Besties Perfectas

28

JENNIFER

Me quedo en shock al oírla hablar de esa manera como si hubiera entrado en un trance del pasado, mi hermano viene detrás de mí, ya que estoy muy enojada con él, quiere acercarse, pero hago que se detenga con una de mis manos, sentí una angustia verla así, como cuando éramos niñas y se distanció de mí empezando a tratarme mal hace ya dieciocho años de eso.

—¿Qué le sucede? Dime, Jennifer — Su rostro ahora nota preocupación. Conozco a mi hermanito y sé porque la trata de esa manera, se niega a la idea de sentir por ella lo que sentía hacía años, no quiero que lo lastime y la única manera que cree correcta es mostrándose duro e indiferente frente a ella.

—No sé qué le pasa, pero sería mejor que la lleves a nuestra casa, cárgala — Por un momento duda, pero luego la carga como si fuera una delicada loza que podría romperse si se cae, ella aunque está con los ojos abiertos lleno de lágrimas, no nos mira, está como perdida en sus pensamientos a la vez que se sujeta del cuello de Owen, estoy asustada, la veo en un estado tan destruido, la veo como siempre creí que debiera estar, hecha trizas, destrozada y miserable, pero no me gusta, no quiero verla así, sé que en el fondo de su corazón aún existe esa niña pequeña con la que jugaba a las muñecas o a los piratas. No pienso dejarla sola, tal vez no podamos ser las amigas que fuimos, pero no pienso dejarla sola y lo más importante, quiero saber qué le pasa.

Finalmente, se durmió, está en una de las habitaciones libres de la casa, hasta mi querida Lissi la está cuidando, no se ha despegado de ella desde que la trajimos. Bajé un vaso de agua, estoy agotada. Adicionalmente, por eso no he tenido noticias de Justin.

—¿Hermana, tienes alguna idea? ¿Qué fue todo eso? — Sé que también está sorprendido con miles de preguntas rondando en su cabeza, al igual que yo

—Mamá, seré buena hija, solo quiéreme un poquito. Si me quieres, te prometo que te hará caso y me alejaré de mi amiga Jennifer. Sí, sí, mamá, te haré caso.

—Hermano, no lo sé —. De pronto una idea surge en mi cabeza, pero solo sabré si es verdad cuando ella despierte y ver si es capaz de decirme si es cierto o no lo que estoy pensando.

—Voy a salir, voy a averiguar qué pasó en esa ratonera llamada hospedaje, ese viejo decrépito me tiene que decir si se atrevió a hacerle algo, porque si le tocó, aunque sea un — se quedó en silencio sabiendo qué había pensado en voz alta.

—Owen, tú aún la quieres como aquel niño de lentes de pequeño que le prometió alguna vez crecer para casarse con ella —aún recuerdo aquel día.

—¡Hermana, hermana, ella me dijo que cuando crezca se va a casar conmigo!

—Mmmm ¿Estás seguro de que Britany te lo dijo?

—Sí, hermana, y cuando crezca seré policía, el mejor policía para cuidarla y que nadie le haga daño.

—Entonces, crece, hermanito, crece pronto.

No me responde y se marcha, aún está en uniforme, así que no sé si eso está bien, ojalá no haga una locura. Yo me quedo con mis pensamientos, recorro mi casa, hasta que veo un pequeño ratoncito de campo salir del sótano de mi casa.

—Pequeño rufián, algo habrá estado sacando de ahí — Abro la puerta del sótano y veo todo lo que era de papá y mamá guardado en cajas, algunos cuadros de mi hermano, yo de pequeños, yo en las piernas de papá y mamá cargándolo siendo un bebé. Acaricio el cuadro con mi dedo, delineando el rostro de mis padres. Mi mamá era muy hermosa y una excelente cocinera, creo que por eso me gustó tanto la comida de Britany porque me recuerda a mamá. Cuando era pequeña quería ser como ella, cuando la oía cantar mientras colgaba la ropa en el patio trasero era como oír a un ángel y el sol caer sobre su cabello le daba más carácter a esa teoría, muchas veces veía como papá y ella bailaban como dos enamorados en la sala de esta casa, por eso me negué a venderla, son demasiados recuerdos que jamás podría hacer algo como eso.

Escucho los ladridos de Lissi, dejo todo donde estaba y corro escaleras arriba. Finalmente, veo el motivo de sus ladridos, Britany está despertando.

—¿Te sientes mejor? — Se soba los ojos, que deben estar ardiéndole después de tanto haber llorado.

—Supongo que sí, pero ¿qué hago aquí? Creo que es tu casa. — Debe sentirse extraña el verse aquí, después de todo sería el último lugar donde podría estar descansando.

—Te encontré en la carretera como viniendo de donde te estabas hospedando — Cuando terminé de decir eso, sus lágrimas empezaron a brotar, no como antes, pero ahí estaban.

No dije nada por unos minutos hasta que empezó a calmarse, le di un vaso con agua de una jarra que había traído antes para cuando se despierte.

—Ese hombre me lanzo a la calle como si yo fuera un animalito, como si fuera cualquier cosa, siento que eso fue la gota que derramo el vaso, todo me sale mal desde la muerte de mi madre todo ha empezado a ir en picada, la perdí a ella Jennifer, la perdí hace tres meses, que la muerte me la arranco de los brazos.

Eso es algo que yo no sabía, no sabía que su madre había muerto, ahora entiendo varias cosas.

—¿Y tu padre?

Y como si fuéramos las viejas amigas que alguna vez llegamos a ser, me empezó a contar la historia desde la enfermedad de su madre hasta el día de hoy, no puedo creer que su padre haya hecho algo así, él pudo ayudarla, pero no lo hizo la orilló a llegar aquí y cambiar su vida, esa agencia debe ser como su vida misma, para un sacrificio como el que ha estado haciendo en los últimos casi dos meses.



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En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

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