Besties Perfectas

17

JENNIFER

Ahora estoy aquí, como si fuera una tonta adolescente sonriendo como boba con cada ocurrencia de Justin, descubrí uno que es el hermano mayor de tres, dos siempre quiso ser policía y por último me ha dicho que es soltero, pero que hay alguien que le gusta, yo pienso que debe haber muchas chicas detrás de él, un hombre tan atractivo no pasa desapercibido para ninguna mujer.

—Y esa mujer solo lo hizo para verme la espalda baja, era una mujer de ochenta años, podía ser mi abuela — Yo empecé a reír nuevamente de manera escandalosa que casi termino arrojando la malteada sobre su camisa, me sentí avergonzada, ¿cómo puedo ser tan torpe delante de él?

—Qué vergüenza contigo, Justin — me tapó la cara de la vergüenza, negando con el rostro el bochornoso momento que acabó de pasar. Trágame tierra y escúpeme en un volcán, pero él no dice nada y con sus manos apartan las mías que tapaban mi rostro.

—Nunca te avergüences de ser sincera, de ser tú, eso es lo que me gusta de ti, no finges ser quien no eres, eres auténtica, hermosa y honesta —Lo miro como si le hubiera salido otra cabeza, debe tener fiebre toco su frente para comprobarlo.

—¿Qué haces? — Y sonríe de una manera tan dulce que hace que mi corazón sienta un calorcito que nunca había sentido.

—Es que acabas de decir que te gustó y eso es imposible, mírate y mírame, eso que has dicho debe ser un mal chiste. ¿Acaso eso te parezco un chiste? — Empiezo a enfadarme, él también se está burlando de mí, pero ¿qué necesidad para eso? Me quiero levantar y él me sujeta de la mano de manera demandante, yo solo puedo verlo con cara de enojo, no debo dejar que nadie se burle de mí, eso es algo que debo entender, eso es algo que mi mente debe saber de memoria, no voy a ser burla de nadie.

—¿Por qué decir que me gustas es un chiste para ti? Me gustas por eso, porque eres diferente, me gustas desde que te vi en la feria del pueblo, si fueras delgada como algunas de igual me gustarías, para mí eres hermosa Jennifer con rollos o sin ellos, a mí me gusta tu sonrisa, a mí gusta tu manera de ver a los demás, tu manera de ser, no me importa cuánto peses o cuan diferentes nos vemos juntos, no he dejado de pensar en ti desde que te vi, aceptar que me gustas no fue difícil de admitir, no me importan los estereotipos como estas imaginando, me gustas tú y desearía que nos conozcamos más, salir juntos y cortejarte como te lo mereces, si tu hermano se molesta lo enfrento no importa.

La manera en que lo dice, la manera en que sus ojos me observan al decir esas palabras, me da miedo, puede que no esté mintiendo y eso es algo increíble de aceptar, un hombre con su porte, con su apariencia y esos hermosos ojos, podía estar diciendo la verdad, pero yo una chica que no está entre los estándares de belleza convencionales ¿Cómo podía gustarle?

—Justin, yo no soy una mujer de medidas perfectas, no soy el tipo de chica común, mírame ni siquiera puedo entrar en una tienda y ser tratada de manera igual, por ejemplo, aquí no hay ningún sitio donde una chica como curvas como yo, se sienta cómoda, no puedo comprar una prenda sin tener que mandar a adaptarla.

Sentía como si me quitara un peso de encima, como si primera vez en mucho tiempo mis pensamientos tuvieran voz, como si sus palabras me hubieran dado el valor de ser sincera hasta conmigo misma.

—Entonces haz un cambio, si nadie lo hace, ¿qué te impide ser la primera? Si necesitas apoyo, cuenta conmigo. Tú eres capaz de hacer lo que te propongas, solo necesitas saber qué es lo que quieres hacer. Yo sé que quiero conocerte, porque me gustas y nadie me va a detener para conquistarte solo tú podrías impedirlo, aun con eso yo insistiría hasta que te dieras cuenta de que mis intenciones son las mejores, sueno cursi, pero tengo hermanas y siempre pensé que si yo quiero un caballero para ellas también tengo que serlo con la chica que me guste y esa eres tú Jennifer y no me rendiré hasta que me creas.

Todo suena tan bonito y romántico, pero me cuesta creerle, me cuesta en este momento hasta creer en mí misma.

—Solo dame tiempo para pensar las cosas — Cuando se lo dije, era como si la esperanza surgiera en él, un brillo apareció en sus ojos, se paró se acercó a mi tomo mis manos las junta con las suyas y le dio un beso en las palmas de estas, no le importo que otras personas empezaran a murmurar él estaba feliz y mi corazón latía como caballo desbocado, o como chiva loca fuera de su corral. De pronto su teléfono sonó, creo que era una de sus hermanas hablándole de un problema con las tuberías.

—Quisiera charlar más contigo, de verdad que sí, no sabes cuán feliz me haces que me des, aunque sea una pequeñísima oportunidad, pero parece que mis hermanas no pueden arreglar la tubería de la cocina y antes que se vuelva la inundación del Titanic.

Me da un beso en la mejilla y se va, camina en reversa mientras me observa de una manera que me hace sentir especial, tengo que admitirlo. Sin darme cuenta, estoy suspirando como boba, me levanto y camino un poco, pero antes decido ir al tocador, mi cara arde de tantas emociones.

—No puedo creer que el dueño alquile ese lugar a tan alto precio. En un pueblo como este no se puede alquilar un local a mil dólares como pago mensual, es un abuso.

Cuando las oigo hablar, es como si una idea llegara a mi mente junto con las palabras de Justin.

—Entonces haz un cambio, si nadie lo hace, ¿qué te impide ser la primera? Si necesitas apoyo, cuenta conmigo. Tú eres capaz de hacer lo que te propongas, solo necesitas saber qué es lo que quieres hacer.



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En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

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