me brindan los besos de mi perro — Ya pulgoso, ya entendí.

Siendo optimista, dejó de babearme. Siendo realista, el gordo se acaba de acostar sobre mi estómago — Comienzo a pensar que esto es personal — Se que prometí que jamás terminaría como Justo de "Coraje el perro cobarde", pero es que el Nico pone al límite la paciencia de cualquiera.

— ¿Dónde está el precioso? — Hablándole como si fuera un bebe, Evan logra quitarme al gordo de encima — ¿Cómo se porta? ¿Cómo está? — De un momento a otro al Nico le comienzan a dar los taldos (se vuelve loco) y comienza a girar y a correr en círculos por toda mi habitación, luego sale disparado por la puerta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.