Besties Perfectas

12

BRITANY

Me odio a misma por haber sido tan estúpida y gracias a eso estoy atascada en este pueblo, donde nunca quise regresar, me había jurado a mí misma nunca más pisar este lugar y ahora estoy varada en la carretera sin batería, y frustrada porque no encontré a Jennifer en su casa, tanto valor que necesitaré para doblegarme e ir a su casa y, en cambio, ¿Qué recibí? Nada, ¡maldita sea! Encima traje tacones, no digo que soy una boba, nada me sale bien, de pronto sentí como si algo se me incrustara en el pie descalzo. ¡Duele demasiado! No aguanto el dolor, parece que me incrusté una maldita astilla o algo así en el pie. ¡Dios, cómo duele! No puedo mantenerme en pie.

Dicen que en un pueblo chico te puedes encontrar con todo el mundo en cualquier momento, pero con él precisamente, viene en su patrulla y yo en este estado, no quería verlo después que el perro lo distrajo y yo me metiera cuál cobarde a la casa de Marcela no pensé que lo vería tan pronto, quiero girarme, pero el dolor me gana. Aunque esté adolorida no puedo dejar de fijarme en lo bien que le queda ese uniforme hasta ahora lo había visto de civil como le dicen ellos, pero verlo así con ese porte que tiene, se nota que hace ejercicios el traje le queda justo y exacto, hasta esos anteojos parece que fuera una película de esas de Hollywood.

—¿Qué tenemos aquí? Se escapó de su jaula de oro y fue parar como un cervatillo herido a lado de la carretera. — Es un idiota, que disfruta de mi dolor, no sea estúpida, Britany ¿Cuántas veces no reías mientras humillabas a su hermana? Parece que disfruta mucho todo esto, después de todo me odia, solo basta con mirar cómo tiene los puños cerrados al hablarme y ese aire de desprecio se nota a kilómetros.

—No necesito que vengas a reírte de mí en mi cara, ya Marcela viene por mí— No le daré el gusto de verme derrotado, no he necesitado de nadie hacía muchos años y no voy a empezar ahora.

—Cómo está sangrando tu pie, dudo mucho que la puedas seguir esperando — Está con los brazos cruzados observando hacia mi pie, cuando agacho la mirada y cuando veo que la sangre brota de la planta de mi pie, es lo último que ven mis ojos antes que siento que todo me da vueltas.

Cuando abro los ojos, estoy en un sofá y escucho que alguien grita.

—Te dije que no la quería en nuestra casa, esa mujer nunca debió pisar ese lugar.

—Pero el hospital estaba lejos y lo que ella tenía no era de cuidado. No la íbamos a dejar en medio de la carretera, apenas despierte, le decimos que se vaya y punto.

—No hay necesidad que le saquen yo sola puedo, solo préstenme un teléfono para mandar un mensaje — A regañadientes y quejidos de parte de él, JENNIFER me presta su móvil y eso me parece perfecto así obtengo su número privado, le mando un mensaje a Marcela que apenas llegue el mensaje me venga a buscar en casa le iba a escribir tanque, pero no puedo lo menos que quiero es que ella lo lea y mi plan se venga abajo.

—Lo de tu pie no es nada es solo tu HEMATAFOBÍA — Yo frunzo el ceño, muy pocas personas lo saben, ese miedo que con los más renombrados psicólogos me han logrado quitar y sí que he intentado quitar ese miedo irracional a la sangre, yo asiento el rostro a lo que ella me trae el vaso de agua directo del fregadero, en este pueblo todos lo hacen y creo que no estoy para pedir agua de manantial virgen con toque de cítrico en él

—Gracias — No puedo evitar observar el vaso antes de bebérmelo, pero la voz del energúmeno ese. Me saca de quicio.

—No está envenenada su majestad disculpe usted si no tenemos el agua que usted suele tomar, mil disculpas — Y hace una fingida reverencia yo solo lo miro fijo y quisiera que mis ojos tuvieran rayos y lo atravesaran mientras sin dejar de verlo me bebo el vaso de agua, él me mira es como si ninguno quisiera perder.

Permanecemos unos minutos en silencio hasta que ella lo rompe con su pregunta.

—¿Qué te trajo al pueblo? No me digas que negocios, lo cual es absurdo, ya que tú prometiste nunca regresar a este lugar. Dime, Britany ¿qué es lo que pretendes?

¿Qué pretendo dice? Nada solo que trabajes para mí como modelo en una nueva línea para tu talla querida, no puedo hablar con ella si su querido hermano está presente, agradezco que alguien tocara a la puerta, cuando Owen la abre lo que veo no lo creo no es Marcela es más bien su primo JUSTIN, cuando él mira hacia dentro de la casa lo primero que ve es a Jennifer, pero no soy adivina, pero esa mirada es media extraña, pero no la pienso estudiar, no quiero permanecer más este lugar, siento que me ahogo estando aquí.

—Supongo que tu prima te envió— Mientras me levanto y cojeando un poco, a lo que él entra y me ayuda a caminar, mientras yo sujeto mi zapato en una mano, me hubiera gustado hablar con ella de mis planes, pero ahora que tengo su número será más fácil.

—Así es creo que seré su escolta, hola, Owen, hola, preciosa. — Bum lanzó una bomba.

JENNIFER

¡Carajo! ¿Por qué dijo eso delante de Owen? Mi hermano lo quiere matar.

—¿Qué has dicho, imbécil? — Me quiero meter en medio de los dos, pero creo que Britany fue más astuta como siempre, como no si con lo que se nace no se quita con los años.



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En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

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