Bethel

Capítulo 4~ Los nuevos conocidos pocas veces son buenos

Estoy sentada junto a mi tío, con su mano entrelazada a la mía, llorando. Los médicos no saben si quedará en estado vegetal o si será capaz de recuperarse, nadie entiende cómo pasó, nadie entiende porque frenaron, porqué se abrió la puerta o porqué simplemente mi tío no murió también.

No sé si seré capaz de reponerme, no sé si quiero seguir estudiando y tampoco sé porqué mi madre o mi tío no querían que estuviera en esa casa. Independientemente de lo que pasó, no tuve tiempo para despedirme de mamá y estoy más que segura que si ella estuviera en mi situación seguiría adelante, con sus actividades diarias, claro, con un dolor profundo, pero ese sentimiento lo mantendría en secreto, después de todo siempre se debe ser fuerte, no se debe caer nunca y las adversidades solo son eso, adversidades; las cuales el creador o incluso la vida nos pone a cada uno dependiendo de nuestra madurez y capacidades. Es como cuando levantas pesas, no puedes intentar subir el kilogramo de los discos si no tienes el suficiente músculo o fuerza para levantarlos; personalmente, creo que esto es más mental que físico, pero lo usaremos de ejemplo.

⸺¿Buenas noches? Señora… ¿Fisher? ―entra una de las jefes enfermeras a la habitación.

Cuando escucho como me llama la mujer, el dolor vuelve, así llamaban a mi madre cada vez que ocurría algo, cualquier cosa, mi entrega de notas finales, las cartas, las compras, en la calle, los vecinos, mis maestros, etc…

Me levanto del horrible e incómodo sofá en donde estaba hace un momento sentada y camino hacia la ubicación de la enfermera. ―Sí, soy yo. ¿Qué pasa?

⸺Siento mucho decirle esto, pero si el señor se queda después de lo que falta para completar las 24 horas desde su ingreso, tendrá que pagar por su estadía.

⸺¿Y el seguro? ¿No lo cubre?

⸺Mmm… El señor no cuenta con ningún servicio para su salud.

⸺¿Qué?

⸺Sí, de hecho, nunca ha tenido uno según los informes que tenemos.

Toco mi barbilla intentando atar cabos, pero por más que pienso es imposible, a menos que nunca se enfermara y eso también es imposible. Somos humanos y todos nos enfermamos, así sea una simple gripe, pero eso no justifica que jamás en su vida haya tenido algún seguro médico.

⸺Umm… Entonces… ―cierro mis ojos y dirijo mi cabeza hacia atrás en medio de un suspiro.

No sé qué hacer, el dinero no me sobra y lo poco que tenía me lo gasté para llegar hasta aquí, honestamente no sé si mi madre tendría un poco en la granja, pero de aquí a que llegue, cruce la frontera ida y vuelta y encuentre en alguno de los escondites de mi madre para guardar dinero, el dinero, se vencerían las 24 horas gratuitas.

⸺Yo podría ayudar. ―escucho una voz desconocida proveniente del exterior de la habitación.

Levanto la mirada para observar al dueño de esa voz. Es un hombre de unos treinta y siete años, tiene un bléiser oscuro, un pantalón casual color beige que hace juego con los zapatos de cuero color café de estilo jaycosin que lleva puestos. Su cabello es castaño, ojos oscuros, cejas pobladas y definidas, al igual que sus labios, nariz perfecta, con una contextura maciza por sus músculos, pero a la vez delgado.  

Una de mis cejas se levanta porque jamás en mi vida había visto a este hombre.

⸺Yo pagaré la estadía. ―habla de nuevo el hombre.

⸺Perfecto, en un momento le traigo los papeles para el diligenciamiento. ―informa la enfermera para ambos.

El hombre asiente en dirección a la muchacha, para finalmente fijar su atención en mi rostro y dejar salir una sonrisa amigable. ―Sé que debes estar confundida, pero puedes confiar en mí. Soy Randy Kripson. ―explica.

Junto mis cejas evidenciando mi desconcierto. Jamás en la vida había visto a este hombre, y mucho menos había escuchado su nombre.

⸺Soy… ―suspira con sus labios en forma de sonrisa. ―Un ex de tu madre.

⸺Y, ¿qué le hace querer pagar la estadía de mi tío? Va a ser una gran suma. Los médicos no saben cuánto tiempo se quedará así. ―giro mi cabeza en la dirección al cuerpo de mi tío. Acostado en la cama del hospital, con ojos cerrados y una aguja que se adhiere a la dorsal de su mano.

⸺Tu tío fue, es, uno de mis mejores amigos y aunque tu madre por alguna extraña razón decidió cortar cualquier tipo de contacto conmigo, quisiera hacer algo por ella y por supuesto, algo por mi mejor amigo y su hermano.

Sé que esta decisión que voy a tomar tal vez no sea la indicada, tal vez me arrepienta y tal vez me ocasione grandes problemas en el futuro por aceptar dinero de desconocidos, no le creo toda la historia de ser el típico buen hombre que fue abandonado por la chica linda, en este caso mi madre. Si mi mamá lo dejó tirado de esa forma habrá sido por algo, nunca hacía nada sin tener justificación razonable o sin pensarlo dos veces.  Pero no tengo opción, así que decido correr el riesgo.

⸺Bien, hágalo, si usted quiere, si tiene los medios.

⸺Gracias. ―el sujeto mete ambas manos en los bolsillos de su pantalón.

Asiento con mi cabeza y me doy vuelta para volver a quedar frente a mi tío. Me envuelvo en mis propios brazos con la intención de obtener algo de calor, porque salí de mi habitación sin una chaqueta adecuada.




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