Bienvenidos a ver, lo que muchos no ven

8. Rosalía, Pierde la compostura

Hoy es uno de esos días que amanece temprano, los rayos del sol iluminaban toda mi habitación, como era sábado mis padres se encontraban en casa, tendré que inventar un buen pretexto para salir de esta, volveré a hablar con Doña Blanca, no creo que Edwin este como ella quiere hacernos creer 
-no quiero regresar aquel horrible lugar- protesto 
-tampoco es tan malo, quiero que me devuelva mi dinero 
-dalo por perdido, ella no nos recibirá  
Salí de la casa junto con Edwin, les dije a mis padres que pasaría el día con Rosalía, había transitado por la misma avenida durante años y jamás me había dado cuenta que ay una universidad, hasta ahora que su gran afiche llamo mi atención  
“son millones de conocimientos que buscan ser liberados por un gran pensamiento, matricúlate en la universidad Liamaia” 
Edwin se detuvo un momento, por un instante no dijo nada, le tome de la mano y èl continuaba mirando, al preguntarle qué le sucedía, solo respondió que siguiéramos caminando, le note algo contrariado 

-vamos a casa de Rosalía ¿mejor?- le propuse 
-no creo que sea una buena idea, ella me teme 
-podrías regresar a casa 
-no, tengo algo que averiguar 
Tras decir aquello le vi alejarse, retome mi camino hasta la casa de mi amiga, pensé que lo mejor sería ir a hablar con ella, salir de dudas sería más fácil  
-necesito hacerte algunas preguntas- le dije al verla 
-claro, adelante, estoy desayunando 
No sabía cómo formular la pregunta, mi amiga es muy estérica y por cualquier tema extraño entra en pánico, la acompañe hasta la cocina donde arriba de un mueble se encontraba un microondas, Edwin se reflejaba claramente en este 
-¿Qué haces acá? –dije entredientes  
-shhh 
Le di una mirada a Rosalía, quería decirle que frente a ella se encontraba Edwin, que no había nada que temer, es un chico más, con la única que èl no tiene vida, le señale a mi amiga que mirara hacia donde este se encontrara 
-¡no puede ser!- exclamó antes de desmayarse 
No pude entender su reacción, si Edwin no asusta, èl la tomo en sus brazos dejandola en el sofá, debíamos esperar a que se despertara, su testimonio era fundamental, necesito saber cómo se ve èl ante otras personas  
-vete de mi casa, tú y aquel fenómeno- nos gritó al despertar 
-¿Qué te hace creer que èl viene conmigo? 
-tu eres la única loca, para hacerse amiga de un fantasma 
-necesito hacerte un par de preguntas  
-¡ya vete!, no quiero que vuelvas a mi casa, no por ahora 
Regresaremos cuando se calme, Edwin se disculpó tras aparecer sin previo aviso, solo quería asegurarse por sí mismo que todo esto es algo real. Nos marchamos hacia la casa de Doña Blanca, quien al vernos nos miró con desagrado 
-no tiene nada que hacer acá- dijo molesta 
-lo sentimos, pero quisiéramos hablar con usted 
-no, les di la oportunidad, y no han creído en mi 
No nos quedó más opción que darnos la vuelta, sé que le trate de charlatana, pero a simple vista nadie podría creer que el chico que has hallado en el entretecho de tu casa, no tiene vida, menos si le ves como si la tuviera 
-vamos al parque, hay algo que quiero decirte- Edwin me tomo de la mano 
-por supuesto, quiero oírte   
Nos sentamos en una banca bajo la sombra de un árbol, le note algo nervioso, incluso algo tembloroso, trate de acariciar su mano, pero èl la quito violentamente 
-ya no queda más opción, ayúdame a averiguar que me mantiene aún acá- mantuvo la mirada en el suelo 
-cuenta conmigo, tratare de ayudarte en todo lo que sea posible 
-gracias, eres una amiga para mi      
Me ha sorprendió de que al fin se haya convencido, de camino a casa pasamos por aquella universidad, mirándola fijamente era la misma de mi visión, me quede observándola, mientras que Edwin camina adelante.  Durante toda la noche me devele, solo quiero buscar una manera de ayudar a Edwin, se supone que si tenía veintiún años, debía ir a la universidad. ¡Eso es! Me levante y fui a la habitación de huéspedes 
-¿ibas a la universidad? – desperté a Edwin 
-eh, creo que si ¿Por qué?  
-creo que he encontrado algo genial 
Le explique acerca de mi visión, él se sorprendió, le pregunte acerca si conocía el nombre de la Universidad a la cual èl asistía, pero lamentablemente no lo recordó, por más que trato, tengo el presentimiento de que si su muerte lo mantiene aquí, es porque falleció de una manera violenta y por eso no lo recuerda. 
-¿Crees que eh te tenido un accidente?- Edwin frunció el ceño  
-si, según la información de la página web 
-de ser así, quizás fue una noticia que debió aparecer en algún periódico local 
En eso tenía razón, ingrese su nombre en la web, buscando y buscando pero no encontraba nada, pero sin fechas no podíamos esperar mucho, para colmo Edwin no recuerda nada, solo tenía en su mente la imagen de un estacionamiento y nada mas 
-algo ha venido a mi mente- dio un brinco 
-habla ya, por favor 
-mi dirección es Tierras Blancas  
-me sueña el lugar, pero creo no conocerlo, indaguemos acerca de algún cementerio cercano 
-¿Quieres encontrar mi sepultura?  
-sí, anuqué suena algo extraño, pero allí encontraremos tu nombre completo y fecha de deceso 
De no hallarla, tendré que preguntar casa por casa hasta dar con la familia de Edwin, pero ¿cómo les diré? es una historia poco creíble. 

 



#3618 en Detective
#1080 en Novela policíaca
#2541 en Paranormal

En el texto hay: amor, paranormal, investigacion

Editado: 10.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.