Beloved

Capítulo 19

Luego de muchas horas de viaje hemos vuelto a Italia, como era de esperar toda mi familia nos recibe y nos guía a los autos. Por mi parte yo he estado observando a mis tíos y a mi padre, hace rato he estado notando un comportamiento extraño de parte de ellos. Sus constantes intercambios de miradas, cuchicheos y evasivas a nuestras preguntas solo hacen más evidente mis sospechas.

— ¿Cómo estuvo Alemania? 

Pregunta una de mis primas, le comento una pequeña parte de todo lo vivido en el país del chocolate y lo bien que lo pasé. No me omito los detalles que me parecieron lo mejor de mi visita a mi familia. ¿Cómo poder olvidar cuando el Blaz rompió el hielo del lago al saltar donde no se debía?... Puta que es weón mi primo.

— Alégrate cabeza de arándano — Matteo interrumpe mi relato y se sienta a mi lado — Ahora tienes a tu partner favorito para las salidas a recorrer el pueblo y la montaña.

— Estoy feliz — Sus dedos pellizcan mis mejillas con fuerza hasta que se entumecen, tiene la mano igual de pesada que la Victoria — Perro Culiao — Me lanzo al ataque y comienzo a tirar sus mechones teñidos — Pelea, pelo de trapero.

— Si insiste la dama — Patadas, combos, jalones de cabello, arañones, palmetazos e insultos leves van de un lado para otro. Solo falta que mi prima grite "¡Están matando a un weón!"

— ¡Neo! ¡Deja de morder a tu primo! — Grita mi papá desde el asiento del copiloto.

Con un gesto de dedos le indico que lo vigilo, apartándome lentamente del Matteo lo miro de forma fulminante. Luego de estar unos diez minutos vigilando al idiota aparto mi mirada y pongo toda mi atención en mi teléfono. Paso de una red social a otra, pero algo llama mi atención; es una publicación de Evan.

"No sé cómo lo vaya a tomar, pero cada vez falta menos" "Dentro de unos pocos días se lo diré"

No sé de qué forma debería interpretar esta publicación, su comentario es algo vago y da muchos significados para evaluar... No pienso freír mi cerebro buscando la respuesta de esto.

Doy una breve ojeada a mi costado para ver el estado del Matteo; va de brazos cruzados y con el ceño fruncido. Contemplo mi obra de arte con orgullo, su brazo izquierdo tiene una hilera de marcas de dientes. Sin embargo, no me fuí limpia de esta confrontación. Tengo unos cuantos rasguños y uno que otro hematoma a causa de los golpes del pastel ese.

— Tienen diecisiete y dieciocho años, compórtense como los jóvenes de su edad — Mi primo y yo le hacemos caras a mi prima y luego reímos con fuerza.

— ¿Tregua? — Pregunta extendiendo su mano, yo la acepto y ambos sonreímos.

— Tregua.

Saco nuevamente mi celular y pongo unos videos para entretenerme, el Matteo pregunta que si puede verlos conmigo y yo digo que sí. Ahora ambos estamos con un audífono puesto en cada oído viendo gameplays de terror extremo.

Llegamos bien acobardados a la casa, lo peor es que llegamos de noche a Italia. Así que tendré que sufrir la inmensa oscuridad de este inmenso hogar, los tétricos silencios y el terrorífico actuar de la naturaleza en esta zona.

Con ayuda de mi familia bajamos todo el equipaje del vehículo y lo llevamos al interior de la edificación. Al voltear veo a mi primo completamente psicoseado mirando a todos lados mientras alumbra con su linterna. El sonido del pasto siendo pisado, los aullidos del viento y el relámpago que acaba de caer nos hace saltar e ir corriendo al interior la casa... Somos la definición de valentía.

— En el clima anunciaron una tormenta para esta noche — Yetidad ¡¿Por qué me persigues?!

Mi abuela pasa caminando a mi lado tranquilamente antes de soltar una bomba — Entonces es muy probable que haya un apagón — Cuatro palabras definen este momento para mí, "Maldita sea mi suerte"

Como es bastante tarde, mi abuelo dice que es mejor irse directo a la cama. Todos obedecemos y nos vamos a nuestros dormitorios para descansar y renovar energías, aunque con este miedo quién duerme po'.

Nota mental: Nunca más en la vida ver weás así antes de irse a dormir.
 

Dos horas después...

Con el miedo corriendo entre mis venas, me tapo con las mantas de la cama y continuó de ver el final de la película que elegí... "El príncipe de Egipto".

Una cegadora luz se hace presente en la habitación y a los pocos segundos el estridente sonido de un rayo me deja con las uñas clavadas en el techo. El corazón me queda en la garganta, late con tanta fuerza que puedo oírlo y sentirlo. Lo peor es que mi respiración ahora es irregular y agitada.

De a poco el sonido de la lluvia se hace más y más presente hasta que gradualmente se transforma en una tormenta. El viento azota con fuerza el techo y a las canaletas, su sonido es digno de una película de terror.

"Batería al cinco por ciento"

Al no ver mi cargador presiono el botón de la lámpara para que se encienda... Se fue la electricidad, son las tres y media de la mañana.

 — Ay Dios no me weí.

 Sufriendo en mis interiores, busco como puedo el bolso en que llevo el cargador portátil, sin embargo, acabo de recordar que ese bolso está en el primer piso, ¡Mierda!

Llevando la mini linterna que mi papá me dejó sobre la cómoda "por si acaso", abro la puerta y alumbro hacia ambos lados antes de salir.

 — Bueno, la sangre de Cristo es poder.

 Lo malo es que esta casa es prácticamente igual a la casa de "La matanza de Texas" (a diferencia de que esta se encuentra en perfecto estado y que también fue remodelada). No saben lo terrible que esto está siendo para mí al recorrerla de noche, en plena tormenta y sola.

Entre chuchás internas bajo las extensas escaleras hasta llegar a la planta baja, el sonido que hace la tormenta sigue siendo un gran problema. Llego con las piernas como gelatina a la sala de estar, pero al divisar mi bolso voy corriendo hacia este y saco el cargador. Por suerte tiene batería completa.




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