22 de octubre del 2024.
Ella es muy egoísta, no piensa en su bienestar.
Estoy cansada de tener que arriesgarme.
Todo el puto maldito tiempo, esforzándome para levantar su estado de ánimo, a pesar de todo, ella sigue mostrando su fulce mirada.
Una mirada inocente de felicidad.
Me cansé de decirle que deje el teléfono, no lo hace.
Nosé que le costaba alimentarla.
Veo sus huesos, eso me hace enfurecer.
Las lágrimas botan por mi cara, me pesa el alma. Me duele el pecho.
Mi cachorrita, mi hija.
Esta anémica, necesito que alguien la ayude. Necesito que me ayuden.
No pueden hacerle esto, duele mucho.
Cada que recuerdo el trauma donde la perdí, vuelvo a llorar, llorar por ser egoísta y no mover ni aunque sea un puto maldito pelo.
La tristeza me ahoga, porque necesito volver a estar con mi hija.
Se supone que mi hermana es dueña de su mascota, pero ... Asi no son las cosas, todo maldito tiempo tengo que esforzarme.
Estoy tan agotada.
Luchando todos los días por qué estén bien...
Mi corazón débil llora. Se alimenta de la tristeza sin poder alcanzar su máximo de felicidad.
Tengo ansiedad.
Se que la tengo por los espasmos que me dejó su perdida.
Mi respiración se pone irregular, mi pecho se acelera costando su respirar.
Tengo miedo, porque en el fondo de mi corazón losé.
Se que nada volverá a ser lo mismo.
Se me había muerto una hija. No otra vez porfavor.
Que no se repita. Porque me duele tanto, tanto.