Besties Perfectas

10

BRITANY

No puedo dormir por más que trato, no si por ese colchón terrible que es peor que dormir en el sofá de la casa de la servidumbre de la casa de mis padres alguna vez lo hice la única que me emborraché porque ese día mamá me había regañado ya ni recuerdo porque, a eso súmenle los malditos pájaros que no dejan de hacer ruidos estúpidos, ¿Quién dice que la naturaleza es lo mejor? Esa persona debería estar internada en un sanatorio mental porque está loco. Agradezco que esta ventana tiene atrapa mosquitos porque si no, ya me veo estilo apicultora cubierta de arriba hacia abajo.

No puedo dormir en serio que es un suplicio infernal, me pongo un camisón una bata de señora de edad que me presto Marcela, ¡Dios mío ¡Si la prensa me viera sería el hazmerreír, y tendencia en las redes sociales!, mataría por un cigarrillo, no soy de las que fuman, pero cuando siento que el mundo se confabuló en mi contra y me han puesto contra las cuerdas, siento esas ganas de sentir el humo entrando hasta mis pulmones, agradezco que por lo menos los mosquitos se apiaden de mí y no me vean como una cena, estoy caminando por el jardín hasta llegar a una vieja reja de madera que da para un gran campo abierto. Estoy apreciando esto que no hice cuando vivía en este pueblo, no era de mirar el cielo y contar las estrellas, suena ridículo, pero mamá, ¿eres feliz este donde estés? No puedo decir que creo en el cielo o el infierno, porque eso sería mentir, pero quiero creer que está en un lugar donde ya no sufre.

Estoy perdida en mis pensamientos, cuando veo que a lo lejos se acerca alguien sujeto más la bata a mi cintura y presiono la parte alta de la bata para que se me vea ni el cuello, veo lo más cercano que tengo es una piedra termino tomándola rápidamente y guardándola en el bolsillo que tengo en la parte derecha casi por las caderas, hasta que puedo ver que es ¿Owen? Que hace a estas horas son casi dos de la mañana, cuando me ve, detiene su paso y me observa de pies a cabeza como si yo fuera lo peor que ha visto el día de hoy y después de todo creo qué.

—¿Qué haces, lagartija? ¿Saliste a comer moscas? — Es un imbécil y se va a cercando a mí que me hace retroceder hasta las gradas. Puedo sentir su aliento al alcohol sujeto más la piedra que tengo en una de mis manos, como si esto me pudiera defender de un hombre de su tamaño y peor ebrio, que es lo que parece que está.

—¡Eres un idiota, Reynolds! Deja de decirme de esa manera, que si tú agredes yo sé hacerlo mucho mejor — Eso me salió sin querer nunca me metí con él solo fueron mis amigos y eso era lo que adoraban decirle para humillarlo una y otra vez por lo que yo solo sonreía, pero nunca ataque directamente a Owen y no debería empezar ahora y a mi edad no soy una adolescente hormonal creyéndose la reina del baile.

—Ahí está la lagartija que yo conozco, la que le gusta humillar a los demás, déjame decirte algo no soy ese niño ridículo de anteojos, mientras estés aquí aprenderás a respetarme eso te lo aseguro, te lo dije y te lo repito yo no olvido y lo que tus amigos hicieron y sobre todo lo que tú le hiciste a mi hermana y a mí, no se me olvidara eso y pensar que yo alguna vez pensé que

No sé por qué se molesta conmigo ahora, Porque me dice eso si él empezó con su lagartija, yo trato y sí que pongo todo mi autocontrol para que mi lengua no me gane, se supone que soy una persona que no explota con facilidad, que es como hacer que una persona me respete sin levantar la voz, se supone que so conocido por el filo de mi lengua, por cómo puede dañar con mis palabras, trato de no devolverle el golpe no le voy a dar el gusto, insultándolo.

—No seas resentido, Owen, y deja el pasado atrás. Yo no vine aquí a molestar a nadie, solo quiero hacer negocios con tu hermana y luego me voy, así harás cuenta de que nunca viste y que no existo para ti, como me pasa contigo.

Él empieza a carcajearse, que termina tocando mi hombro para no caerse, que hasta se sujeta la boca del estómago. Veo su mano sobre mí y siento algo que me estremece todo el cuerpo, pero eso es imposible si yo.

—¡Eres peor que un iceberg, Britany, eres frígida! ¿De qué te sirve ser tan guapa y elegante? Si no sientes nada cuando te toco, me cansé.

—Yo no tengo la culpa que no seas lo suficientemente hombre para provocar algo en mí —Le estoy mintiendo e intentando guardar algo de dignidad, esto no es fácil de aceptar es que intente intimar con dos hombres distintos y mi cuerpo no siente nada a mis casi treinta años aún no sé lo que es que me hagan sentir un orgasmo como el que hablan las revistas, cuando el mundo a mi alrededor puede pensar lo contrario, ya que se tejen infinitas teorías sobre mi vida sentimental y sexual.

—No soy yo, eres tú y no te preocupes de que tu dichoso contrato de noviazgo, me prohíbe divulgar esto que sé, pero se acabó a ver si un consolador te ayuda en algo.

Cuando tengo a Owen tan cerca, es como si yo empezara a temblar de una manera extraña. Seguramente es por la corriente de aire que siento por estar en el exterior, sí, claro, por eso es que siento este escalofrío que me congela hasta los huesos.



#1151 en Novela romántica
#400 en Chick lit
#384 en Otros
#142 en Humor

En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.