Besties Perfectas

14

BRITANY

Siento que en cualquier momento termine por desmayarme, este lugar me parece nauseabundo, siento un asco de solo mirar a tanta gente con los cuerpos que sobresalen de sus camisetas o pantalones, a tanta gente meterse tal cantidad de grasa a su cuerpo, están locos ¿Cómo pueden sentirse felices y demostrar alegría comiendo algo como eso? Tengo que soportar estar entre ellos y además vestir como un maldito estropajo, el hijo de Marcela me arruino todo mi guardarropa, lo único que quedaba era una camiseta grande por lo menos era limpia, no quería, pero no tenía opción y corte los pantalones de Marcela para que me queden, parezco un saco de papas mal puesto, lo que más insoportable se me hace es la cara de alegría de Reynolds, se le mucha alegría verme haciendo el ridículo.

—Si tú lo dices — No va a perder oportunidad de hacerme ver el ridículo que estoy haciendo, pero aun si parezco un saco de papas estoy segura de que más de uno me mira con cara de deseo, cualquiera de esos gordos asquerosos desearía que yo volteara a verlos, aunque sea un segundo, ponga lo que me ponga sigo siendo BRITANY DELUXE.

Trato de no andar con rodeos, no me conviene para nada que se deje guiar por sentimentalismos baratos, ella tiene que darse cuenta de que mi propuesta es la más ventajosa que le puedo dar en este momento.

—¿Te sucede algo, Deluxe? ¿Te molesta algo? — Sé que sabe lo fastidioso que es para mí estar en un lugar como este, lo está disfrutando y quiere llevarme al abismo de la desesperación, no sería capaz de tomar ni un vaso de agua acá, a lo mejor, me la dan del mismo grifo.

Ya me estoy cansando de hacer el ridículo, me fastidia tener que mostrarle debilidad. ¡Maldita sea, papá! Me siento humillada. Yo, Britany Deluxe nunca me he sentido de esa manera. Me harté de su mirada, de sus gestos, de cómo disfruta mi situación tan vergonzosa. Seguramente siente el poder en sus manos porque sabe que lo tiene y lo está gozando.

—Mira, muñequita de plástico, primero que nada, bájate de esa nube que no estás en universo Britany Segundo, aquí la que decide soy yo, por lo que veo, tú eres la que necesitas de mí con suma urgencia. Ahora sí habla, ¿qué quieres?

—Quiero que seas la imagen de Milleniun A1 y hagas una línea de ropa para mujeres de tu talla. —No puede seguir dándole vueltas al asunto, tengo dos meses y medio para poder tender de nuevo en mis manos mi más preciado tesoro mi agencia, no soporto la idea de permanecer más tiempo en este horrible lugar, si tengo que rogar lo haré nada es más importante que mi agencia, nunca creí que pensaría de esa manera, nunca pensé que terminaría pidiéndole algo a Reynolds, esto es como estar en una pesadilla de la cual quiero despertar pronto. Siento vergüenza de mí misma estar pidiéndole un favor.

No me da tiempo de seguir pensando porque la veo marcharse y la desesperación se apodera de mí. Duele decir esto en voz alta, pero necesito de su ayuda. Mi desesperación habla por mí, estoy a punto de suplicarle a Jennifer Reynolds.

—Por favor, te lo pido, necesito que me ayudes. — Nunca pensé que esas palabras saldrían de mi boca, nunca pensé yo Britany Deluxe rogarle a Jennifer Reynolds más bien el tanque Reynolds.

—¡Está loca, suéltame! — No puedo evitarlo, no puedo dejar que la oportunidad de recuperar mi vida. No importa lo que la gente murmura a nuestro alrededor, no importa la vergüenza que estoy pasando. Recuperar mi vida es lo único que aparece en mi mente una y otra vez.

—Solo piénsalo, solo eso piénsalo — Y la suelto para verla marchar, siento mi alma partirse en dos, es como si con ella se marchara una de mis últimas oportunidades, llevo días acá y sigo intentando por otros medios recuperar mi vida, pero solo he recibido negativas, es como si alguien se encargara de cerrarme cada puerta y ventana que me puedan ayudar a resurgir.

Ha pasado cinco malditos días, cinco días en que no he dormido bien, cinco días en las ojeras no dejan de aparecer en mi rostro sumado a este cuchitril donde estoy viviendo, me mude de la casa de Marcela, no podía vivir con ese par de engendros del demonio, arruinaron mi ropa, mi maquillaje eran un tornado cuando se lo proponían, no podía seguir ahí y lamentablemente no tengo dinero para un lugar decente, estoy en la bancarrota total, ahora lo veo y lo reconozco peque de soberbia en dejar todo a nombre de la compañía para que ahora me vea en esto, sumergida en mi propia miseria, necesito respirar aire, no he querido de salir de aquí, pero ya aguante lo suficiente, este lugar me ha vuelto una mujer débil y diablos yo no soy así, nunca he sido así, siempre se me enseño que el ser fuerte te protege, que el atacar antes de que te ataquen te asegura que nadie se burle de mí, mamá eso me enseñaste, pero como le hago cuando me siento ahogada, cuando siento que me están dejando sin aire para respirar y de pronto siento como golpean fuerte a la puerta, es el viejo asqueroso dueño de este lugar.

—Muñequita, te buscan — Y se va arrastrando sus pies. Viejo asqueroso, cuando pagué por la habitación, me miró de pies a cabeza y pasó la lengua por todo alrededor de boca. Fue nauseabundo y escalofriante. Jamás imaginé terminar en un cuchitril como este, pero no tenía opción.

Abro la puerta y quien está ahí me sorprende de una manera que casi me quedo sin aire. Me tomo de brazo ingresando a mi habitación, no sé qué demonios le pasa al idiota, puede ser muy comandante de policía, pero no le da derecho.



#1151 en Novela romántica
#400 en Chick lit
#384 en Otros
#142 en Humor

En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.