Al ver la televisión me siento observada, es como si una presencia estuviera cerca de mí, cuando miro hacia algún lugar, percibo que algo se oculta rápidamente, no creo estar enloqueciendo, ni mucho menos volviéndome paranoica, a pesar que no le temo a lo paranormal, sí creo en su existencia, se dice que si un corta viento suena sin ninguna brisa es porque algo sucede, pero no se puede ver ni sentir nada.
Me encontraba sentada en el sofá descansando después de un agotador día, cuando repentinamente miro hacia la escalera, pude apreciar que en la pared se proyectaba una lobreguez, la cual al mirarla fijamente se podría deducir que era la sombra de una persona sentada en uno de los escalones, continúe observando, decidí averiguar que podría proyectar aquella sombra tan proporcionada, lo asombroso fue que cuando me levanté y camine hacia la escalera, la sombra desapareció en un dos por tres, quede pasmada, atónita por lo sucedido, por la noche cuando regreso mi mamá del trabajo, le conté lo ocurrido
-hija, Quizás era su propia sombra y nada más- Dijo ella
-Tienes razón mamá, debió ser así
Para no seguir con el tema, le dije que tenía toda la razón, sabía que ella no me diría lo que quería oír, a la hora de dormir no podía conseguir el sueño, pero con el trascurso de las horas ni cuenta me di que me había quedado dormida, al amanecer desperté, oí ruidos provenientes del entretecho, nada alarmante, la madera siempre suena y aún más cuando ya no es nueva, tal vez algunos de mis gatos, paso la noche ahí, para terminar con la curiosidad, subí a ver de qué se trataba, pensé que me encontraría de seguro con Nami mi gatita de diez años, ella es muy escurridiza y siempre encuentra un lugar por donde entrar, pero esta vez no fue así, no había nadie, ¿entonces?, no hice caso y me quede con la idea de que se trataba de la madera al crujir y nada más, al bajar sentí una calidad brisa que subía, pero fue solo cuestión de segundos.
Por la tarde llego Rosalía, para ayudarle a preparar una torta por el cumpleaños de su hermano, ya que en su casa el chico siempre esta, y se supone que es una sorpresa
-¿puedes ir a comprar los ingredientes?
-claro que si, iré ahora mismo- le dije
Mientras Rosalía buscaba la receta del sabor del biscocho favorito de su hermano, fui al almacén a comprar los ingredientes necesario, cuando regrese encontré a mi amiga con su rostro muy pálido, pero no me explico el motivo, procedimos a preparar la maza para los biscochos
-dejemos unos minutos y estará listo
-bien, ¿Qué hacemos ahora?- quise saber
-vallamos a tu habitación, debe estar desordenada como siempre
-no, no es un desorden así está decorada- me reí
Ella entro a mi habitación determinando que me ayudaría a ordenar, comenzó por recoger la ropa del suelo, realmente ella se encargó de todo eso, mientras que yo me ocupaba de recoger la basura y todo lo que implica tener una habitación limpia y ordenada
-Al fin, pensé que jamás terminaríamos- Rosalía dijo jadeando
-no seas dramática, no era tanto
-¿no era tanto?, había una pila de ropa sin ordenar
-si, en eso tienes razón- reí
Rosalía demostraba estar realmente exhausta, ella me pido que llevara el pastel por la mañana a su casa, ya que su hermano saldría con un amigo
-está bien, nos vemos
-procura no llegar tarde- me señalo con su dedo
Mi amiga subió a su vehículo, se despidió de mí, aun desconfiando que fuera a la hora indicada, ella más que nadie conoce cuán difícil me es levantarme “temprano” por las mañanas más un día de fin de semana, pero no tenía nada porque preocuparse, ya que ahí estaré tal como se lo he prometido.