Bethel

Capítulo 2~ ¿Te conozco?

Me levanto del piso con un dolor increíblemente fuerte en mi espalda y cuello, recuerdo lo que sucedió ayer en la noche, seguramente debió ser un sueño o algo parecido. Sé que muchas de las cosas a las que les genero una teoría no tienen realmente una prueba, soy una persona conspiranoica pero no quiere decir que sea una loca que cree en sus propias teorías, al menos no siempre y lo que pasó anoche no será la excepción.

Dirijo mi atención al reloj en una de las paredes y cuando me percato de la hora, me levanto de un salto del lugar en el que desperté; son las 7:30am y se supone que ya debería estar en la primera clase. “Mierda, mierda, mierda”. Me agacho para sacar la maleta que está debajo de mi cama, donde guardo todas mis pertenencias; desempaco una toalla para el cuerpo y salgo corriendo hacia el baño al final del pasillo.

Es una casa bastante grande, en la que posiblemente vivía una gran familia, pero su dueño es un hombre de unos cincuenta y ocho años. Mi madre lo conoció antes de mis planes de estudio en Bethel, gracias a unos amigos antiguos de su escuela.

Cuando por fin llego al baño, noto que hay una larga fila de estudiantes esperando igual que yo. “Si… a este ritmo jamás voy a llegar, primer día tirado por el desagüe”.

⸺Hola—. Una voz me saca de mis pensamientos.

Es una chica morena, delgada, con una larga cabellera, cejas definidas, piel de porcelana y unas pestañas que lograrían seducir a cualquiera.

⸺Umm… ¿Hola? —sonrío amablemente juntando un poco mis cejas, con dirección a la chica.

⸺Oh, lo siento. Soy Kristen. —extiende su mano hacia mí. —Y ¿Tú eres? —una sonrisa gigante se dibuja en sus labios.

⸺Mmm… Me llamo Atenea. —respondo igual que ella a su saludo con mi mano.

⸺¿Cómo la diosa? —inquiere.

⸺Justamente—. Sonrío de nuevo con aburrimiento.

⸺Increíble, me hubiera gustado tener ese nombre —mira hacia una de las paredes como si estuviera reflexionando. Nos quedamos en un largo silencio⸺. Y ¿vives cerca?

⸺Vivo aquí. —respondo con obviedad.

⸺Kristen ríe incómoda. —Claro, soy tonta ¿no? Todos vivimos aquí.

La fila avanza y sin darme cuenta solo faltan dos personas para dejarme llegar a mi destino, salir corriendo, vestirme en un abrir y cerrar de ojos e ir como estrella fugaz para la facultad, que solo está a unas cuantas calles de distancia, así que no me preocupo realmente por el tiempo que me llevará correr hasta la universidad; sin mencionar que en la escuela era una de las mejores corredoras.

Cuando por fin logro llegar a la puerta del baño, giro de prisa la chapa de la puerta y la tiro de golpe cuando ésta por fin se encuentra detrás de mí. “no me importa si le rompí la nariz a alguien detrás con ese golpe, en este caso Kristen”.

Me baño a la carrera, abro la puerta y salgo corriendo hacia mi habitación, llamando la atención de la mayoría de personas que siguen en la fila.

Me pongo un conjunto de ropa interior, un jean elástico color azul claro, unas baletas de charol y una blusa con algunas trasparencias que dejan ver el color de mi piel, además de mi brasier. Escojo la primera chaqueta que encuentro, me cuelgo mi morral y corro hacia la salida de la gigantesca casa.

Mientras voy caminando por la calle me encuentro de nuevo con el poste de anoche, los cables están cortados y en el pavimento hay algo rojo; parece… ¿sangre?, pero de nuevo deshecho esas ideas locas y continuo con mi camino.

Entro al edificio y corro para alcanzar a llegar a lo que queda de la clase: Teoría del conocimiento. Esquivo a unos cuantos estudiantes y cuando estoy próxima al que se supone es mi salón choco con alguien haciendo que sus libros queden tirados por todo el piso. Me agacho sin mirar al sujeto para ayudar a recoger todo este desastre.

⸺Lo siento. Lo siento. No estaba mirando. ―me disculpo por mi torpeza.

⸺No te preocupes, no es usual que en mi vida aparezcan chicas lindas tirándome los libros al piso.

Cuando levanto mi mirada hacia el autor, me quedo tiesa de nuevo, es el chico que estaba ahorcando a la muchacha al frente de mi habitación en la carretera.

Creo que en mi cara se refleja el terror que este encuentro me produce al recordar lo que hizo. Me levanto despacio hasta que pueda quedar en mi campo visual para poder detallarlo con claridad. Su cabello es de un color azabache, su tez es bastante pálida, tiene labios gruesos con un color rosa, su cara es bastante simétrica y si soy honesta también es bastante atractiva; pero por otro lado al analizarlo por completo creo que sufre de anorexia o algo similar.

⸺Claro, supongo.  ―recojo los libros con mis brazos y se los devuelvo, finjo una sonrisa apretando mis labios de forma incómoda.

Doy media vuelta para seguir con mi camino e ignoro la presencia de lo que sea que sea ese chico o cosa. Golpeo la puerta del salón con la esperanza de que el profesor o profesora me abra, lo cual es muy poco probable porque llegué tarde, llegué tarde el primer día. Cierro los ojos y cruzo los dedos pidiéndole en forma de susurro al creador del mundo que la puerta se abra.

Al sentir los rayos de sol pasar por entre mis párpados abro de ipso facto los ojos; con la intensión de recitar una disculpa preparada desde que salí de la habitación.




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