Besties Perfectas

31

BRITANY

Cuando ella me dijo

—¿Por qué me estás ayudando, Britany? Ya no peleas conmigo, no me refutas nada y aceptas todo de buena gana, hasta consejos me das.

Me puse a pensar en ese instante todas las cosas que me han pasado en estos casi dos meses, la muerte de mi madre quien era mi modelo a seguir, la perdida de mi empresa, el hecho que mi padre se negara a ayudarme, el regresar a este pueblo hasta en las palabras de Owen recalcando cada vez que podía el daño que le había hecho a su hermana, el tener que trabajar para Jennifer, además del maldito cerdo que me toco de esa manera, ese tipo lanzándome a la calle como si yo fuera cualquier cosa, todo eso tuvo que pasar para yo tocar fondo, para decir que ya no podía seguir así. Muchas veces me reía cuando la gente murmuraba a mi alrededor diciendo que algún día me arrepentiría de ser la bruja que era, cuantas veces me burle de Jennifer cuando me dijo que tarde o temprano le pediría perdón y como la vida es un boomerang todo se me devolvió y por mi paz interior tuve que agachar la mirada y pedir perdón, no voy a decir que al momento en que lo hice sentir un peso menos, pero eso es algo que con el paso de los días voy sintiendo de a pocos.

—Después de todo, si quedo perfecto —Mientras admiraba el letrero en letra dora de LA TALLA ES LO DE MENOS aunque la tienda era pequeña había quedado hermosa, tenía un pequeño cambiador en tono blanco con espejos por todos lados, además de un almacén en la parte trasera y sé que Jennifer tuvo que pagar un adicional para que este tenga un baño por lo menos un lavado, es que a idea de ella cuando una chica grande se prueba ropa, puede agitarse o sonrojarse y lo mejor para refrescarse es un poco de agua del grifo, nunca me puse a pensar en eso y bueno supongo que si ella lo dice es porque ella sabe y eso no lo digo en son de burla o por el estilo, lo digo porque ella está tienda lo ha puesto desde el punto de vista personal de ella misma, como dijo aquel día.

—Lo que yo quiero es que se sienta como si estuvieran en una tienda normal, pero donde también sientan que las entienden, que las comprende y en eso soy una capa.

—Señorita, ¿Está segura que quedo bien? — Me dice el muchacho, quienes ligeramente un poco más alto que yo, tiene el cabello todo rapado y las facciones dura, por algún motivo lo comparo con Owen, qué tonta no sé por qué pensar en él en este instante, decido subirme a la pequeña escalera para poder mover el letrero un poco y luego verlo desde una distancia prudente cuando de pronto siento que me balanceo un poco y caigo para atrás, pero el amable muchacho me sostiene regalándome una sonrisa yo me quedo como estática sin saber cómo reaccionar, cuando de pronto escucho un carraspeo y él me ayuda a pararme alzo mi mirada y es el hombre que se aparece en mi mente a cualquier momento de día sin permiso alguno y mucho más cuando lo vi de casualidad casi desnudo en su baño hasta en mis sueños se ha metido y ha provocado cosas que no debería, me fastidia despertar agitada por culpa de esos estúpidos sueños.

—Se supone que usted está en horario de trabajo y cuanto a ti Muños, te espero en la estación en el transcurso del día, aunque te mande a hacer un favor fuera de tu horario de trabajo no era para andar flirteando con esta “Señorita” — Esa última palabra la sentí tan irónica como si pusiera en tela de juicio mi honra y reputación, sé que no soy una santa, pero desde que llegue a este pueblo por mi mente no pasa enredarme con nadie, pareciera que todo lo que concierne a mí le fastidia, ni porque ya sabe que me disculpe con su hermana y estoy tratando de hacer las cosas bien me deja en paz, llevo diez días viviendo en su casa y no me dirige la palabra.

El muchacho sale casi como un rayo de aquí, entonces era eso lo que veía en común con él. También es policía, qué irónica la vida, ando pensando que debería coquetearme tal vez un bombero y alejarme de los oficiales de la ley.

—Me parece tu comentario muy desatinado, porque al final él estaba fuera de su horario de trabajo y podía coquetear conmigo como le diera la gana. — No pensaba decir algo como eso, pero me da rabia que se crea con derecho a juzgarme como se le antoje y cuando sea.

—Se supone que estás trabajando para mi hermana, no buscando a quien ligarte, si sigues así va a perder la apuesta.

—Si paso ese tiempo de un mes, Owen Reynolds Salvatore, tendrás una cita conmigo y si yo pierdo, haré lo que quieras, sea lo que sea que se te ocurra.

Había olvidado esa bendita apuesta, con tantas cosas en mi cabeza pensar en eso no estaba en mis planes, como dice ese video que se hizo viral “MIRA LO HICISTE MENSA” Pero de algo estoy segura, es que estoy haciendo las cosas bien y tal vez al final tenga una cita con él, no sé en qué estaba pensando, soy una tonta, creo que hablaré con ella, no sé si quiero cumplir esa promesa o el propósito de mi estadía aquí, tengo mucho en que pensar.

—Piensa lo que quieras, Owen, al final y al cabo a quien debo darle explicaciones de mi comportamiento: “COMO EMPLEADA” Es a tu hermana, no a ti, esta es su tienda, así que si me permites seguiré trabajando y no por la apuesta, sino porque quiero irme pronto de aquí y no verte la cara. —Quiero irme pronto, no por recuperar mi empresa, ya que ni de eso estoy segura. Quiero irme pronto porque la presencia de Owen me altera de una manera que no me gusta, de una que hace que me ponga nerviosa y siempre quiera estar a la defensiva con él. Como si de alguna manera mi corazón latiera tan rápido que pareciera que está en una carrera de autos, trato de mostrarme fuerte frente a él, pero no siempre podré serlo.



#1151 en Novela romántica
#400 en Chick lit
#384 en Otros
#142 en Humor

En el texto hay: secretos, amor

Editado: 28.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.