Más alto. Más alto aún. Estaba bajo el dominio de la adrenalina. Un sentimiento sublime de libertad, como si flotara sobre el mundo.
"¡Snej, espera! No tendrás suficiente oxígeno. ¡Detente!"
"¡Siempre sabes cómo arruinarlo, hermano!"
Ella se detuvo en el aire y miró hacia abajo con reproche. Una esbelta joven de cabellos blancos, ojos verdes y alas níveas esperaba a que su hermano la alcanzara.
"Snej, tenemos que irnos, escucho cascos. Padre y los hermanos llegarán pronto al castillo. No deben saberlo."
"Lo recuerdo."
Ambos seres batieron sus alas y volaron hacia su hogar. Gemelos, tan distintos y, a la vez, tan semejantes. Eran los mayores entre los hermanos, pero diferentes. Únicos: ella, con alas blancas como la nieve, y él, con alas negras como la noche. Desde pequeños, le habían prometido a su madre que mantendrían en secreto su peculiaridad, incluso de su padre. El nacimiento de cada hermano menor despertaba en ellos una extraña sensación, sin entender por qué ninguno de los demás tenía alas ni por qué ellos, los gemelos, eran diferentes. Su madre les prometió que les contaría el día de su mayoría de edad, pero falleció antes. Desde aquel trágico evento, habían pasado diez años sin respuestas.
El castillo en el este de Mileria.
Estaban de pie en la escalera que conducía al castillo, esperando a su padre y a los hermanos. Una tropa de jinetes entró en el patio, y Snej se sorprendió. El hombre más corpulento entre ellos saltó de su caballo y avanzó a grandes zancadas hacia el castillo.
"Snej, Tas, prepárense. Mañana partimos a la capital. Padre y los hermanos están allá. El emperador se comprometerá, y debemos estar presentes."
Aren, un año menor que los gemelos, por su complexión y su carácter parecía mucho mayor. Alto, fornido, fuerte y brusco, era la "mano derecha" de su padre, siempre directo y parco en palabras. Como ahora.
Snej se apresuró hacia el castillo para organizar los preparativos antes del viaje. Sería su primera vez fuera de casa, y el temor se mezclaba con la emoción. Quizás ella y su hermano finalmente tuvieran la oportunidad de descubrir algo sobre su don.