Besties Perfectas

25

BRITANY

Es imposible no pensar en mi vida de ahora, es imposible no sentir que me estoy rompiendo por dentro, yo debería tener esa vida, yo debería seguir a la cabeza de lo que tanto me costó tener, mi adorada agencia, me lavo el rostro y me veo a espejo, no soy ni la sombra de lo que fui alguna vez, quien me conociera y me viera ahora solo se reiría en mi cara, mis ojeras, mi lozano rostro hoy tiene hasta manchas como no tenerlas si deje de usar esas cremas que yo adoraba ahora solo el agua es lo que limpia mi rostro.

—Miren a quien tenemos aquí, Mira, claro cómo vas a saber si solo es un minúsculo ser de lo que fue alguna vez —¡Maldita sea es Priscila Howard! Alguna vez la rechacé en mi agencia porque venía de aquel pueblito que tantos malos recuerdos me provocan en el que tengo que vivir hoy, no quería que nadie me recociera y me la vengo a encontrar justo en este instante.

—Déjame en paz, Priscila — Intento marcharme, pero ella no me deja, me toma del brazo y yo la quedo mirando, como diciéndole cómo se atreve.

—Aun después de caer en desgracia no dejas la altanería de lado, mírate Britany estás hecha un desastre, no tienes nada, ni dinero ni agencia, ¿dónde quedó la que se creía toda poderosa? Alguna vez me trataste como una principiante y como la vida da vueltas. Hoy yo estoy en lo más alto y tú en el fondo de un charco de lodo. perdiste todo, deberías agachar la mirada.

—No voy a agachar la mirada ante y ante nadie, si es cierto, perdí todo, pero, así como lo perdí, lo recuperaré. — Trato de mantener la poca dignidad que me queda, pero es imposible cuando ella me suelta y se ríe de mí.

—¿Lo que alguna vez tuviste? Deja que me ría un poco, por favor. Ni sabes dónde estás parada, tu querida agencia hoy es el hazmerreír de toda la industria, ese sujeto la ha llevado a la ruina en un poco más de un mes. — Siento mi corazón romperse, ¡no puede ser verdad! Es un imbécil que no sabe lo que hace, no puedo dejar que todo lo que construí se vaya a la basura como si fuera cualquier cosa.

—Si el ave Fénix resurgió de sus cenizas, yo también lo haré. — Y ella empieza a reír nuevamente, no sé dónde me salió el valor para hacer esto, termine abofeteándola por reírse en mis narices, no sé de donde surgía la furia por verse reírse de mi desgracia, por un instante tengo un flashback de lo que le hice a Jennifer, de las veces que me reí de ella y me burle hasta cuando su madre murió, ¿Fui tan desalmada? También recuerdo cómo éramos unidas de niñas, cómo tomábamos él te en el jardín trasero de mi casa y nos subíamos a los columpios que tenía bajo un árbol, todo cambio luego de ese verano, claro que lo recuerdo.

—¡Estúpida como te atreves! Mi rostro vale cientos de miles de dólares, juro que si me dejas alguna marca me las vas a pagar caro — Veo que se aleja gritando mil y un cosas que ni le presto de atención, permanezco unos minutos más metida en mis pensamientos, recordando tantas cosas que no quería, salgo de ahí aún como un zombi absorta en mis pensamientos, vago horas por las calles de la ciudad ya no me importa si me ven o reconocen, aunque dudo que el círculo que yo frecuentaba este por estos sitios, ambulantes vendiendo comida, otros ofreciendo copias casi exactas de tantas marcas, hasta veo algunas mujeres que se dedican al oficio más antiguo del mundo.

—Pruebe, señorita, — me dice una amable anciana, ofreciéndome unos bollos fritos rellenos de no sé qué.

—No, gracias—la rechazo de la manera más amable, cosa sorprendente en mí, diría hasta mi padre, mi padre, el hombre que tuvo la solución a mis problemas y simplemente no quiso salvar a su única hija de la desgracia.

—Se ve que usted no come bien últimamente, no se preocupe no es frita, le cuento un secreto son al horno — Me impacto, ya que el aspecto que tenía era de ser frito y por ende demasiadas calorías para mí, acepte su ofrecimiento y termino siendo lo más delicioso que he probado, está relleno de una especie de salsa con pollo al vapor.

Quede tan fascinada que le compre varios con los pocos billetes que aún tenía y con los otros compre lo que mi paladar me permitió reconocer como sus ingredientes, tengo una idea solo espero que Jennifer no ponga impedimentos, solo quiero saber si puedo hacerlo, es extraño como a las personas nos puede cambiar el humor de un momento a otro.

—Jennifer, voy a usar tu cocina, espero que no te moleste — Ella solo asiente con su rostro, creo que está absorta en sus propios pensamientos, que ni sabe qué le pregunté.

Empecé con la masa no la hice muy delgada, porque al ser al vapor como lo quiero hacer yo puede reducirse, luego mezcle el pollo desmenuzando con un poco de salsa blanca como el de los fideos y le agrego unas picanas, lo envolvió como el bollo que comí en ese mercado ambulante y lo metí primero uno probando unos minutos cuando lo saqué vi que no estaba como yo quería y probé con otros dos.

Cuando estoy en la cocina es como si mis penas quedaran atrás no tenía idea que algo así se pudiera dar, no sabía que esto pudiera ser tan entretenido no sé cuándo paso exactamente, pero finalmente lo logre y los bollos al vapor como los he bautizado quedaron perfectos, le prepare una pequeña ensalada de lechuga morada, pero diminutas y quedo como el de esos restaurantes a lo que solía asistir sin imaginar la magia que había detrás, por primera vez en mucho tiempo me siento satisfecha conmigo misma. Yo misma me aplaudo, no hay nadie a mi alrededor que diga bien hecho Britany, pero creo que la principal crítica soy yo y me siento más que satisfecha hasta podría hacer baile de la victoria y me detengo en seco, esos a veces los hacía de pequeña cuando jugaba con Jennifer, estoy empezando a creer que de verdad le hice mucho daño, ella que fue mi única amiga hasta los diez años por siempre fui muy tímida ella me acompañó cuando nadie lo hacía, pero con el tiempo yo la hice sentirse menos que la nada, en el fondo tengo que aceptarlo me equivoque



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En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

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