Besties Perfectas

22

JENNIFER

Tuve que buscar a Justin por toda la ciudad, cuando fui a su hotel no lo encontré, por un momento tuve un poco de temor, ya que no conocía la ciudad como yo, luego recordé que es policía y me sentí tonta, creo que Justin significa para mí más de lo que creía, finalmente lo encontré haciendo lo que más le gusta, ayudando a los demás, está con una anciana cruzando la pista, mientras los autos tocan sus cláxones de manera exagerada, porque no pueden avanzar.

—¡Justin! — Grito como loca en medio de la calle, él gira a verme, pero su rostro luce enojado, cuando han terminado de cruzar la calle, la anciana le regala una naranja y le dice algo al oído, él camina en dirección hasta donde estoy y yo no puedo resistir estas ganas de abrazarlo fuerte, como si el mundo se fuera acabar y esta es mi última oportunidad de tenerlo cerca.

—Jennifer, pero — No resisto más y lo beso en plena calle, a la luz de día, extrañaba sus besos, esa manera de tomarme de la cintura y pegarme a su cuerpo, quiero estar con él, quiero ser su novia y que el destino vea lo que nos tiene preparado.

—Si estoy soñando, no me despierten, por favor. — Mientras tiene su rostro pegado al mío y siento su aliento sobre mis labios a solo un centímetro de volver a besarnos, no me molestaría para nada que lo hiciera, al contrario de eso, pido mi limosna como dirían en la televisión.

—Justin perdóname, pero si te digo no hay otro hombre en mi mente que no seas tú y solo tú — Es la verdad desde que lo conocí me ponía nerviosa, sus ojos, su sonrisa todo de él hacía que no quisiera dejar de verlo, su apoyo a seguir mi sueño, su manera de ser, esa de animarme a ser yo misma y no cohibirme me hicieron dar cuenta que no debo perder más tiempo.

—¿Y en tu corazón, Jennifer? Es lo que más importa: ¿quién está en tu corazón? — Es el hombre más dulce del planeta, debí salvar el mundo en mi anterior vida. Es tan bueno que, tal vez, no Jennifer Reynolds aleja esos pensamientos de tu mente. Mira el tipo de hombre que tienes a tu lado.

—Tú y solo tú, Justin. — Veo la sonrisa tan hermosa que tiene, como se agranda de pocos sobre su rostro. Lo observo jugar con su nariz sobre la mía, como si fuéramos dos niños pequeños descubriéndose enamorados.

—No tienes idea lo feliz que me haces, eso quiere decir que — Necesito que me lo pregunte, me siento tan emocionada si lo escucho de su boca, sé que me negaba muchas veces a la idea, pero hoy estoy más segura que nunca dé mi respuesta, quien diría que necesitaba ver a ese mecretefe para poder darme cuenta de lo que de verdad quiero y me merezco.

—Si no lo preguntas, no sabrás — Mi rostro se pone rojo por las palabras que acabo de pronunciar, él acomoda mi cabello detrás de mi oreja, me ve de frente a los ojos y me dice.

—Jennifer Reynolds, ¿Quieres ser mi novia? Y decirme Chocolatito todas las veces que quieras — Nunca imaginé que un hombre así pudiera existir para mí, nunca pensé más bien que un hombre así se pudiera fijar en mí, pero él me enseñó y enseña que no depende de las apariencias sino de lo que tu corazón tiene.

—¡Si Justin Scott acepto ser tu novia! — Y me besa de una manera que hace que todo en mí se derrita, me alza ligeramente y yo solo puedo hacer como en las películas, mis pies hacia atrás producto de lo bello que se sienten que te quieran tal cual cómo eres, que te quieran con tus defectos y virtudes, sobre todo que te enseñen que puedes ser una mejor versión de ti misma.

Las personas no dejan de vernos cuando caminamos de la mano por la plaza, sé que se preguntarán que hace una chica como yo con un chico como él, pero ese pensamiento se va rápidamente cuando él me besa, o me abraza por la espalda llenando de besos mis mejillas.

—Esto parece una locura —. Mientras estamos tendidos sobre el gras de un parque, yo sobre sus piernas y él mirando el cielo y luego a mí de una manera y acariciando mi rostro.

—Locura va a ser cuando hable con mi cuñado — Yo me levanto como un resorte ante esa palabra, había olvidado a mi hermano por completo, se pondrá como un chivo desbocado.

—¡Mi Hermano!, Justin.

—No te asustes, o ¿no quieres que él sepa? Seguirás con eso, de que no se entere de nada, eso no me gusta para nada, Jennifer —Cómo le digo de una manera que no suene a que lo estoy menospreciando.

—No es eso, solo que piensa que a mi hermano no se le hará fácil aceptar que su hermana es novia de su mejor amigo, hagamos algo, ven a verme a casa, que él se acostumbre a tu presencia a mi lado y en un mes le contamos — Creo y espero que sea la salida más salomónica.

—Tiene sentido tu lógica, además de que una vez me dijo que sería capaz de vaciar su cartucho de balas sobre quien se burle de su hermana. No te pongas así, preciosa, que tú eres lo más importante para mí junto con mis hermanas. Así que haré como tú dices — Y me da un beso y yo, ya siento que puedo respirar tranquila, me vuelvo a recostar sobre sus piernas.

Las horas pasaron muy rápido, no sé en qué momento oscureció, el amor me quito el apetito, porque no quise cenar, solo comimos cualquier cosa, por ratos me sentía como en las películas rosas y la protagonista pasea con el novio por la feria, es una sensación tan placentera, nunca creí que me pudiera sentir así.



#1151 en Novela romántica
#400 en Chick lit
#384 en Otros
#142 en Humor

En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.