Bico de Zume | Ellos son mis hijos

Capitán 1: una decisión segura

Eva, meses antes, al otro lado del país.

Algunas personas tenemos la suerte de acertar mientras somos jóvenes con lo que queremos para nuestras vidas. Qué queremos estudiar, dónde queremos vivir, con quién queremos hacerlo son todas cuestiones que nos hacemos día a día -o por lo menos yo me las hago- y que ayudan a tener las metas claras.

Todo es importante para construir nuestro propio camino y yo llevo casi veintidos años consiguiendo cumplir con mis objetivos, con todo aquello que tengo organizado y calculado, para que lo que suceda en este momento y en los próximos cuarenta años no me pille desprevenida.

Como todos sabemos solo se es niño una vez, solo se es adolescente una vez y -como no- solo se envejece una vez, por lo que no he dudado en aprovechar los momentos más especiales para guardar bonitas memorias de todo lo que he hecho.

Y para eso tengo una bonita cámara fotográfica. No es nada profesional, tampoco una pasión o un hobby, simplemente con ella inmortalizo mi vida y recuerdo con alegría lo que ya he hecho.

Disfruta de todo el proceso y no te arrepientas de nada.

Ese es mi lema y hasta el momento le he sido fiel.

Durante los últimos cuatro años he estado estudiando la carrera de mis sueños, turismo. Y ahora, en cuanto el bus metropolitano logré subir la colina que hay hasta la facultad, daré un nuevo paso en mi vida. Uno muy especial. Uno que sin duda dejaré en la memoria de la cámara hasta que tenga tiempo de revelar la foto y de ponerla en algún álbum estéticamente correcto.

Miro a mi viejo reloj -uno que probablemente sea incluso más antiguo que el vehículo que me lleva en el día de hoy- y lo escondo de nuevo bajo mi chaqueta. Llego bien, no tengo que preocuparme.

En diez minutos empieza la reunión más esperada por mí en lo que llevo de curso y en lo que llevo de carrera: el reparto de destinos para las prácticas externas del último curso del grado en turismo.

Aún no me lo puedo creer.

¡Si todo sale según lo programado en muy poco tiempo estaré trabajando en el hotel de mis sueños en la ciudad de mis sueños!

Una locura que sé que prácticamente es un echo al tener la mejor media de mi promoción.

El esfuerzo tiene su recompensa, en serio

Bajo del bus en la parada y camino sin mirar atrás por la acera, mis zapatillas tiene buena amortiguación por lo que no hago ruido y eso me permite correr sigilosamente hasta el aparcamiento donde he visto que está el coche de mi mejor amiga aparcado. Quedamos con vernos aquí esta mañana con la idea de entrar juntas a la reunión.

-¡Julia! -le llamo para que note mi presencia mientras saca una bolsa del maletero.

-Hola, Eva -su tono bajo casi desalmado no refleja el mismo entusiasmo que siento yo.

Y lo entiendo.

-¿Lista para la reunión?

-¡No me van a coger! -lamenta y no le falta razón.

Julia al contrario de mí no es tan buena en los estudios. Juro que es increíble en absolutamente todo, pero los exámenes se le complican un pelín.

-Tía, seguro que encuentras un hotel maravilloso. Ten confianza.

Nos disponemos a caminar por los minimalistas jardines exteriores sin pisar la hierba, ya que parece que está recién regada. No tardamos en llegar a el auditorio donde se hará la convocatoria.

Durante el camino no dudo en intentar darle esperanzas, es mi amiga, la quiero mucho y me entristece el saber que nos tendremos que separar por unos meses.

Yo me voy a la ciudad de mis sueños y ella a algún lugar en el que la quieran.

Las butacas se van llenando y el clima me pone algo tenso. En el escenario ya se encuentran algunas de las personas que dirigen los proyectos y todos los tutores que nos acompañarán en esta asignatura. Lo sé porque he investigando, el que me interesa es el Doctor Vara. Él se encargó el año pasado del hotel al que quiero optar.

La reunión comienza después de hacerse el silencio en la sala y la coordinadora empieza a explicarnos todo lo burocrático. No voy a mentir, el aburrimiento me estaba matando pero por lo menos la ilusión me mantenía algo atenta.

-Entonces, lo que haremos será llamaros por orden de preferencia -empieza a explicar uno de los profesores-, recogeréis vuestros documentos y en ellos tendréis que marcar las diez opciones preferidas dentro de una lista en la que están todos los destinos existentes. La primera, vuestro destino soñado. La última, el menos querido.

-¿Alguna duda? -habla la coordinadora de nuevo.

Nadie parece tener dudas por lo que estamos unos pocos segundos en silencio. Hasta que comienza lo que me interesa.

-Eva Vila Loureiro.

Mi turno.

Me levanto y camino con una sonrisa hasta el escenario, allí me dan los papeles, agradezco y vuelvo a sentarme.

-¡A ver! -me pide ansiosa Julia.

La verdad no sé aún si el Hotel Valgrus que quiero se ha ofrecido, sería toda una decepción que del año pasado a este decidiera dejar de participar.

Juntas buscamos en la lista el hotel. Por un momento me tenso al no encontrarlo pero sí, si está.

Hotel Emilia Pardo Bazán by Valgrus.

Mi hotel.

El resto de alumnos se van levantando por su lista y durante este tiempo Julia se pone más y más tensa. Cada persona que pasa es un estudiante que tiene mayor preferencia para elegir.

—Te toca ahora. —Le aviso para que se levante y efectivamente estaba en lo correcto. En seguida le llaman para que se acerque.

Tras su turno no quedan muchos más por salir, en unos diez minutos conseguimos estar fuera pensando como hacer para solucionar el problema más grande que se nos ha planteado.

Hemos estado juntas por los últimos cuatro años aquí en Madrid. En una semana nos vamos a nuestros destinos y yo sí o sí me voy a Marineda.




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