04

BRITANY

Estoy acá despidiéndola con el corazón destrozado a la mujer que más he admirado en la vida, Ella fue mi todo durante años, ella fue ese pilar del cual muchas veces me sostuve cuando creí que ya no podía más, la que me decía “Una Deluxe no deja vencer por nadie”, las lágrimas no dejan de correr tras estos enormes lentes oscuros que luzco, no quiero que vean mi dolor, que sientan lástima de mi sufrimiento, pero es inevitable estas ganas de derrumbarme, mi boca tiembla al arrojar la rosa blanca esas que tanto le gustaban para luego tomar un puñado de tierra y arrojarlo hacia ese maldito hoyo donde descansará eternamente su cuerpo, mi padre está en silencio con las ojeras hasta el suelo, ¿Cómo un hombre puede envejecer en cuestión de días? Las bolsas de sus ojos son enormes, así como a mí me duele que mi madre y ejemplo a seguir se vaya, siento como si a papá se le hubiera ido la otra mitad está en silencio nunca he sido del todo apegada a él siempre fui la hija de mami, la seguía a todos lados y quería ser como ella, pero igual es mi padre no soy tan desalmada para no acercarme y abrazarlo para luego llorar en su hombro y siento como las lágrimas de él caen en mi espalda, somos un par de almas con el corazón roto.

…

Llevo dos semanas sumergida con este dolor clavado en mi pecho en la soledad de mi departamento, Pablo ha venido un par de veces a que le firme documentos que la verdad ni me he fijado no tengo cabeza para esas cosas, sigo sintiendo como si no me pudiese levantar de este golpe, no he revisado las redes sociales me la he pasado viendo videos viejos de mamá, cuando me enseñaba a nadar en la piscina de la casa que teníamos en ese pueblo, viendo videos cuando estaba aprendiendo a caminar y cuando caí ella me levantaba, abrazaba consolándome y llenándome de besos, duele tanto saber que no volveré a ver su dichoso broche en forma de lágrima, no entiendo como la vida fue tan injusta arrancándonosla de los brazos. Siento que tocan la puerta de una manera brusca, decido no abrir la puerta, no tengo ganas de hablar con nadie, la verdad. Mi teléfono está apagado, solo le di órdenes al portero que, si llamaba mi padre, le dijera que estaba bien, solo eso.

…

En total, cinco semanas encerradas hasta que decido que debo levantarme y seguir con mi vida. A mamá no le hubiera gustado que dejara todo, ella compartía conmigo alegría al ver cómo mi agencia iba creciendo con el pasar del tiempo, por ella me levanto y sigo adelante. Me doy una ducha helada para así terminar de despertar, paso crema humectante por todo mi cuerpo, luego aplica una especial en mi rostro en especial en las notables ojeras que aún adornan mi rostro, pero eso se soluciona con maquillaje, luego veo mi armario y saco de un vestido negro todo apegado al cuerpo con los hombros descubiertos y mangas largas para luego sacar mis zapatos Manolo Blahnik todo negro con la suela roja, termino de vestirme subo el cierre y le doy un toque más a mi maquillaje, me miro al espejo y puedo ver que el vestido no me queda del todo apretado al parecer he bajado de peso algo bueno entre tanta oscuridad algo debía salir a mi favor, hasta yo me rio de mi tonto comentario, porque sueno igual que ella, tomo mi bolso Channel junto con las llaves de mi auto y salgo rumbo a la oficina.

Salgo decidida a retomar mi vida y mi empresa, debo dejar esto que me atormenta atrás. El encargado de la recepción del edificio me saluda y yo solo le devuelvo el saludo con asentimiento de mi cabeza y media sonrisa. Lo que hoy menos quiero es hablar con la gente.

—Me alegra que haya salido señorita, que tenga un buen día —Me dice él, repito hoy no tengo ganas de que el mundo dirija la palabra si no es para decirme que mi negocio va bien, cuando falta poco para llegar enciendo mi celular tengo infinidad de mensajes lo sé por los ruidos de la mensajería, pero decido no prestarle atención entro al edificio y todos me quedan observando de una manera extraña supongo que sentirán pena así que no decido preguntar no me gusta esta sensación de que se fijen en mi presencia desde ese punto de vista. Subo por el ascensor y no hay nadie más. Algo bueno. Empezando el día, llego hasta el piso donde está ubicada mi agencia y cuando llego no hay nadie. Es lo extraño, mi secretaria debería estar en su lugar y mi asistente ya con el café listo.

Abro la puerta de mi oficina decidida a alzar la cabeza y seguir siendo quien soy sin importar que el mundo me haya dado un golpe en el corazón, pero como dicen que las desgracias no vienen juntas, lo que veo me deja sin habla, nunca lo creí capaz de algo así, como se atreven a semejante disparate, mi asistente se está comiendo a besos a mi secretaria, sobre mi silla, mi maldita silla de diez mil dólares.

—¿Qué carajo están haciendo? —Les arrojo mi bolso directo a la cara, juro que la rabia me está sobrepasando, como se les ocurre hacer esta clase de estupidez, lo voy a sacar de mi agencia en este momento como un par de basuras, nadie se atreve a hacerle algo así a Britany Deluxe, esta clase de comportamiento no lo soporta de nadie y menos de este par de ineptos.

—Jessica, vete y déjame con la bruja —¿Me dijo bruja? Este imbécil quien se cree, el mundo se puso de cabeza en mi ausencia, mi hasta hace minutos quien era mi secretaria, pasa por mi lado golpeándome el hombro con un aire de superioridad como si fuera la reina de Inglaterra y yo una simple campesina, esa mujer no sabe con quién se está metiendo y ese estúpido le voy a quitar la sonrisa de la cara, se les salió un tornillo definitivamente.

«Mira Britany, primero te calmas y dejas de gritar en mi empresa como si fuera un mercado, hay niveles. ¿Entiendes? —La única explicación que le encuentro es que ha tomado algún estupefaciente o se esté automedicando.

Cruzo los brazos ante tanta ridiculez y me acerco a él como siempre lo he hecho con elegancia, con la aptitud que me caracteriza.