Besties Perfectas

15

JENNIFER

Necesito pensar, me molesta tanto que las palabras de Britany me sigan desquiciando, voy a tomar algo, además de que no puedo andar todo el tiempo escondida como si fuera un ratón en mi pequeño mundo.

Estoy cerca al pequeño centro comercial que tiene la ciudad, no es como en las grandes ciudades, pero algunas cosas si llaman la atención, ayer que no podía dormir me puse a arreglar algunas prendas que tenía en mi guardarropa, aquellas viejas prendas que deje en mi pasado al salir de la ciudad según yo a comerme el mundo y el mundo termino comiéndome a mí, una blusa que me quedaba supergrande y no me había dado cuenta, no soy la misma de esa época mi cuerpo es diferente no del todo, pero es diferente eso es algo que no puedo negar. Decidí que debía cortar las mangas hasta la mitad de mi brazo y las remangue un poco poniéndole un botón en forma de flor del mismo color blanco, me puse una vieja falda color salmón y le arregle en vez de un cinturón un lazo grande me gusta cómo me veo seguido de unas sandalias bajas, creo que me veo bien, hoy es uno de esos días en que el espejo no me regaña, hoy es uno de esos días en que mi imagen no luce grotesca e insípida, hoy es buen día para que nadie me diga que debo o como debo ser.

—¿Tienes este modelo en mi talla? — Le pregunto a la vendedora, que me mira con cara de pena. Es una cara que solo pocas me dan, otras son caras de horror por mi pregunta o una cara de reproche por solo preguntarlo. ¡Claro que sé que mi talla no es la de la mayoría de las mujeres en este lugar! Me dan ganas de gritarle para que no sienta compasión de mí.

—Lo siento, no vendemos ese tipo de tallas, pero no le diga a mi jefa. Conozco de una señora que puede hacerle una casi igual, pero un poquito más caro, pero recuerde, no diga que yo le dije. — Me lo dice casi en su susurro a pegándose un poco más a mi lado, pero inmediatamente se aleja, cuando veo que su jefa quien no es más que la señora Vandeslot claro que la recuerdo, es la mamá de Scott uno de los principales gestores de todas las humillaciones que sufrí, también es el hombre que mi hermano metió preso una vez.

— Si ya dejaste de chismear como si esto fuera un mercado, ve a tus labores, usted, seño… rita Reynolds, le pido amablemente que te retire, ese local ni ningún otro de este pueblo hay ropa como para usted, deje de perder el tiempo y que las personas que nos ganamos el pan para vivir lo perdamos.

—Hay maneras de decir las cosas y usted deja mucho que desear, no sé cómo puede decirse vendedora si no sabe tratar a un cliente — Me prometí a mí misma que debo ser más fuerte, que no debo dejar que otros me traten de menos, solo porque no les parece que luzco como debería lucir, pero juro que no puedo creer que me está queriendo sacar como si yo fuera un perrito moviendo la mano, me está tratando como a un animal.

—Te lo repito las personas como tú no tienen lugar en mi tienda ni en ninguna otra, las personas como tú, pierden su tiempo creyendo que pueden lucir normal, no sé en qué cabeza cabe que tenemos tantas xxxx para tu cuerpo, mejor consigue una carpa cariño — Sus palabras me dejan helada y mucho más cuando escucho detrás de mí, esa voz es de ...

—¡Retractase en este momento! Señora Vandeslot, le repito retráctese de sus palabras — Es Justin, vestido con una camisa a cuadros y un pantalón jean que le queda como si fuera hecho especialmente para él, seguido de esa mirada que me da seguridad, él se acerca más a mi toma mi mano y me lleva detrás de él, yo sigo sin creer como le ha alzado a la voz a esta señora que parece que ha visto un fantasma, está horrorizada y no estoy perpleja por cómo se enfrenta a ella por mí, como en los cuentos de princesas que me contaba mi madre y el caballero en brillante armadura este caso una camisa a cuadros viene en mi rescate.

—¡Justin! No puedes estar hablando en serio, todo porque su hermano es tu jefe, solo por eso lo haces. — Debe ser cierto, como un hombre tan hermoso por donde lo veas, se atrevería a enfrentar a una señora como ella por mí.

—Está muy alejada de la realidad, yo estoy de civil si no se ha dado cuenta, pero vi como la miraba y luego la oí, qué decepción con usted, una señora de su edad, portándose como una niña malcriada y berrinchuda, creyéndose un ejemplo a seguir, hasta hace un tiempo la admiraba porque era amiga de mis difuntos pares, pero ya no más y le digo esta mujer que está aquí — Para luego tomarme de los hombros y yo sigo sin emitir sonido alguno — se merece el respeto de usted y de quien sea, lo que acaba de hacer se llama discriminación y está penalizado, así que discúlpese en este momento o me veré en la penosa necesidad de llamar a algún compañero de servicio para que venga a tomar las acciones de caso ya sea con una multa o un arresto, porque si Jennifer quisiera puede demandarla y saldría ganando porque yo le serviré de testigo.

Sus palabras son firmes, sus palabras suenan de tal manera que yo solo lo observo mientras la señora, delante de mí, me mira con furia contenida. La veo presionar sus manos hasta hacerlas puño y pareciera que hasta le saldrá humo de todos lados.

—Lo siento señorita Reynolds, pero en esta tienda solo tenemos desde la talla desde Súper small hasta large — Yo no digo nada solo acento con el rostro y me doy la vuelta, no quiero estar más ahí, me incomoda que este tipo gente solo pide disculpas cuando se ven acorraladas, solo he avanzado unos pasos cuando alguien me sujeta ligeramente de mi antebrazo.

—Perdóname que te aborde así, pero ¿Podría invitarte un helado? — No puedo dejar de observar sus facciones, esos ojos preciosos, su piel oscura hace un contraste único con su hermosa sonrisa y como muerde ligeramente sus labios, sus ojitos se hacen chiquitos, ya que está como que esperamos una respuesta de mi parte, como decirle que no, además me acaba de ayudar es lo mínimo que debo hacer, claro si por agradecimiento, si eso solo agradecimiento, no debo hacerme ideas tontas en mi cabeza, después de todo fue mi caballero andante.



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En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

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