Black Ghost

Capítulo 6: Un Héroe.

Me despierto en la enfermería de Herel, mirando un techo de vidrio que da vista a un cielo azul hermoso, ideal para quienes no están tan golpeados que parecen una piñata después de una fiesta salvaje. A mi lado, una sanadora Clase B aparece corriendo desde la esquina con tanto entusiasmo que casi se tropieza. Me limpio la sangre de los ojos y… ¡espera, esta chica me resulta conocida! Es idéntica a Yalet, mi maestra de magia del otro mundo, con su piel blanca y cabellos cortos y negro.

—Hola, soy Haru —dice, sin darse cuenta de mi cara de “¿es en serio?”—. No soy tan buena como mi mamá, pero te voy a poner una inyección para el dolor. ¡Ni lo vas a sentir!

—¡Espera! —intento decir, pero antes de que saque la aguja ya la ha clavado, y todo se vuelve negro.

Despierto en una habitación algo más cómoda, cuando otra sanadora entra. Esta parece saber más de mí que yo mismo.

—Soy Miranda. Bienvenido de nuevo a la realidad, Alberto. Estás bien y listo para salir, pero… bueno, tus "amigos" están enloquecidos por verte.

Genial, "amigos." Ni termino de digerir la palabra cuando la puerta se abre y ahí están todos, con la cara de quien espera una confesión jugosa.

—¡Alberto! Si Evelyn se entera, me mata. Esto es un secreto, ¿eh? —me dice Dery, con una mezcla de culpa y terror.

Lo miro, algo divertido y algo irritado.

—Tranqui, Dery. No quiero que esto se convierta en “La Venganza de mi Hermana.” Ya con el show de Berek tengo suficiente.

Yolanda se acerca, la Barbie de Herel en persona, pero esta vez con cara de arrepentimiento. Jamás pensé que la vería con una pizca de culpa.

—Alberto, lo siento mucho, de verdad. No sabía que esto iba a pasar…

—Tranquila, Yolanda —le digo, forzando una sonrisa—. No fue culpa tuya. El que se volvió Hulk fue tu abuelo.

Dery, siempre con ganas de explicar las cosas que nadie le pidió, suelta la versión completa de los hechos.

—Al parecer, Berek tenía vigilantes por todos lados y, cuando le avisaron que estabas a solas con Yolanda… ya sabes, entró como un rayo y sin previo aviso.

Ah, claro, porque lo normal aquí es tener espías y asaltos sorpresa. Yolanda ríe nerviosa.

—Mi abuelo es un Mago Legendario; nadie se atreve a decirle nada, ni siquiera cuando se pone en “modo apocalipsis.”

—¿Legendario, eh? ¿Y se gana moliendo a golpes a estudiantes o cómo va la cosa? —comento, aun sintiendo el dolor en la cara.

Dery se lanza en una charla sobre cómo “legendario” significa tener poderes únicos, ser casi invencible y ser una leyenda en la guerra de Norfort. Yo sigo sin estar impresionado.

—Miren, la verdad es que no me importa el currículum de Berek. Solo sé que tiene algo en mi contra y, francamente, ya tuve suficiente.

Yolanda me lanza una mirada retadora.

—¿Vas a dejar que te intimide? Mi vida es mía, y no tiene derecho a meterse.

Ah, claro, porque todo héroe de leyenda necesita que le destrocen la cara de nuevo por un amor juvenil.

—¿Perdona? —digo—. ¿Quieres que me enfrente a tu abuelo, el lanzarrayos con diplomado en golpizas? ¿Te parezco un príncipe medieval, Yolanda?

Ella frunce el ceño, claramente molesta.

—¿Así que vas a dejar que él decida por nosotros? Pensé que tenías más valor.

Me río, porque vamos, ¿esto es en serio?

—Ah, ¿y tú piensas que yo soy el protagonista de tu historia romántica? Si quieres enfrentarte a tu abuelo, adelante, pero no me pidas que me sacrifique en el altar de los héroes por ti.

Yolanda sale de la habitación, hecha una furia, mientras Dery me lanza una mirada de decepción nivel drama escolar.

—¿Sabes qué? Deberías intentar arreglarlo.

—¿Qué quieres, Dery? ¿Qué me anote para otra sesión de “Vamos a romperle la cara a Alberto”? —respondo, escéptico.

Dery se me queda viendo con cara de “¿en serio?”

—Voy a ir yo mismo a buscarla y, si tengo que inventarme una historia donde tú eres el príncipe preocupado, lo haré.

Lo veo marcharse, y mientras me quedo solo, pienso en lo cerca que estuve de un beso, y en lo muy, pero muy lejos que me parece ahora esa oportunidad, por culpa de su abuelo.

Quizás debería ir yo a buscarla también, pero, siendo sincero, el instinto de supervivencia me grita que no.



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En el texto hay: fatasia, cienciaficion, amordehermanos

Editado: 18.07.2025

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