Besties Perfectas

09

Regrese sola a casa, seguía incrédula que Justin me hubiera pedido una cita. ¿Por qué yo? ¿Acaso se quería burlar de mí como todos? Estoy abriendo la puerta del congelador buscando una cerveza fría, cuando mi hermano entra por la puerta y se pone una mano al pecho en tono dramático.

—¡Gracias a Dios! Juro que por un momento pensé que la lagartija esa —yo solo niego con la cabeza. A veces parece que él fuera mi padre y yo la niña pequeña que necesita que la rescaten.

—Solo quería caminar un poco y cómo no traje teléfono, además de que las malditas antenas no funcionan bien aquí.

Le lanzo una lata de cerveza y me siento con él en el sofá de la estancia.

—¿Estás bien? — Me pregunta para abrir su lata y darle un sorbo. ¿Estás bien? No, la verdad, no me siento bien, tener a esa mujer en el pueblo me altera por completo. ¿Negocios? Me dijo, verla me irrita sobre manera y encima que el mejor amigo de mi hermano me invito un café dice, no hermano no estoy bien, pero sé ocultar mis sentimientos de tal manera que nadie los notara, cuando subes a una pasarela no existe nada más que tú y el público delante de ti, tienes que entrar decidida sin miedos no importa si ante de subir tu gato se murió o tu novio te rompió el corazón tal cual lo hice en esa conferencia de prensa.

—Estoy bien, hermanito, no soy la misma, los años no pasan en vano, pero ¿Y tú? Sabes a lo que refiero Owen, no te hagas el desentendido. Además, recuerda que tú eres mi hermanito y no al revés.

Y la estira su cabeza hacia atrás, sabe muy qué me refiero que hasta los trece años él tuvo una especie de enamoramiento por Britany hasta que una carta le iba a entregar, pero de día Scott se burló de él y rompió la carta en su cara y le dijo que Britany era su novia.

—Tranquila, fue una estupidez de niño. ¿Crees que después de ver cómo te trato voy a seguir sintiendo algo así por ella? Esa lagartija te hizo daño y eso no lo cambia nadie. Tú siempre has sido lo más importante para mi hermana y así será siempre.

Termina su cerveza, la lanza al bote de basura, se despide con un beso y vuelve a salir. ¿Dónde va? No sé, a veces hace eso, supongo que son cosas de hombres, un día de estos me lo dirá.

Me recuesto sobre mi cama luego de darme una ducha, y a mi mente viene la sonrisa de Justin “Ahora que se fue Owen me puedo presentar como se debe, mucho gusto soy Justin y me gustaría que me des tu número de teléfono y así invitarte un café alguna vez, no muy lejana si fuera posible ¿Me das tu número de teléfono?” La amplia sonrisa que me dio al decirlo no sale de mi mente, es el sueño de cualquier chica, guapo, alto, moreno con ojos claros, un espécimen digno de admiración como diría Janeth mi ex estilista. Un hombre así atrae miradas de todas las mujeres a su alrededor, pero ¿por qué pedirme una cita? Aun sabiendo el carácter de mi hermano cuando se trata de chicos a mi alrededor. El sonido de mi móvil me saca de mis pensamientos.

—Lo conseguí preciosa, te negaste a darme tu número, pero como soy insistente cuando algo me gusta, lo conseguí no preguntes como, ya que un mago jamás revela sus secretos, (espero que este mensaje llegue rápido con la señal que hay por aquí suele demorar) espero que un día de estos me aceptes un café o un helado como guste la princesa

Dulces sueños. (Si sueñas conmigo, serán aún más dulces)

Dios ese hombre está loco, se va a volver un loco acosador como no quiero ni recordar ese episodio, es lo único que le puedo agradecer a idiota de mi ex. No le voy a contestar sería una estupidez, ese tipo de hombres no se fijan en este tipo de mujeres y toco los rollos que se forman en mi abdomen, me sujeto a mi almohada. Decido soltar mi almohada y verme al espejo, quito mi camisón y quedo en ropa interior, me observo, tengo rollos en el abdomen, tengo estas alas de pollo para en el antebrazo, mis caderas son un fastidio, tengo una ligera papada que no me ayuda en nada, ¿qué puede ver un hombre en mí? Soy una mujer fea, gorda y celulítica que no merece que ningún hombre pongas los ojos y si lo hacen solo es por morbo o fetiche, Bill tiene razón debió ser un suplicio para el fingirse el novio perfecto tanto tiempo, como pudo besarme y no salir a vomitar en el acto, yo lo oí le daba asco tocarme, por eso nunca me presiono para que tener sexo salvo una que otra vez, nunca me vio como mujer me vio como un medio para un fin mi fama y mi dinero, Malena tiene razón no soy más que una ingenua chilla de pueblo, no sirvo para nada, es evidente esa mujer frente al espejo no sirve para nada. Soy una tonta llorar por un par de traidores, pero un ruido en la venta de mi habitación me saca del trance y me asusta me tapo con las manos, aunque no hay nadie solo ese ruido que se vuelve a repetir tomo mi camisón y trato de recuperar la compostura, cojo un bate de béisbol que cargo debajo de mi cama y voy a ver por la ventana ¿JUSTIN? ¿Qué hace Justin en mi casa a la medianoche?

—Dulces, sueños, princesa — Sonríe como el que yo abriera la ventana fuera una gran Azaña para él da un beso a lo que creo que es una rosa y la deja en el césped para luego marcharse con las manos en los bolsillos y hasta silbando está loco.

JUSTIN



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En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

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