Besties Perfectas

19

BRITANY

—¡Dios mío, qué vergüenza! Es la gran Britany Deluxe, ahora es esclava de esa gorda.

—¡Cállense, idiotas! No saben lo que están hablando, dejen de burlarse de mí, malditas brujas.

—Qué ridícula te vez con ese uniforme de mucama y tu plumerito.

Malditos sueños, más bien pesadillas que no me dejaron pegar ni un ojo en toda la noche, es imposible lo que estoy viendo, lo que estoy padeciendo, nunca pensé que yo Britany Deluxe terminaría bajo el mando de Jennifer Reynolds, ni en mis peores pesadillas imagine que algún día tendría que decirle SI a todo sin chistar, no puedo negarme, no puedo poner objeciones y aquí estoy rumbo a la ciudad, aquella de la que salí derrotada hace casi dos meses.

—Puedes moverte lagartija — Odio que me hable de esa manera, sé que lo hace para hacerme enojar, para que explote y me dé por vencida, pero no lo haré, saldré airosa de cualquier prueba que a ella se le ocurra ponerme.

No digo nada y tomó su pequeña maleta recordando la charla que tuve con ella antes de subir al auto con su querido Justin

—Recuerda Deluxe, tú trabajas para mí, yo tengo tu vida en mis manos, no puedes ni debes intentar traicionarme porque de alguna manera me puedo enterar y si de verdad esa dichosa agencia es tan valiosa para ti entonces sabes que es lo que te conviene — Muy valiente, todo porque sabe que no tengo opción la maldita vida no me dio opción.

Y ahora estoy aquí como si yo fuera su botones entrando a un gran edificio, pero nunca tan lujoso como el que yo tenía, pero tengo que admitir que se ve muy bien para ser de una persona con ese tipo de vida

Al entrar a su departamento número quinientos siete, muy típico número dorado en su puerta color blanco, en forma ascendente, Jennifer se ve tensa, pero no me importa.

—En lado de al fondo está mi habitación, yo voy a salir toda la tarde y lo que necesito es que separes mi ropa, por colores, texturas y temporadas, también quiero que separes mis accesorios y zapatos, mi maquillaje deseches los que están muy gastados, necesito que le des una limpieza general y lo que se puede empacar quede en cajas. Y el resto de los muebles lo embalas, que al finalizar la tarde vendrá caridad por ellos.

La escucho y no lo creo. Es inconcebible que yo sea como la chica de limpieza, su sirvienta que tenga que SEPARAR, EMBALAR, ORGANIZAR Y GUARDAR ósea una mujer como que tenía bajo su mando a decenas de personas, aquellas que un solo gesto temblaba, que con mi don de mando hacía que el mundo girara, no puedo creer lo que tenga que pasar y estoy segura de que esto es solo en el principio de mi verdadero tormento.

Se marchó, dejó unos billetes sobre la isla de su cocina como si yo fuera una pesetera o limosnera. No pienso tocar su cochino dinero, así me muera de hambre, no me voy a rebajar aún más de lo que lo estoy haciendo.

Siento que voy a explotar han pasado dos horas y no termino ni de separar su ropa, no puedo negar todo son de muy buena calidad, sin mucho uso, nunca me ha interesado ese tipo de modas de tallas grandes solo sabía que ella era modelo y muy famosa nunca quise preguntar hasta donde, pero estas prendas son de casas especializadas y algunas que parecen que hicieron modelo especialmente para ella, ahora quiero bajar esa pila de cajas para armar, mis pobres uñas están pagando las consecuencias de toda esta tortura china a la que estoy siendo sometida y al final todo termina cayéndome encima soy un desastre esto no es lo mío, esto definitivamente no es para mí, ahora tengo que recoger todo hasta las fotografías ¿Qué es esto? Son fotografías de ella con un chico medianamente atractivo, pero he visto mejores. Ella lo tiene del cuello sonriendo a la cámara y él también sonríe. ¿Será que tenía novio? Y eso lo confirma con otras fotos que veo entre ellas también de sus desfiles sobre pasarela se nota que no es la misma que en la escuela, aquí puede ver que si tiene algo de cintura y su cabello es otra cosa que para ser sincera es muy bonito, pero que me interesa a mí este tipo de cosas de ellas, solo tengo que guardar todo.

Por fin he terminado con lo que es su ropa, son como veinte cajas, nunca he tenido que hacer esto ni mi guarda ropa organizaba tenía a alguien que lo hiciera, pero no es que también la mande a andar de barrendera por mi casa eso se encargaba otra persona, me doy vergüenza a mí misma, ¿se supone que nací para esto?, Por supuesto que no, yo nací para brillar, no para hacer que otros lo hagan. Solo con ver como ando vestida realmente paso como la señora de limpieza, me cayó un líquido asqueroso encima y he tenido que ponerme una camiseta de ella que me llega hasta la rodilla, mi cabello amarrado de manera torpe, si no tengo un peine no puedo hacer nada, mi cara llena de polvo, nadie debe culparme de mi aspecto si a la justa tendía mi cama.

El timbre suena, imagino que son los de caridad, son muebles en muy buen estado, no sé qué necesidad de darlos, pero bueno es su problema, no quiero tener que ver en su vida más de lo indispensable, aunque lo que quisiera es no tener nada que ver en ella.

—¿Dónde está? — El tipo este entra sin preguntar o presentarse en un mal educado, pero cuando lo observo bien, me parece que es el noviecito ese de Jennifer, pero un poco más delgado.



#1151 en Novela romántica
#400 en Chick lit
#384 en Otros
#142 en Humor

En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.